Crear un gran Palenque cósmico

2013-01-08 00:00:00

A nombre de la Articulación Regional Afrodescendiente en América Latina y el Caribe-ARA, comienzo expresando nuestro agradecimiento al comité organizador cubano por su esfuerzo consistente en agruparnos aquí en una reunión constitutiva, que a la vez nos vincula con la gestión colectiva de la sociedad cubana contra el racismo y en aras del reconocimiento y representación de las aportaciones, necesidades e intereses de las y los Afrodescendientes como componente clave de su proceso revolucionario. Como articulación de redes progresistas que nos oponemos tanto al racismo como al imperialismo y a la globalización neoliberal capitalista, para nosotros es de suma importancia el reunirnos en Cuba, precisamente en el 2012 cuando en este país se conmemoran el bicentenario de la Revuelta de Aponte y el centenario de la masacre de los Independientes de Color en medio de profundos procesos de reflexión y actualización del proyecto socialista cubano. Como planteo con certeza Fernando Martínez Heredia en el evento organizado en el Centro Juan Marinello a propósito del 2011 como Año Internacional de los Afrodescendientes, la profundización del socialismo en Cuba es necesariamente antirracista. Pero no venimos a hablar sobre los procesos de Cuba sino a escuchar y solidarizarnos a la vez que presentamos nuestras perspectivas desde distintas experiencias regionales.
 
La memoria radical de luchas, resistencias, de procesos de descolonización y liberación, de construcción de alternativas históricas a las opresiones de clase, raza, genero y sexualidad de la modernidad capitalista, necesariamente ha de recordar y reconocer el carácter protagónico de los movimientos negros desde las revueltas continuas contra la esclavitud, el establecimiento de Palenques como los primeros territorios libres, y la Revolución haitiana que fue la primera gesta de independencia triunfante en nuestra región. Por su carácter anticolonial y antirracista y por ser la única en abogar por la ciudadanía universal, la insurrección Haitiana fue la revolución social mas completa de su época, lo que la llevo a recibir como castigo una secuencia de boicot imperial desde aquel momento hasta hoy que Eduardo Galeano denominó como la maldición blanca. En la historia reciente se destacan dos momentos claves, la Campana de 500 anos de resistencia Indígena, Negra, y Popular en el 1992 y el proceso alrededor de la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo y formas conexas de Discriminación en Durban, Sudáfrica en el 2001.La coyuntura de 1992 marco la emergencia de movimientos de Indígenas y Afrodescendientes como actores principales entre las fuerzas vivas de las luchas en América Latina y el Caribe contra la globalización neoliberal que venían apuntando hacia nuevos paradigmas de emancipación en la región. Los cambios constitucionales en Nicaragua en 1987 y en Colombia en 1991, que declararon estos países como estados pluriétnicos y multiculturales, indicaron procesos de refundación de patria grande y patria chica donde además de la identidad que Martí bautizóNuestra América,hilamos identidades regionales como Nuestra Abiayala ―que significa tierra de todos en idioma indígena Kuna― y Nuestra Afroamérica para denominar nuestros vínculos como diáspora Afrodescendiente.
 
El camino hacia la 3ra Conferencia Mundial contra el Racismo consolido la articulación de redes de movimiento social a través de América Latina con una agenda propia que en gran medida definió la política antirracista no solo en la región sino también en el mundo. La Declaración de Santiago de Chile en el 2000 fue el documento de carácter mas progresista que guió la Declaración y Plan de Acción de Durban en el 2001. Es importante ubicar dichos eventos en una larga historia de conferencias donde se ligaron las luchas contra el racismo con políticas contra el colonialismo y el capitalismo como la conferencia de Bristol en 1911, los congresos Pan-Africanos y las reuniones de la internacional comunista en los 1920s-1930s donde se debatieron la cuestión nacional-colonial, la cuestión de la mujer, y la cuestión negra en relación a la cuestión social o de clase. Aquí es imperativo resaltar figuras del marxismo negro como CLR James, AimeCesaire, Frantz Fanon, y Claudia Jones.
 
Hay dos elementos que quiero destacar en la agenda de Durban. a primera es la calificación de la esclavitud como un crimen de lesa humanidad cuyas consecuencias han sido la continuidad del racismo como una condición estructural de desigualdad y exclusión a través de la historia moderna. Mas que simple discriminación racial, el racismo se entiende como una de las formas principales de opresión relacionada a las grandes asimetrías en la distribución de riqueza y poder en el planeta. El termino Afrodescendiente hay que entenderlo en ese sentido de cómo las y los descendientes de la trata esclavista, la explotación capitalista y el saqueo imperial del continente Africano, y la desvalorización cultural y deshumanización de los pueblos e individuos clasificados como Negros y Negras, configuro un patrón global de desigualdad histórica que persiste hasta hoy. Es en ese sentido quintaesencialmente político que se consolido el termino Afrodescendiente como una identidad política estratégica e inclusiva en el camino Afrolatinoamericano hacia Durban. La caracterización de la esclavitud como crimen de lesa humanidad y la voluntad de combatir el racismo estructural implico esgrimir en la agenda de Durban las reparaciones como una forma de justicia. Masalla de meras acciones afirmativas, la justicia reparativa es un principio ético-político que nos debe llevar a reconocer la centralidad del racismo en las sociedades pos-esclavistas y la necesidad de elaborar e implementar políticas publicas a favor de la equidad en vista de la persistencia de la opresión racial. Aquí cabe recordar que los gobiernos de EE.UU. e Israel se retiraron de la conferencia para luego boicotear  la agenda de Durban por oponerse tanto a las reparaciones como a reconocer el sionismo como una forma del racismo.
 
El segundo elemento a destacar en la Declaración y Plan de Acción de Durban es el entender la discriminación étnico-racial como conectada a otros tipos de discriminación como la xenofobia y la discriminación sexual y de genero. El tema mismo que nos ocupa, que es el racismo anti-negro, se articula con estas otras formas de discriminación. Ejemplos claros son los movimientos de mujeres Afrolatinoamericanas que han llevado la voz cantante en las luchas simultaneas contra el racismo y el sexismo, y las gestas contra la xenofobia de los inmigrantes Afrolatinos en los EE.UU. Estos entrelaces entre diferentes tipos de opresión, articulando luchas de clase con raza, genero y sexualidad, representa una de las contribuciones mayores de las políticas de liberación lidereadas por los movimientos sociales y las nuevas izquierdas del siglo XXI.
 
Podemos decir sin exagerar que los efectos de la agenda de Durban representan una especie de revolución político-cultural en nuestra región. Los únicos gobiernos de las Américas que se oponen a la agenda de Durban son los Estados Unidos y Canadá. El hecho que todos los estados de América Latina reconocen explícitamente el racismo como un problema es algo que era impensable 10 anos atrás cuando primaban los discursos de mestizaje y supuesta democracia racial donde el racismo era un problema que se atribuía solo a los EE.UU. En gran medida como consecuencia de las acciones colectivas de los movimientos de Afrodescendientes en América Latina y el Caribe, ahora existen leyes, políticas publicas, y programas contra el racismo y a favor del reconocimiento de las identidades, culturas, y aportaciones históricas de los Afrodescendientes. Es imposible hacer un inventario mínimo aquí, pero es importante mencionar algunos hitos como la Ley 70 del 1991 en Colombia que sirvió de base para la titulación de derechos colectivos de miles de hectáreas de territorio ancestral a consejos comunitarios negros en el Pacifico Colombiano, el Ministerio de Equidad Racial a nivel de gabinete presidencial en Brasil, y la organización por un tiempo de un Parlamento de legisladores negros de la región. Por otro lado, es importante no caer en una óptica triunfalista, para analizar las contradicciones y limitaciones de lo que he llamado el campo político Afrodescendiente en América Latina.
 
En este sentido, para hacer una evaluación de donde estamos y así poder apuntar hacia donde vamos, es necesario entender que aun en las estadísticas de organismos del capital transnacional como el Banco Mundial las mayorías Afrolatinoamericanas todavía aparecen como los más pobres de las Américas. Si bien ahora existe un clase política y se han expandido las capas medias Afrodescendientes, el racismo continua siendo un flagelo tanto en sus dimensiones estructurales e institucionales como en la discriminación cotidiana. Las leyes y políticas contra el racismo todavía tienen mas sentido simbólico que practico, las oficinas y programas para el reconocimiento cultural de los Afrodescendientes y reformar la educación para incluir nuestras historias y saberes continúan siendo marginales en los escenarios políticos nacionales y regionales, y nuestra inclusión en los censos nacionales es una arena de luchas para la visibilización y ciudadanía. En fin, como bien dice el documento que orienta esta reunión, a 10 anos de la Declaración y Plan de Acción de Durban, la dominación racial y las desigualdades sociales, políticas, y culturales asociadas a ella siguen vigentes en nuestro continente.
 
Las limitaciones y retos que confrontamos como movimiento Afrodescendiente y en las voluntades estatales de cambiar el status quo de opresión social y racial que aun vivimos son también en parte debido a la integración parcial y subordinada el orden neoliberal. Luego del periodo inicial de capitalismo salvaje cuando los discursos imperiales declararon el fin de la historia y la carencia de otros mundos posibles, los movimientos sociales-ecológicos, feministas, campesinos, obreros, afrodescendientes, indígenas, urbanos-desafiaron la globalización neoliberal hasta el punto que tuvo que reformarse. Es así que ramas del estado imperial como la agencia estadounidense para el desarrollo-USAID e instituciones del capital transnacional como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, construyen relaciones con lideres y organizaciones de Afrodescendientes e Indígenas para elaborar políticas que componen lo que se han llamado multiculturalismo neoliberal que combinan el reconocimiento étnico-racial y cultural con la ausencia de redistribución de poder y riqueza. Como consecuencia, un sector del liderato Afrodescendiente e Indígena se han convertido en clientes de los estados y de las instituciones del capital transnacional, y se han profesionalizado convirtiendo sus organizaciones en ONGs sin voluntad de cambio sustantivo del orden neoliberal capitalista. Esta situación ha conducido a la paradoja de políticas antirracistas y de afirmación étnico-racial Afrodescendiente que defienden tratados de libre comercio y gobiernos que promueven el destierro y etnocidio de las comunidades negras como los de Uribe y Santos en Colombia. Aquí se ubica un espectro relativamente amplio de actores y tendencias entre las cuales cabe destacar quienes Chucho García caracteriza como la Afroderecha. La cooptación de un sector del liderato y los cambios en la cultura política Afrodescendiente de la región que emergen en este contexto han catalizado el deslindar diferencias y nos ha llevado a generar esta articulación de corte progresista. La celebración del ano internacional de los Afrodescendientes en el 2011 fue clave en este debate y diferenciación política siendo el detonante principal la organización de una llamada cumbre en Honduras lo que puso sobre el tapete el tema de la democracia en vista del gobierno golpista y como se ubica la política Afro en esta de crisis mundial del capitalismo en su fase neoliberal, de nuevos impulsos imperiales, y de emergencia de movimientos antisistémicos y gobiernos de izquierda en la región.
 
A la luz de esta escenario histórico, la Articulación Regional Afrodescendiente en América Latina y el Caribe surge a partir de tres reuniones, una en Ecuador en Diciembre de 2010, otra en Cuba en junio del 2011, y el Cuarto Encuentro de Afrodescendientes y Transformaciones Revolucionarias en América Latina que se realizo en Venezuela también en junio del 2011. En cada una de estas reuniones de hizo una declaración y sugiero tenerlas en cuenta para elaborar la agenda política que hemos de producir en esta reunión. Hay otros documentos del movimiento Afrodescendiente de la región que también debemos considerar por su riqueza como son la Declaración del Foro de las Américas del 2008 en Brasilia y la Carta de Salvador, Bahía del 2011. Aquí solo voy enumerar rápidamente algunos de los puntos principales de estos documentos que van enunciando una agenda política de ARA.
 
1. En el ámbito geopolítico regional, esbozamos una serie de propuestas para insertarnos mas centralmente en los procesos de integración regional. Propusimos la creación de un Consejo Consultivo Afrodescendiente en el Consejo de Estados de América Latina y el Caribe-CELAC, la creación de un Fondo del ALBA para las reparaciones y el desarrollo autosostenible de las comunidades Afrodescendientes, y la creación de un Programa en Solidaridad con Haití. También hemos propuesto la creación de un Fondo Regional para la Memoria que rescate, sistematice, y disemine nuestros saberes ancestrales y memoria histórica y la organización de un Observatorio contra la Discriminación que se organice por país y se coordine a nivel regional.
 
2. En cuanto al orden global y en particular el sistema de la Organización de Naciones Unidas nos unimos al reclamos por el Decenio de los Afrodescendientes como paso previo para instituir un Foro Permanente Afrodescendiente en la ONU, el cual de manera similar al Foro Indígena sea un espacio de reunión, deliberación, y abogacía en defensa de las aspiraciones, derechos e intereses del continente Africano y las Diásporas Africanas en el mundo. Aquí uno de los objetivos es la implementación y elaboración de la agenda de Durban contra el racismo.
 
3. En cuanto a los escenarios de país y en relación a los estados, es preciso resaltar la necesidad de promover políticas para combatir el racismo estructural e institucional en áreas básicas de la vida social como son salud, vivienda, empleo, representación política y educación esta ultima suponiendo reformas educativas para desmontar el sesgo eurocéntrico que todavía prima en nuestros sistemas de educación que también integren perspectivas de conocimiento a partir de las historias, contribuciones y saberes Afrodescendientes. Estas medidas especificas de justicia reparativa o políticas publicas étnico-raciales han de ser combinadas con políticas universales para la equidad, la democracia sustantiva, y la participación ciudadana.
 
4. Fortalecer los niveles de organización, movilización, y educación política de las comunidades Afrodescendientes en la región para promover una política de movimiento social de carácter antisistémico. Esto envuelve una política de alianza con otros movimientos-indígena, feminista, ecológico, campesino, obrero, estudiantil, urbano, LGBT, etc., como también reconocer como se cruzan todas estas formas de opresión y por ende de identidad y lucha en el mundo Afro. Es decir, integrar claramente en nuestra política cuestiones ambientales, de genero y sexualidad, y de clase, entendiendo la doble y triple militancia de lideres  Afrodescendientes. Esto también implica participación en escenarios regionales y transnacionales de movimientos antisistémicos como el Foro de Sao Paulo y los procesos de Foro Social Mundial. En este sentido una idea que hemos discutido es el organizar un Foro Social Afroamericano. Por supuesto, en este renglón también caben la relaciones de las y los Afrodescendientes con organizaciones y partidos políticos progresistas y de izquierda.
 
Para concluir, quiero hacer hincapié en que el racismo como fenómeno global nació con el capitalismo mundial. La esclavitud moderna no se entiende sin el capitalismo y fue vital para la emergencia de los imperios europeos y luego norteamericano como fuerzas geopolíticas, económicas, y culturales dominantes en el mundo. Por ende, el racismo no podrá ser superado totalmente dentro de los limites del sistema-mundo capitalista m