Solución pasa por una autentica política agraria para el país
El problema de los cocaleros peruanos
La problemática de los miles de productores de hoja de coca de
las diferentes zonas del Perú, es tan compleja que está
cruzada por los planes autoritarios y militares del gobierno
norteamericana a través de la DEA (Oficina Antidrogas de EEUU)
y la presencia inobjetable de una demanda del narcotráfico.
Empero, tiene una base de fondo: la pobreza de estos pequeños
productores y la situación de ruina de las diferentes
agriculturas del país. Todo ello, sin dejar de considerar las
consideraciones tradicionales y culturales que este cultivo
tiene para los peruanos del Ande.
Sólo de esta manera es posible entender las demandas de los
cocaleros, que en los últimos meses han venido haciendo una
serie de exigencia al gobierno, realizando paros
departamentales y regionales; y que ante la indiferencia del
régimen, se vieron obligados a realizar una penosa caminata
–la última quincena de abril- desde sus zonas de
producción –principalmente de Ayacucho y la selva
central- hasta la Capital de la República para exigir que se
les escuche y solucionen sus exigencias.
Lo que han logrado es sin duda importante, pues han
reivindicado el carácter democrático de su movimiento al
obligar al gobierno a reconocerlos como productores y no
calificarlos como vulgares narcotraficantes o terroristas.
Este es un aspecto que merece destacar al igual que la
presencia de las mujeres, asumiendo el liderazgo dirigencial.
La solución de sus reclamos puede tener un efecto a corto
plazo pero no garantiza que los problemas de fondo estén
resueltos y por lo tanto, el movimiento puede volver a la
acción en cualquier momento.
Retomando las cuestiones de fondo, hay que señalar los
compromisos del gobierno de Toledo con su par norteamericano,
George Bush, para cumplir determinadas metas de erradicación
forzosa de la hoja de coca. Los acuerdos a los que se ha
comprometido el gobierno no significan modificar el aval a las
políticas de Bush, de considerar estas acciones como parte de
su llamada lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Por
lo tanto, hay que ver hasta donde está dispuesto Toledo a
cumplir con el acuerdo de erradicación concertada, que
estipula el D.S. 044-003-PCM, que contiene las medidas a
tomar. Hay que señalar asimismo, que para un sector de la
dirigencia de los cocaleros, el narcotráfico es el pretexto
del gobierno norteamericano para llevar adelante una
estrategia de control geopolítico y militar de los países
andinos, como Perú, Bolivia y Colombia.
Sin embargo, para la Confederación Campesina del Perú, CCP, la
cuestión es que estos productores que forman parte de la gran
mayoría de pequeños agricultores que están sumidos en la
situación de pobreza y extrema pobreza, como consecuencia de
la crisis generalizada que sufre la agricultura del país. Los
llamados programas alternativos de sustitución de hoja de coca
por otros cultivos, no constituyen ninguna solución
sostenible, en la medida que aún así quisieran ser asumidos
por los productores, estos no cuentan ni con mercado ni con
precios justos y de refugio para el café, cacao, frutales y
otros productos; es decir, desde el gobierno no hay una
verdadera política agraria que garantice que la agricultura
pueda ser una actividad rentable que los ayude a salir de la
pobreza.
En tal sentido, para la CCP, la verdadera solución a los
productores de hoja de coca, pasa por una salida integral a la
crisis que hoy vive la agricultura peruana, en especial de los
pequeños productores de las distintas regiones y áreas
geográficas que hay en el país; de modo que estos no sólo
sigan cultivando la coca, sino que tengan las condiciones
económicas y sociales para atender el otro gran problema del
país que es la seguridad alimentaria
Por lo tanto, nos ratificamos en esta justa demanda. Por ello,
saludando los importantes logros de la lucha de los
productores de hoja de coca, es importante que se sumen al
movimiento que desde la CCP y el Comité Unitario Nacional de
Gremios Agrarios -CUNGA- se viene impulsando, para exigir las
soluciones integrales que el agro nacional requiere. Por ello
sería muy importante que se incorporen a este espacio de
organización y que el CUNGA asuma con mayor fuerza esta
problemática que forma parte de su plataforma nacional. Ello
significa entonces, continuar con la preparación de las
movilizaciones y otras jornadas de lucha que se vienen
impulsando desde las diferentes bases campesinas, para exigir
al gobierno una verdadera política agraria, lo que pasa
también por la modificación de la política económica
neoliberal.
Lima, mayo 08 del 2003
* José A. Coronado Cobeñas-CCP