No hay cambios grandes ni pequeños. La corrupción sigue enquistada en el aparato del Estado, que es tomado por un botín por quienes detentan el poder. El aumento de 100% de los gastos operativos que se han otorgado los congresistas es un escándalo y un insulto a los magros sueldos que reciben los hombres y mujeres que prestan servicios esenciales: maestros, profesionales de la salud y fuerzas del orden.
 
Mientras que los “otorongos” se encubren entre sí negándose a investigar graves casos de corrupción y se auto-aumentan de 7,500 a 15,000 nuevos soles sus gastos operativos, con la Ley del Profesorado los maestros recibirán nimios aumentos de 300 a 400 nuevos soles; los médicos, tras 32 días de heroica huelga el año pasado, solo recibirán dos bonos anuales de 3,500 nuevos soles cada uno; y los aumentos ofrecidos a los miembros de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas son apenas de 25% y 20%, respectivamente.
 
¿Cómo exigir así una educación de calidad? ¿Hospitales equipados, médicos actualizados? ¿Seguridad ciudadana y eficiente combate al narcotráfico y al terrorismo? Los privilegios y los compadrazgos continúan, mientras que aumentan los índices de tuberculosis, las enfermedades endémicas, la pobreza y la desigualdad.
 
El escandaloso aumento auto-otorgado en el Congreso de la República se agrava más aun si consideramos que los congresistas no rinden cuentas de sus gastos operativos ni pagan impuesto a la renta por ellos. El dinero del Estado es de todos los peruanos y nadie tiene derecho a gastarlo como le dé la gana. Eso solo tiene un nombre: se llama corrupción.
 
Los partidos políticos con representación en el Legislativo que no se han pronunciado tienen responsabilidad y son cómplices de esta corrupción. Son asociaciones privadas que no hacen política, solo campañas electorales. No son fiscalizados por el Estado ni existen mecanismos de control ciudadano sobre ellos. Y las bancadas en el Congreso tampoco son controladas por nadie.
 
Exijamos la anulación de este inmoral aumento y movilicémonos para exigir una auténtica reforma del Estado que acabe con los privilegios, establezca escalas salariales justas y garantice que derechos fundamentales como la salud, la educación y la seguridad sean brindados por el Estado. Y que se establezcan mecanismos estatales de fiscalización y mecanismos de control ciudadano sobre los partidos políticos.
 
Basta de corrupción: los movimientos sociales debemos unirnos y hacer realidad el cambio que necesita el Perú para ser un país libre, soberano y justo.
 
Dirección Nacional MCP