Haití: campesinos contra dependencia alimentaria

2005-08-24 00:00:00

214 aniversario de la Ceremonia de Bois Caimán Haití: Los campesinos se levantan contra la dependencia alimentaria

Más de 300 campesinos provenientes de los departamentos de Sur, Oeste, Nippes, Centro y
Artibonite se reunieron el 22 de agosto de 2005 en Petite Rivière del Artibonite (Norte), con
motivo del 214 aniversario de la ceremonia de Bois Caimán.

En Bois Caimán (norte) se llevó a cabo una ceremonia nocturna, que permitió a los esclavos
concertarse para lanzar la guerra de independencia de Haití (primera República negra), que
fue colonia francesa.

En su reunión en Petite Rivière del Artibonite, en esta fecha simbólica, los campesinos
querían discutir del futuro de la producción nacional, especialmente del arroz, y denunciar,
al mismo tiempo, la invasión del mercado nacional por el arroz de los Estados Unidos, la
política neoliberal del Fondo Monetario Internacional (el FMI), y la marginación del sector
campesino de los asuntos de Haití.

La eventual entrada en vigor en Haití del Acuerdo del Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), agrupando a 34 países del continente americano a excepción de Cuba, fue
denunciada también por los campesinos, convocados por el Movimiento de Reivindicaciones
de los Campesinos del Artibonite (MOREPLA), la Red de las Asociaciones Cooperativas de
Comercio y Producción Agrícola del Bajo Artibonite (RACPABA) y la Plataforma Nacional
de las Organizaciones Campesinas Haitianas (PLANOPA).

Producción agrícola en vías de desaparición

"Actualmente, la producción agrícola en el departamento del Artibonite está en vías de
desaparición". No hay canales de riego, ni de drenaje. El mercado de los abonos está en las
manos de los burgueses y los campesinos necesitan de 100 a 200 gourdes para adquirir un
saco de abono", se indignó Assancio Jacques del MOREPLA. Afirmó que el Estado deja el
mercado a los comerciantes extranjeros que inundan el país con arroz importado de los
Estados Unidos en detrimento de la producción nacional.

El departamento del Artibonite producía en 1985 alrededor de 200 mil toneladas de arroz. En
esa época, la Organización para el Desarrollo del Valle del Artibonite (ODVA) organizaba a
los campesinos y les proporcionaba medios adecuados. Según los campesinos, el ODVA ha
fallado hoy en su misión y cede el paso a una empresa estadounidense de subcontratación
denominada T&S Rice S. A.

Esta empresa contrata solamente a 300 obreros haitianos, mientras que la producción de arroz
compromete en promedio, en el Artibonite, a 80 mil productores, a 28 mil empleados
agrícolas, 800 mil comerciantes de arroz y 400 propietarios de molinos.

Los participantes en la reunión del 22 de agosto, que declaran no estar en condiciones de
competir con el arroz americano, llaman a las autoridades haitianas a recapacitar con el fin de
poner fin a esta práctica, que solo conduce el país hacia el abismo, al destruir totalmente la
producción nacional.

"No al ALCA, no a la política neoliberal, no al acaparamiento del mercado haitiano por la
empresa T&S Rice, sí a una reforma agraria equitativa, viva la producción nacional, viva el
arroz del Artibonite", gritaron en coro los campesinos, campesinas y los cuadros que
intervienen en el sector.

"Es tiempo que las clases campesinas se pronuncien sobre las grandes decisiones relativas a
la nación". Por esta razón unimos nuestras fuerzas en este 22 de agosto para defender la
producción nacional, defender la dignidad del país para garantizar el futuro de nuestros
niños", declararon.

La tierra debe pertenecer a quienes la cultivan

El coordinador del PLANOPA, Vilfranc Cénaré, señaló que los campesinos haitianos son
siempre marginados, tratados como parientes pobres, siendo que constituyen el pulmón de la
economía nacional. Cénaré, a quien le cuesta hasta ahora entender la dicotomía
ciudad/campaña o campesino/citadino, persistente en Haití desde 1804, consideró que este
sector es el más explotado del país.

"El campesino haitiano, al igual que las otras capas de la sociedad haitiana, vive de los
productos importados. No hay seguridad alimentaria, la producción agrícola se descuida y
los Haitianos están presa de toda clase de enfermedades, debido al hecho de que consumen
productos a base de transgénicos", deploró al responsable del PLANOPA.

"Nosotros, los campesinos, quienes representamos un 80% de la población, nos decidimos
hoy a divorciarnos de nuestras prácticas de división. Debemos constituir de ahora en
adelante una fuerza social con el fin de reconstruir nuestro querido Haití; y estamos
conscientes del papel histórico que debemos desempeñar en la lucha por el cambio de este
país", prosiguió.

"No hay campesinos sin tierra y la tierra debe pertenecer a quienes la cultivan. Debemos
unirnos para reclamar nuestros derechos a participar en la gestión de nuestro país y exigir del
Estado una reforma agraria equitativa", añadió.

El problema irresuelto de la reforma agraria

El dirigente del Movimiento de los Campesinos de Papaye (MPP), Chavannes Jean Baptiste,
por su parte, consideró que la cuestión agraria permanece como uno de los problemas
principales del país, cuya solución tarda en llegar. Esta cuestión, precisó, fue planteada por el
emperador Jean Jacques Dessalines al momento de la comprobación de los títulos de
propiedad, lo cual condujo a su asesinato el 17 de octubre de 1806.

El problema de la distribución de las tierras existe pues desde 1804 con la fragmentación de
la sociedad entre latifundistas y pequeños propietarios. Este fraccionamiento contribuyó
ampliamente a la degradación del medio ambiente nacional. Según Chavannes Jean Baptiste,
después de la independencia, la población haitiana se componía de 500 mil habitantes y en
esa época, la reforma agraria era mucho más fácil. No obstante, dijo, la división, las peleas
sin grandeza obstaculizaron la resolución, de una vez por todas, del problema de la
distribución de las tierras.

Para remediar esta situación, Jean Baptiste propuso una reforma agraria que no se consagrará
a la distribución de tierras a los campesinos, sino a la instauración de cooperativas que
incluyan a todos los participantes del sector.

"El plan de la muerte"

Otro participante, el profesor Camille Chalmers, examinó la política neoliberal. Según el
responsable de la Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo (PAPDA), la aplicación
de esta política comenzó en los años ochenta con el Plan Americano para Haití.

El economista hizo saber que uno de los objetivos del plan neoliberal, que calificó de "Plan
de la muerte", es devaluar la moneda nacional. El FMI desea una rebaja de la moneda
nacional hasta 50 a 60 gourdes para un dólar, afirmó Chalmers. (La tasa de cambio actual es
41).

"Con esta devaluación de la gourde haitiana, los inversores extranjeros tendrán la posibilidad
de encontrar la mano de obra más barata en Haití", destacó.

Según Chalmers, el campesino haitiano y los pequeños empresarios no tienen acceso al
crédito, el medio rural no es una prioridad para las autoridades estatales haitianas y la parte
insignificante del presupuesto nacional asignada a este sector es acaparada por las grandes
empresas.

El comercio exterior ha contribuido también al deterioro de la economía nacional, ya que,
añadió el economista, su tasa de importación es mucho más elevada que su tasa de
exportación.

"La introducción masiva de arroz importado en el mercado local, la política neoliberal del
FMI, del Departamento de Estado y del Banco Mundial amenazan la vida de los productores
de arroz del Artibonite y el pueblo haitiano en general", remató el dirigente del PAPDA.

El encuentro del 22 de agosto fue, por otra parte, la oportunidad para que participantes y
organizadores renueven sus críticas al Marco de Cooperación Provisional. A su criterio, el
sector campesino no es tomado en cuenta en este plan elaborado por la comunidad
internacional para la reconstrucción de Haití.

Traducción: Minga Informativa