Transgénicos: Carta de La Vía Campesina a Rafael Correa, Presidente de Ecuador
México, 30 de septiembre del 2012.
Estimado compañero presidente,
Con fraternos saludos, nos dirigimos a usted, como representantes de organizaciones campesinas del mundo entero, conociendo las dificultades que nuestros compañeros y compañeras enfrentan cada día y habiendo experimentando en carne propia las agresiones del agronegocio y los transgénicos, estamos hondamente preocupados por sus recientes declaraciones públicas en torno a la necesidad de abrir en el Ecuador el cultivo y semillas transgénicas. La Vía Campesina Internacional ha permanentemente mencionado en nuestros espacios, la conquista del pueblo Ecuatoriano y su gobierno de incluir como manifiesta su nueva Constitución de la República del Ecuador establecer que “La soberanía alimentaria constituye un objetivo estratégico y una obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiados de forma permanente.” Además, el Artículo 401, donde se indica que “Se declara al Ecuador libre de cultivos y semillas transgénicas.” Por todas las razones recién expuestas y por antecedentes que se van sumando de forma permanente, los cultivos transgénicos son incompatibles con este mandato constitucional y finalmente del derecho que se otorga a la naturaleza.
Vía Campesina Internacional ha venido denunciando los efectos negativos del uso de transgénicos y el atentado a la soberanía alimentaria que esto implica, nos preocupa entonces que califique de error y llame a eliminar un acuerdo refrendado por el pueblo ecuatoriano de manera democrática y por casi dos tercios de la población. Las organizaciones campesinas no evadimos el debate, más bien manifestamos nuestra voluntad de dialogo con usted Presidente, pero creemos importante para asegurar la convivencia digna, pacífica y democrática respetar los acuerdos tomados por la voluntad del pueblo Ecuatoriano.
Apelamos a los compromisos por Ud. asumidos al momento de inaugurar el V Congreso de la CLOC, en la ciudad de Quito, Ecuador, el 12 de octubre de 2010, cuando aseveró que en Ecuador no se necesita una reforma agraria sino una revolución agraria, con una radicalización en función de los más pobres.
Por esto quisiéramos hacer presente lo siguiente:
Nuestras organizaciones han debatido en base a la experiencia en diversos lugares del mundo y hemos concluido de manera fehaciente que los cultivos transgénicos sólo provocan destrucción y despojo, llevan a la concentración de la tierra y la riqueza, envenenan nuestras familias, nuestros animales, nuestros cultivos y la vida en torno nuestro, destruyen las fuentes de trabajo y nos expulsan de la tierra;
Los cultivos transgénicos no alimentan a los pueblos. Gran parte de ellos está destinado a la producción de combustibles, piensos animales para la producción industrial, y otras materias primas industriales. Y son estos cultivos uno de los factores que la FAO identificó como importantes en la anterior crisis alimentaria y en la actual elevación del precio de los alimentos;
Nos sorprende que Ud. asevere que los cultivos transgénicos pueden cuadruplicar la producción. Los antecedentes por nosotros conocidos, incluidos estudios científicos universitarios, indican que las variedades transgénicas son de hecho menos productivas que las mismas variedades sin la transgenie, y que ello se explica por mecanismos fisiológicos bien conocidos. Sería de gran utilidad, para informar mejor el debate, si Ud. pudiera informarnos de las fuentes que aseveran que los cultivos transgénicos podrían cuadruplicar la producción;
Más del 80% de los cultivos transgénicos son resistentes a herbicidas. No hay un solo caso de un cultivo transgénico desarrollado resistente al frío, a la sequía o a otras condiciones muchas veces enfrentadas por las agriculturas campesinas. La realidad de los cultivos transgénicos es que han provocado el incremento del uso masivo e intensivo de herbicidas y de otros pesticidas. Por ejemplo, Argentina consume hoy más de 200 millones de litros de glifosato, la mayor parte de las veces mediante aplicaciones aéreas que afectan indiscriminadamente a cultivos, animales, personas y plantas silvestres. Brasil, por su parte, se ha convertido en el país con el mayor uso de Agrotóxicos por persona a nivel mundial. El resultado, como bien se ha documentado en Argentina, Chile, Brasil y Paraguay, ha sido el aumento alarmante de los casos de cáncer, de enfermedades graves a la piel, malformaciones al nacer, aumento de la tasa de abortos, y casos de intoxicación aguda que han llevado a la muerte, especialmente de niños pequeños.
Si alguna duda podía quedar acerca de los efectos de los cultivos transgénicos, un estudio científico de investigadores franceses y recién publicado en Estados Unidos demuestra sin lugar a dudas que la exposición al glifosato -obligatoriamente asociado a la mayoría de los cultivos transgénicos- y el consumo de transgénicos, provoca cáncer, alteraciones hormonales y glandulares, lesiones graves al hígado y los riñones y finalmente tasas de mortalidad 2 a 3 veces mayores que las normales, especialmente en mujeres.
A pesar de la agresividad de las empresas que producen semillas transgénicas y los agroquímicos asociados al cultivo -quienes incluso han hecho uso del contrabando masivo para introducir sus productos- los cultivos transgénicos son muy pocos (fundamentalmente soja, maíz, canola, algodón), poseen sólo dos modificaciones (resistencia a glifosato y producción de la toxina B.t.) y se cultivan masivamente en unos pocos países (Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil e India). Más aún, producto del estudio recién mencionado, Rusia acaba de prohibir la importación de maíz transgénico y hay diversas iniciativas legales en Europa para prohibir de plano tales cultivos.
Los cultivos transgénicos no son respuesta alguna a los problemas de pobreza que enfrentan millones de familias y comunidades campesinas en Ecuador y el resto del mundo. Todo lo contrario: aumentan la dependencia, nos expulsan de la tierra, nos dejan sin trabajo, deprecian el valor de la producción y destruyen las economías locales. Un estudio de la Universidad de Sao Paulo sobre la expansión del agronegocio en el Estado de Sao Paulo, indica que esta expansión llevó a una prosperidad concentrada en manos de unos pocos, generando un número cada vez mayor de excluidos y el aumento de la violencia y la marginalización económica.
Si Ecuador desea solucionar el problema de la alimentación, la solución está en proteger, fortalecer y expandir la agricultura campesina y hacer efectivo el mandato constitucional de la Soberanía Alimentaria. Un estudio de la FAO publicado hace sólo unos días indica que el 60% de los alimentos en América Latina es producido por familias campesinas. Por otro lado, cifras oficiales y de la investigación de las más diversas regiones del mundo confirman una y otra vez que la agricultura campesina es más eficiente y productiva que la industrial.
Con estas consideraciones, tenemos la seguridad de que su gobierno soberano será más sensible al pedido de millones de campesinos y campesinas del mundo y no sedera a las intenciones de transnacionales como Monsanto de convertir la alimentación en una mercancía más, esperamos que este pedido y recomendación sean positivamente atendidos por su gobierno que tiene el mandato del pueblo Ecuatoriano de gobernar en defensa de los intereses soberanos del pueblo.
En nombre de la Comisión Coordinadora Internacional de la Vía Campesina Internacional,
Saluda fraternalmente
Henry Saragih
Coordinador Internacional de La Vía Campesina
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