Quinta Declaración en el proceso Hacia Otra Visión del Agua de ECOMUNIDADES

2005-11-28 00:00:00

EL TEMA AGUA PARA EL DESARROLLO DEL IV FORO MUNDIAL DEL AGUA, UNA GARANTÍA DE DESTRUCCIÓN ECOLÓGICA LOCAL Y GLOBAL, Y DE DESCOMPOSICIÓN SOCIAL

En una contundente confirmación de sus propósitos eminentemente financieros, el Cuarto Foro Mundial del Agua, México 2006, establece como el primer punto de su agenda AGUA PARA EL DESARROLLO. Y es que las utilidades de las empresas multinacionales y la propia viabilidad y buena operación del Banco Mundial, dependen de la supervivencia de su viejo evangelio del desarrollo que preconiza la mera creciente construcción de carreteras, presas, canales, puentes y otras obras de infraestructura, como trasvases, aeropuertos o pasos a desnivel, distribuidores viales, etc. y también de más escuelas, hospitales o bibliotecas, no siempre necesarios y muchas veces sin presupuesto para su adecuada operación y mantenimiento, que pueden llevar a los países como México a empobrecerse, para seguir financiando con su endeudamiento la perenne bonanza económica de los países ricos. Con ese engaño de un desarrollo indiscriminado, el Banco Mundial y los grandes inversionistas mundiales recomiendan a los países en desarrollo proyectos, políticas y legislaciones que serían rechazados en los países desarrollados, por lo oneroso y, sobre todo, por su notoria nocividad contra la Naturaleza y para el equilibrio social.

Desde su introducción, al inicio de la posguerra –por el presidente Truman de los EUA, en enero de 1947– la idea del desarrollo de los países, en sustitución de la vieja idea decimonónica británica del progreso, constituye una visión del mundo que impele a los países menos industrializados a copiar o tratar de emular a los países poderosos y a considerar como inaceptables o degradantes a las prácticas de subsistencia tradicionales o vernáculas y a cualquier otra forma de vida que no sea la establecida por los países desarrollados que detentan la hegemonía mundial.

En las últimas cuatro décadas ¡vaya si hemos aprendido lo que significa en la práctica el desarrollo!, y tal como lo entienden para el agua los tecnócratas gubernamentales, los empresarios voraces, las torres de marfil de las universidades y las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el BID y el FMI; desarrollo ha significado en los hechos la destrucción y envenenamiento de arroyos, humedales, ríos, lagos, lagunas y mares; ha significado la explotación abusiva de los manantiales y los mantos acuíferos hasta agotarlos, la tala irrefrenable de los bosques y la muerte de los suelos y de la diversidad de plantas y animales; pero, también significa la deportación en masa y el desarraigo y la aculturación impuesta de los pobladores originales de la región en desarrollo; igualmente significa el tan grave endeudamiento externo, el empobrecimiento brutal y la pérdida total de hecho de la independencia de los países en vías de desarrollo, de sus regiones y comunidades.

Respecto al agua, ¡ el desarrollo! entraña premisas tan aberrantes como las siguientes:

El agua puede ser entregada en cualquier lugar y en cualquier cantidad siempre que exista el financiamiento adecuado para la tecnología necesaria, como, por ejemplo: Trasvasar agua de una cuenca hidrológica natural a otra es sólo un asunto de precio: el agua no tiene un lugar propio, determinado por imperativos geográficos ni ecológicos (pasando por alto que existe una matriz local del agua lograda en miles o millones de años); no importa la relación entre la cantidad de agua en cierto sitio y el equilibrio ecológico que ello determina y condiciona.

La gestión del agua puede ignorar los parteaguas naturales y ser "nacional" – las aguas nacionales de nuestra legislación- multinacional o planetaria: por lo tanto, las decisiones sobre el agua no necesitan sujetarse a una escala de acción, como el manantial, el pozo, el arroyo o la cuenca, ni menos a la participación de sus habitantes aledaños, para ya ni hablar de sus ecosistemas.

Los financieros desarrollistas afirman que:

Las fuentes del agua pueden ser monopolizadas: el agua no es un bien común –lo que internacionalmente se conoce como un commons- sino un vulgar bien económico cualquiera, una mercancía más; y así, el derecho al agua es sólo un problema de buen servicio; los derechos de agua son distributivos, no hay derechos de participación ciudadana o comunitaria en el reparto del agua. el agua es un bien escaso pero con abundante oferta en la Naturaleza.

En un mundo lleno de limitaciones de agua, donde sólo las necesidades diagnosticadas por los financieros no están sujetas a límites, es a todas luces una aberración el decir que el agua puede ser traída a cualquier lugar en cualquier cantidad requerida. Pero, con este criterio bárbaro crecen ciudades como la Ciudad de México, zonas industriales como las de Arizona en EUA y agriculturas como la de la Laguna en México o la de Israel. Se niega de esta forma la inherente limitación de agua de cada lugar y su pertenencia a e inclusión en matrices locales y culturales. En estas premisas tecnocráticas del desarrollo se encuentra el origen de las emergentes guerras del agua y del empobrecimiento de las comunidades y los pueblos.

EL TAL DESARROLLO CREA LAS GUERRAS DEL AGUA

Con el advenimiento del desarrollismo en los asuntos del agua muere el sentido y el espíritu mismo de la conservación del agua limpia en los hogares, las industrias y los servicios, pero aún peor, nacen los estilos de vida actuales, caracterizados por el abuso y el despilfarro del agua y su envenenamiento; aparece la anticultura del abusivo bombear y descargar ( pump and dump)de los ingenieros, de bombear el agua en grandes cantidades, de lejanos lugares y del inicuo descargar excrementos y venenos industriales en grandes cantidades, en cualquier arroyo, humedal, río, lago, laguna o mar. Con el advenimiento de tal desarrollollismo y de una malentendida modernidad, muere el respeto tradicional por el agua; muere la cultura del agua en el mundo entero: el agua se convierte en un vil objeto tan trivial como la fría científica definición de H2O. El agua deja de ser sagrada- en el mundo moderno.

EL DESARROLLO, PRINCIPAL ENEMIGO DE LA CULTURA DEL AGUA

Urgido de limpiar su negro historial, el desarrollo buscó una limpieza cosmética desde la emergencia del movimiento ecologista mundial en los años setenta y adoptó, con el famoso Informe Brundtland, la fachada de Desarrollo Sustentable, concepto que puede implicar una contradicción; un oxímoron. En efecto, al menos experimentado en sus resultados, tras más de medio siglo de desarrollismo, el asunto de plantear un desarrollo tal que sí preserve las posibilidades de las generaciones futuras y de un medio ambiente sano se muestran irreconciliables. Así, propugnar por el tal Desarrollo Sustentable, además de un buen deseo, parece ser algo imposible de alcanzar-al menos con lo que el desarrollo ha significado para los gobiernos y los académicos- tal como sería afirmar que existe una guerra pacífica o un tonto ingenioso, parece ser el supuesto Desarrollo Sustentable

DE ESTE MODO, AGUA PARA EL DESARROLLO ES UN CONCEPTO QUE IMPLICA UNA GUERRA CONTRA EL AMBIENTE Y LOS DONES DE LA NATURALEZA; CONTRA EL EQUILIBRIO DE LOS ECOSSITEMAS Y EL SOCIAL. ASÍ LAS COSAS, LA SUSTENTABILIDAD DEL AGUA NO IMPORTA Y ES ALGO IRRELEVANTE PARA EL IV FORO MUNDIAL DEL AGUA, MÉXICO 2006

LA GRAN INDUSTRIA, LA AGRICULTURA INDUSTRIAL Y EL ABUSIVO CONSUMISMO : LAS MAYORES AMENAZAS PARA EL AGUA LIMPIA.

Se dispara el consumo de agua en el mundo a consecuencia de la globalización, y se dispara, también, la producción de agua sucia: la industria, la minería, la agroindustria y los megaservicios, sectores que comparten los mismos principios empresariales de lucro, modifican sus tendencias y aumentan ahora cada año su demanda de agua entre tres y cuatro veces más que la demanda domiciliaria, y por lo mismo exigen cada año mayores subsidios y facilidades para explotar el agua: exigen brutales aumentos en las tarifas residenciales, para desviar mayores volúmenes de agua a sus grandes empresas; exigen mayores concesiones legales y financieras. Comunidades, pueblos y ciudades se quedan sin agua para garantizar el agua que necesitan las grandes fábricas, las grandes explotaciones mineras, las embotelladoras, los campos de golf y los hoteles de gran turismo, sectores todos ellos con la mayor voracidad de agua. Mueren los campos y bosques, así como ranchos, cultivos, pequeñas y medianas empresas, por las demandas crecientes de agua de las grandes empresas. Y también mueren los mares, los ríos y los lagos, por los nocivos residuos que dispersan los transportes que realizan los grandes intercambios que demanda la globalización.

Sectores de alta tecnología, como la electrónica, con uno de los mayores crecimientos en el mundo, consumen cantidades exorbitantes de agua por unidad producida e igual envenenan grandes porciones de las aguas subterráneas y superficiales: casi el 30% de las aguas de subterráneas de Phoenix, Arizona, ha sido contaminado por la industria y más de la mitad es atribuible al sector de alta tecnología; una situación parecida se da en el famoso Valle del Silicón de California. La fabrica Intel productora de chips en Alburquerque, Nuevo México, consume agua suficiente como para abastecer a una ciudad de 100,000 habitantes.

En La Laguna, la empresa Lala que abastece gran parte del mercado de leche en México, requiere cientos de litros de agua para producir un solo litro de leche, lo que la obliga a explotar todas las fuentes de agua de la desértica región que rodea a Torreón, Coahuila, Sorprendentemente, el presidente Fox nombró al inicio de su gobierno al ex director general del grupo LALA, Cristóbal Jaime Jáquez, Director de la Comisión Nacional del Agua, CONAGUA, anfitriona e impulsora entusiasta del IV Foro Mundial del Agua.

HACER QUE EL AGUA FLUYA HACIA ARRIBA, ADONDE ESTÁ EL DINERO

Para hacer frente a su desquiciada demanda de agua, las grandes empresas recurren ahora a mecanismos como la tarificación del agua con la que consiguen agua a precios muy inferiores a los que pagan los usuarios domésticos; se multiplican las tretas, otros engaños y estratagemas legales y políticos de la industria, para conseguir agua regalada o muy barata y para contaminar el agua impunemente. La globalización debilita y empobrece las legislaciones y normatividades ambientales y coarta toda posibilidad de participación comunitaria y de cualquier ciudadano en la gestión de sus intereses del agua que les competen. La explosiva demanda de agua de la industria y los servicios detonan la importación- exportación de agua: California, Arizona y Nuevo México ya quieren comprar grandes cantidades de agua del Canadá; lo mismo quiere Israel de Turquía, y España de Austria, y lo mismo quiere Londres de Escocia: emerge la venta de agua dulce a granel, debido a la industrialización del agua. Empiezan a moverse por el mundo grandes tanqueros y gigantescas bolsas llenas de agua dulce con destino a distantes lugares de la Tierra. El agua pierde su lugar ecológico por la superindustrialización.

Para asegurar consumos exorbitantes de agua en los próximos años, la industria, la agricultura tecnificada, la minería y los megaservicios radicalizan ahora su control sobre la política, la legislación y el gobierno de todos los países del mundo: imponen leyes, reglamentos y normatividades del agua antisociales, antidemocráticos y antiecológicos: imponen la más absoluta falta de transparencia e información en torno a los asuntos del agua: imponen la más sofisticada corrupción y el terror más sutil sobre todos los aspectos del agua, incluso logran imponer funcionarios públicos que son sus testaferros y hasta la realización de grandes congresos y foros mundiales, para lavarnos el cerebro con cargo al erario de los países dejados o controlados como es el caso de México y su IV Foro Mundial del Agua 2006.

LAS CONCESIONES DE AGUA CONSTITUYEN LA MAYOR FUENTE DE INSUSTENTABILIDAD DEL AGUA.

EL GENIO DEL MAL EN LA BOTELLA: EL SUCIO NEGOCIO DE LAS AGUAS PURAS EMBOTELLADAS

Si bien la palabra potable quiere decir precisamente que "se puede beber sin riesgo", cosa que en muchas ciudades se logró obtener en sus redes de suministro público del agua entubada domiciliaria desde hace casi un siglo (incluso en varias de nuestro país), desde entonces y aún antes se había iniciado la antecesora de la moderna industria de las aguas embotelladas. Primero fueron aquellas aguas a las que se atribuían propiedades milagrosas por provenir de manantiales de lugares santificados por la tradición o hasta pro apariciones milagrosas, como parece que desde la Edad Media hubo algún rey que fue regalado con agua traída desde los Santos Lugares que alguna Cruzada estaba rescatando de los infieles; o ya desde el siglo XVIII las famosas y curativas aguas milagrosas de Lourdes, de Vichy y luego de Fátima; aguas que pronto tuvieron la competencia "científica" –de moda en el positivismo del XIX- de las aguas minerales de manantiales embotelladas comercialmente que en sus etiquetas orgullosamente presumían no sólo de sus sales maravillosas, sino incluso de ser aguas radiactivas, cuando esa nueva novedad fue puesta de moda por la ciencia de inicios del XX.

También de la época datan ya las aguas –más honestas- que solamente ofrecían ser aguas gasificadas y que se expondrían en unos garrafones con un sifón, que al menos eran reutilizables al ser rellenadas. También de hace un siglo datan otras aguas embotelladas comercializadas cuyos contenidos no se exaltaban por su carácter milagroso o curativo, pero casi. Tal fue el caso de la Coca Cola original, cuya fórmula "secreta", parte de la cafeína que no la ha abandonado nunca, sí dejaba saber que entre sus ingredientes estaba la coca, esa hoja maravillosa que los indígenas andinos y los visitantes de esas regiones tradicionalmente usaban y usan, para combatir desde al cansancio hasta el soroche o "mal de montaña" de esas altas regiones, además a la hoy tan famosa Coca Cola se le atribuyeron –y hasta hoy- propiedades curativas desde a la diarrea como a la baja presión arterial o el dolor de cabeza. Sí hay que reconocerle a la famosa Coca que sus creadores, al incluirle el ingrediente de la coca y de la cafeína, no sólo le pusieron sus componentes con efectos directos en la fisiología humana pretendida o realmente benéficos circunstancialmente, sino que le pusieron las sustancias adictivas que han hecho a esa y otras muchas bebidas embotelladas que la siguieron, no sólo ser consumida por sus bondades explícitas reales o imaginarias, sino porque su verdadero secreto en su éxito estribara en el hábito o adicción fisiológica que van causando en el organismo de sus bebedores. Ciertamente se supone que a los pocos años se le obligó a ese refresco a quitarle el ingrediente ya prohibido de la cocaína,-aunque hay quien sostienen que aún tiene un derivado relativamente inocuo de esa droga- no obstante al dejarle otros igualmente adictivos como la cafeína, le garantizaron en el paraíso de la libre empresa el éxito comercial, que pronto fue emulado por quienes hallaron la forma de agregar al menos la cafeína ya sin la oscura cola que las hicieron sospechosas, a otras bebidas más claras o aún hoy, totalmente transparentes, pero que al sí contenerla, siguen usando ese pernicioso efecto que literalmente encadena y cautiva al usuario. Este efecto realmente perverso es aún más diabólico si tomamos en cuenta que el consumo de esas bebidas hoy tan generalizado especialmente en países dependientes del imperio como el nuestro, hace sus primeras y más frágiles victimas a los niños y jóvenes, a cuyas vidas ata por siempre, aparte de la adicción, a su onerosa cuota del precio y a otros muchos males, que van desde la cancelación del apetito, tan importante en los niños, como otros

Pero, ante la saturación virtual de ese mercado de las bebidas "refrescantes" de sabores y quizás, también, ante la incipiente prevención que ante la divulgación de sus riesgos se ha empezado a dar por sectores de la salud o el naturismo, los negociantes del agua han empezado a explotar una no tan nueva veta de este, uno de los negocios, junto con las drogas y el tráfico de armas, más redondos del mundo: el vender agua simple embotellada en pequeños tamaños, puesto que en las medidas grandes de los garrafones de 10 o 20 lts. Es relativamente justificable, bajo una serie de pretendidos argumentos falaces en favor de esta moda y ya perniciosa hábito cada vez más extendido:

EL CONSUMO DE AGUA EMBOTELLADA: UNA ENFERMEDAD MUNDIAL

El comercio del agua embotellada, en pleno auge mundial, goza en los últimos años de un crecimiento mayor al 20% anual; se venden mas de 4000 millones de litros en botellas no retornables o no reciclables que ensucian hasta el último rincón del mundo. Existe hoy más plástico que plancton en grandes extensiones del Océano Pacífico www.Algalita.org; en parte debido a estas botellas. Los fabricantes no pagan o pagan tarifas insignificantes por el agua que utilizan: los legisladores y los funcionarios de los gobiernos se encargan de virtualmente regalar los manantiales, los acuíferos y los más grandes caudales de agua a los grandes empresarios. Las concesiones de agua son una inagotable fuente de corrupción.

El agua embotellada es –o al menos era- generalmente tan insegura o tan segura como la del grifo, sin embargo, a medida que se consume más agua embotellada, más los gobiernos descuidan la calidad del agua entubada, que aún siguen llamando "potable". El consumo de agua embotellada corre paralelo a la creciente contaminación del agua entubada, que anuncia una nueva época caracterizada por la abundancia de agua sucia y la aguda escasez de agua limpia; hace evidente el fracaso de la visión tecnocrática actual del agua. La Coca Cola espera que antes de diez años sus aguas embotelladas le produzcan mayores utilidades que sus bebidas gaseosas. La Nestlé dedica un gran esfuerzo por el control de los manantiales del mundo, al considerar estratégico el mercado del agua embotellada para su futuro. La compra de los derechos de agua de los agricultores y las comunidades rurales por parte de las grandes empresas embotelladoras crean una enorme tensión social y ecológica en muchos lugares del mundo. Por esta pugna del mercado del agua embotellada mueren las tradiciones y las costumbres ancestrales de muchos pueblos al igual que de los ecosistemas.

Algunas personas gastan hasta 10,000 veces por el agua embotellada que consumen, comparado con lo que pagan por el agua que reciben entubada. Se crea un nuevo mito: el agua embotellada es parte de un estilo de vida sana. La publicidad de las grandes empresas embotelladoras de agua contradice la realidad del agua embotellada: consumir agua embotellada así es una costumbre, además de ridícula, enfermiza, irresponsable y depredadora del medio ambiente y los dones de la Naturaleza y la vida misma.

UNA FALSA HIGIENE Y EL SANITARISMO DECIMONÓNICO, ATENTAN CONTRA LA PERMANENCIA DEL AGUA LIMPIA EN LA TIERRA.

En los cimientos de la cultura contemporánea dominante se encuentran los mitos del higienismo, nacido en las universidades europeas de fines del Siglo XVIII (Beckmann y Becker), y su sucesor el sanitarismo, nacido en la era victoriana de la Inglaterra del Siglo XIX (Chadwick y Farr). Las poderosas revoluciones conservadoras higienista y sanitaria transformaron profundamente muchas de las costumbres milenarias del ser humano y dieron fundamento al mito actual de la limpieza compulsiva y una supuesta sanidad tan cuestionables y que tanto daño han hecho a los equilibrios complejos de la Naturaleza y de la sociedad.

Por higienismo y sanitarismo entendemos a la actual costumbre