Carta de la Asamblea Popular: <i>Mutirão</i> por un nuevo Brasil

2005-10-31 00:00:00

“La emancipación de los oprimidos será obra de ellos
mismos” (Karl Marx)

Compañeras y compañeros, hermanas y hermanos de Brasil:

En nuestra condición de ciudadanas y ciudadanos, somos sujetos
de derechos iguales y habitantes de uno de los territorios más
ricos en diversidad étnica, regiones, clima, vegetación, fauna,
suelos, ríos, litorales. Ricos en historia, culturas,
tradiciones, costumbres, valores y espiritualidades. Venimos
de diferentes biomas (regiones socioculturales y
socioambientales) y queremos que Brasil sea una unidad de la
riqueza de toda esta diversidad, en favor de una vida con
dignidad para y con todas las personas y todos los seres vivos.

Es inaceptable que nuestras regiones estén amenazadas de
destrucción, en nombre del “`progreso” capitalista y de la
invocación consumista del mercado, que sólo apunta al lucro
inmediato y a la acumulación de riquezas, explotando el
trabajo humano e ignorando el equilibrio entre vida y la
naturaleza. Los pueblos de la Caatinga, de la Amazonia, de
Pantanal, del Cerrado, de la Pampa, de la Mata Atlántica - y
siendo parte de ella o sus vecinos, los pueblos de la extensa
Costa marítima y la región de la Floresta de Pinhais -, se
sienten amenazados por el avance del agronegocio y de
proyectos que no toman en cuenta las potencialidades y límites
de cada bioma y no se interesan por el destino de sus pueblos.
Un ejemplo de eso es el proyecto de transposición de Río San
Francisco.

¿A quien sirve ese tipo de “progreso”, irresponsable, en
nuestro país y en el mundo?

El escenario mundial revela que, a pesar de los avances
tecnológicos, se profundizan las desigualdades sociales. El
“progreso” o sirve a la mayoría de la población. Excluidos/as
oportunidades, crece el número de pobres y se agravan sus
condiciones de vida, mientras una minoría de banqueros,
especuladores y grandes empresarios acumula privilegios,
concentra fortunas y dirige el mercado financiero, que es el
principal responsable de las nefastas políticas neoliberales

La situación brasileña no es diferente. El uno por ciento de
la población controla y dispone del 13% de la renta nacional,
¡el mismo porcentaje con que sobrevive la mitad de toda la
población! El uno por ciento de los propietarios concentra más
del 46% de las tierras cultivables. En las ciudades, el 1% de
los propietarios controlan más de la mitad de los lotes,
mientras miles de personas son perseguidas por luchar por un
espacio para vivir. En materia de educación, aún existe una
considerable cantidad de analfabetos en Brasil y menos del 8%
de los estudiantes llegan a las universidades, siendo que la
mayoría viene de las escuelas particulares. El hambre es una
vergonzosa realidad en nuestro país y el desempleo, el
subempleo y la informalidad son alarmantes. Millones de
personas, sobre todo jóvenes y mayores de 40 años, viven sin
garantías, sin protección del Estado y abandonadas a su propia
suerte. El acceso a la salud es restringido a unos pocos, por
falta de inversiones públicas, mientras vemos que las fortunas
se escapan por el hueco de las obligaciones de la deuda y la
corrupción.

Se requiere que toda la sociedad conozca las causas de esta
situación de desigualdad y opresión:

1. La elevada remuneración al capital gracias a la vigencia de
las tasas de interés más altas del mundo, traspasando gran
parte de la riqueza nacional al sector financiero, que ha
obtenido las ganancias más elevadas de todos los tiempos.
Además de eso, el Banco Central ha promovido la libertad
cambiaria, que además de facilitar el lavado de dinero, deja
el país a merced de la especulación financiera y atenta contra
la soberanía nacional.

2 . La explotación del trabajo infantil, del trabajo esclavo y
de toda la clase trabajadora, por medio de salarios reducidos
y un salario mínimo indigno que no cumple con lo dispuesto en
el artículo 7, inciso IV, de la Constitución Federal, según el
cual “los trabajadores urbanos y rurales tienen derecho al
salario mínimo, fijado por la ley, nacionalmente unificado,
capaz de atender a sus necesidades vitales básicas y a las de
su familia con vivienda, alimentación, educación, salud,
recreación, vestuario, higiene, transporte y seguridad social,
con reajustes periódicos que preserven su poder adquisitivo,
siendo vedada su vinculación para cualquier fin”.

3 . Las distorsiones del sistema tributario, que privilegia a
los ricos y castiga a la clase trabajadora, principalmente a
los trabajadores y trabajadoras de baja renta. El sistema
tributario debería ser el principal instrumento para la
redistribución de la renta. Deberían tributar los grandes
capitales, utilidades, fortunas, herencias y latifundios, y
destinar esos recursos a garantizar políticas y servicios
públicos de salud, educación, deporte, seguridad, saneamiento,
asistencia, sanidad, cultura, recreación, etc. El actual
modelo económico, al contrario, saca recursos de los pobres y
los pasa a los ricos, llevando a una concentración de la renta
cada vez mayor. Además de eso, el país ha implementado una
legislación que favorece el grande capital.

4 . La concentración de la propiedad de la tierra, de los
medios de producción, y la ausencia de una política agraria
sustentable que garantice su democratización a través de la
Reforma Agraria, además de la demarcación de las tierras
indígenas y quilombolas. El modelo agrario neoliberal y la
ausencia de una política agrícola para los/as campesinos/as
mantienen y aumentan la concentración de renta y de poder, y
están directamente orientados a la producción de dólares para
pagar las obligaciones de la deuda externa.

5 . La ausencia de inversiones públicas que prioricen
iniciativas comunitarias y cooperativas de economía popular
solidaria, de pequeñas y medianas empresas, especialmente de
las empresas autogestionadas. Ausencia también de
infraestructura para mejorar la vida del pueblo, lo que podría
generar innumerables empleos e impulsar la economía del país,
ya que las políticas compensatorias, como Hambre Cero, son
insuficientes. La actual política económica gubernamental
exige agresivos recortes en las inversiones y gastos sociales,
a fín de ofrecer garantías a los acreedores de las deudas
interna y externa a través del “superávit primario”. Además de
no realizar inversiones, ha ocurrido el proceso inverso: por
medio de la privatización de empresas nacionales que prestan
servicios esenciales y, recientemente, la entrega de bienes
naturales esenciales como el agua. Hay también el peligro de
la contaminación de las semillas nativas, causada por la
liberación de las semillas transgénicas, además de la
revalorización del agronegocio depredador y de la
desnacionalización de los yacimientos petroleros.

6 . Los privilegios para el pago de las obligaciones de las
deudas, tanto interna como externa, que consumen gran parte
del presupuesto público y de los impuestos a las exportaciones.
La deuda pública es el telón de fondo de los grandes problemas
nacionales. El proceso de endeudamiento está directamente
relacionado con el recorte de derechos, con la pérdida de
soberanía frente a las imposiciones de políticas de ajuste
fiscal y estructural, y también con las dificultades que
devienen del comercio injusto, que nos obliga a producir cada
vez más para exportar, sin respetar nuestros biomas y sus
pueblos. Por eso, exigimos la realización de una auditoría,
prevista en la Constitución Federal, de estas cuestionables
deudas, que tanto han sacrificado a la nación brasileña.

7. La impunidad para los violadores de los derechos humanos y
la creciente criminalización de los pobres y de los
movimientos sociales. Otro grave problema es la ausencia de
justicia social y seguridad pública en los grandes centros
urbanos y en el medio rural.

8. Concentración de los medios de comunicación, bajo el
dominio directo de pocas familias, bajo los objetivos de
diputar la opinión pública y educar ideológicamente a la
población, a partir de la visión de las élites”. Otro problema
es la permanente persecución a las radios comunitarias.

Frente a esta situación de enormes injusticias y de este
conjunto de políticas contrarias a las necesidades del pueblo,
es urgente que realizamos una amplia movilización social, de
forma consciente, contra todo lo que impide que las enormes
potencialidades de cada región, de cada bioma, y del país como
uno todo realicen plenamente los derechos de sus ciudadanos y
ciudadanas.

¡Es preciso que todo el pueblo conozca la fuerza de su poder!
La movilización que estamos iniciando requiere el
involucramiento de las organizaciones de la sociedad civil:
entidades, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales,
iglesias, y de los ciudadanos en general, a fin de presionar a
los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicatura para exigir el
direccionamiento de las políticas nacionales en favor de los
intereses populares y no del mercado financiero. Exigimos una
conducta transparente y ética a todas las personas
responsables de los servicios públicos, así como la
investigación completa de todas las denuncias de corrupción y
el resarcimiento de los recursos desviados de las arcas
públicas. Es necesario viabilizar instrumentos de
fiscalización popular de las inversiones de los recursos
públicos y acabar con la inmunidad parlamentaria.

La participación de los ciudadanos y ciudadanas en las
Asambleas Populares contribuirá a instituir una soberanía
popular efectiva, y no meramente simbólica. Las Asambleas
serán nuestra fuerza para impedir la subordinación del bien
común del pueblo al interés particular, así como la
subordinación de la nación a los intereses extranjeros. Ellas
serán nuestra fuerza para hacer efectivo el poder popular,
para construir un Brasil libre, soberano y socialista, que
queremos para nosotros y para las futuras generaciones,
conviviendo con todos los pueblos de la Tierra en un espíritu
de cooperación y solidaridad. (Traducción: ALAI)

Brasilia, 28 de octubre de 2005.

(1) Mutirão significa trabajo colectivo, equivale a la palabra
kichua Minga del mundo andino. (NDLT)