Boletín Electrónico. Diciembre 2005
Boletín de la Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía – Diciembre 2005
Foro Mesoamericano de los Pueblos
El VI Foro Mesoamericano de los Pueblos se llevó a cabo en San José, Costa Rica, del 12 al 14 de diciembre. Este importante espacio de articulación y debate de los movimientos sociales de la región, contó con la participación de 1300 delegados y delegadas de todos los países del área.
Durante los tres días que duró el evento, se articularon discusiones en 11 mesas sectoriales y 5 mesas multisectoriales, con el objetivo de que las discusiones en cada uno de los sectores involucrados en el Foro (mujeres, campesinas y campesinos, sindicatos, jóvenes, indígenas, ambientalistas, ecuménicos, entre otros), lograran pasar de lo puramente gremial o sectorial, a una visión de conjunto. Las mesas multisectoriales nos permitieron avanzar en un balance de la lucha contra el TLC desplegada en la región en los últimos tres años, en la definición de alternativas frente al libre comercio y en la configuración de un sujeto político capaz de portar esas alternativas y convertirlas en proyectos con amplio apoyo social. Otras mesas multisectoriales abordaron la problemática de la remilitarización en Mesoamérica y la criminalización de las luchas sociales, además de discutir cómo convertir al Foro Mesoamericano, cada vez más, en un verdadero espacio de articulación de redes y movimientos.
Además de las discusiones y el debate, el programa cultural durante el Foro trató de reflejar la diversidad cultural del área, invitando a cantautores y grupos musicales de Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, comprometidos desde su espacio cultural con las luchas de nuestros pueblos.
El cierre de la marcha estuvo movido, con una concurrida marcha de unas 2 mil personas, que durante dos horas circuló por las principales vías de la capita, proclamando consignas de lucha anti-TLC y invitando al pueblo costarricense a sumarse a esta lucha histórica, reivindicando así la voz y la esperanza de nuestros pueblos. Al finalizar la marcha, el acto de cierre del evento permitió leer la declaración final, elaborada con los aportes de las distintas mesas, que resume el espíritu combativo del Foro y el impulso que recibe, en nuestros países, la lucha por un mundo donde quepamos todos y todas.
Más informaciones en www.encuentropopular.org
Declaración política de la Mesa de Mujeres en el VI Foro
Mesoamericano de los Pueblos
A los pueblos y mujeres mesoamericanas a los pueblos del mundo
Nosotras como sujetas políticas diversas nacidas a lo individual y fortalecidas en lo colectivo,
MANIFESTAMOS:
Nuestra decisión de contribuir en alianzas entre mujeres y con mujeres y hombres de los movimientos sociales, movimientos de mujeres y feministas, a la transformación de nuestra realidad, estamos hablando de deconstruir el sistema patriarcal, sexista, homofóbico, fundamentalista, adulto céntrico, clasista y racista.
DENUNCIAMOS:
La misoginia a través de la agresión, discriminación, violencia y exclusión en contra de las mujeres en el desarrollo de este VI Foro Mesoamericano.
REITERAMOS:
La lucha contra la violencia contra las mujeres, la cual se presenta a través de la violencia, violación y hostigamiento sexual a mujeres, teniendo su máxima expresión en los asesinatos.
La mesoamérica como una zona de desastre humanitario. 2832 femicidios lo constatan, éstos, representan el mensaje implícito contra la organización de las mujeres desde la falta de equidad y de respeto.
Nuestra posición ética y política es de resistencia contra del Plan Puebla Panamá (PPP) Tratados de Libre Comercio (TLCAN, CAFTA) y acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Algunas acciones son por la defensa de la tierra, territorios y biodiversidad, en particular el agua.
El respeto a la diversidad de mujeres: indígenas, afro descendientes, campesinas, sindicalistas, lesbianas, niñas, jóvenes, adultas mayores, trabajadoras del sexo, migrantes, trabajadoras del hogar con y sin salario, con discapacidad, microempresarias, ambientalistas, cooperativistas, mueres del movimientos sociales, de mujeres y feministas.
Vemos como logro, la creación del movimiento mesoamericano de mujeres, autónomo, con liderazgo político y diverso.
La posibilidad de la resistencia sostenida y transformadora, con inclusión del aporte de las mujeres en la economía de cada país, a los procesos organizativos y luchas sociales y populares.
La prevención y esclarecimiento de los femicidios en la región y fin de la impunidad.
Es necesario el respeto a los derechos humanos, tomando como base la Convención acerca de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención de Belem Do Para y la Plataforma de BEIJING.
EXIGIMOS:
La necesidad de que el movimiento social y popular asuma la agenda estratégica del movimiento de mujeres mesoamericano como parte sustantiva de las agendas comunes nacionales y regionales.
La importancia de elaborar un DIGNOSTICO MESOAMERICANO sobre femicidio en la región y realizar acciones para su prevención, esclarecimiento y fin de la impunidad.
La acción informada y participación de mujeres en la toma de decisiones desde los procesos de lucha contra el PPP, TLC y ALCA teniendo como eje trasversal la equidad de género.
La continuidad en la formación y capacitación de mujeres desde la equidad de género con el fin de vislumbrar e ir construyendo ese otro mundo posible.
AFIRMAMOS:
Nuestra movilización va hacia la propuesta y protesta por una cultura sin sexismo, sin racismo y sin violencia, para aportar a la construcción de un mundo digno en el que como sujetas políticas nos fortalezcamos.
Es importante que como parte del proceso mesoamericano se discutan las diferencias ideológicas sin misoginia y con respeto a la diversidad y participación de las mujeres construyendo un poder transformador, coherente, que pasa por la construcción de la mujer y hombre nuevo y nueva desde la equidad de género.
Exhortamos a los hombres de mesoamerica para que retomen el proceso de reconstruir nuevas masculinidades desde la perspectiva de género, con el objetivo de articularnos y crear acciones conjuntas con coherencia, fortalecimiento y articulación de agendas en los procesos locales, nacionales y regionales.
¡Mujeres mesoamericanas diversas contra el patriarcado y el imperialismo unimos fuerzas!
San José, Costa Rica.
14 de diciembre de 2005.
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6ª reunión ministerial de la OMC
La 6ª reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio, que ocurrió del 13 al 18 de diciembre, estaba planeada para concluir la ronda de negociaciones que empezó en Doha, en el 2001. Esa ronda tenía como lineamento el incremento del desarrollo mundial a través de la adopción de medidas de liberalización comercial en asuntos polémicos como la agricultura y el Acceso al Mercado de Productos no Agrícolas (NAMA).
La expectativa de muchos sectores de los movimientos sociales era de que se repitiera el ocurrido en las ministeriales anteriores (Seattle 1999 y Cancún 2003): que los países no llegasen a ningún acuerdo. Ya los países más ricos tenían el interés de no repetirse los fracasos anteriores, sino de demostrar una unidad mínima.
Las articulaciones, redes mundiales y movimientos sociales que luchan contra la OMC y el libre comercio estuvieron presentes en Hong Kong para hacer oídas sus voces de resistencia, realizando actividades paralelas a la ministerial y intensa protesta en las calles. Hubo una grande unidad entre los movimientos alrededor de la insignia “No al OMC”.
Las mujeres también ocuparan ese espacio y desarrollaran actividades de intercambio entre las mujeres trabajadoras de la pesca, las campesinas, las migrantes y distintas partes del mundo sobre los impactos negativos del libre comercio sobre la vida de las mujeres. Dos marchas de mujeres se realizaran, una de las campesinas el día 15 y otra el día 16. Las mujeres migrantes, sobretodo las trabajadoras domésticas, se manifestaran en el dia 18 contra las políticas del libre comercio que incrementan la pobreza entre las mujeres y retiran nuestros derechos.
Las negociaciones - Después de mucha indefinición en las negociaciones, fueron presentados como logros de la reunión la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas hasta el 2013; la liberación de una cuota de imposiciones para 97 productos de las 50 naciones más pobres; y la suspensión hasta el 2008 de los subsidios a la exportación algodonera de Estados Unidos. Todavía, tales “logros” están lejos de los objetivos iniciales de la OMC para esa reunión, y fue apuntada para 2006 la continuación de las negociaciones.
Desde nuestra perspectiva de movimiento contra el libre comercio y la OMC, esos resultados no fueron un fracaso para las negociaciones como era esperado. No hubo ninguna conclusión de los asuntos más polémicos: todos ellos permanecen en negociación, manteniéndose los peligros para los pueblos de todo el mundo y en especial de los países más pobres. Nuestra resistencia, movilizaciones y propuestas de alternativas a ese modelo siguen siendo parte de la agenda común de los movimientos sociales, que tienen el año de 2006 como un año central para la lucha para frenar la OMC.
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Foro Social Mundial 2006
La Remte participa del proceso foro desde su inicio, planteando la perspectiva de género en todos los espacios de ese proceso. Ejemplo de eso fue la elaboración, en conjunto con las compañeras de la Marcha Mundial de las Mujeres del documento de Política de Igualdad para el Foro (divulgada en el boletín de la Remte de septiembre)
El FSM es un espacio de articulaciones y fortalecimiento de alianzas entre los movimientos que luchan por la superación del neoliberalismo, resistiendo al libre comercio desde sus regiones y proponiendo alternativas basadas en principios de solidaridad entre los pueblos. Desde el FSM se articularan en redes globales las luchas contra el imperialismo y las guerras, y por otros paradigmas para los pueblos, como la soberanía alimentaría.
El Foro de 2006 tiene un nuevo formato, llamado policéntrico, y ocurrirá en tres distintas regiones del mundo: Venezuela y Malí en la misma fecha, y en Pakistán que ha sido adiado.
El Foro en Caracas, Venezuela, ocurre en un interesante momento para los movimientos sociales latinoamericanos, que tienen antecedentes positivos de movilización como en Mar del Plata, durante la Cumbre de los Pueblos, dónde obtuvimos el éxito de no haber sido retomadas las negociaciones del ALCA. Así que es muy importante la profundización de las discusiones entre los movimientos sobre las alternativas soberanas para el continente.
Las mujeres de la Remte en conjunto con las mujeres de la Vía Campesina, de la Marcha Mundial de Mujeres y otras organizaciones de mujeres están organizadas para dar visibilidad a las luchas de las mujeres en el Foro con una expresiva participación en la marcha de apertura, nuestras actividades específicas y nuestra participación en otras actividades centrales del foro.
Tenemos dos actividades propuestas por la Remte, además de impulsar otras en conjunto con otras redes y movimientos, como en la asamblea de los pueblos acreedores de la deuda historica, cultural y ecologica.
Una de nuestras actividades tiene el formato de un panel, con el título “Por una integración generadora de igualdad: alternativas y estrategias desde las mujeres en movimiento”. La idea es hacer, desde la perspectiva de género, un balance de los procesos de libre comercio y integración, discutiendo los impactos de dichos procesos sobre la vida de las mujeres. El panel se plantea dar visibilidad a las luchas de resistencia de las mujeres frente al libre comercio, presentando las experiencias y propuestas desde el campo y las ciudades en la construcción de una integración para la igualdad.
Nuestro otro panel inscripto es “Transformar la economía: visiones y desafíos feministas”. Muchos son los desafíos y cuestiones que nos planteamos en importante panel que solidifica nuestra afirmación en el eje de la economía feminista. Para esas actividades, tendremos como aliadas las mujeres de la CLOC – Vía Campesina y la Marcha Mundial de las Mujeres.
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Debate Feminista
DIÁLOGOS ENTRE ECONOMÍA SOLIDARIA Y ECONOMÍA FEMINISTA
Miriam Nobre
La economía solidaria se constituye en prácticas alternativas a la economía capitalista, que es vista no como única, mas como dominante o hegemónica. Centrada en la importancia de las prácticas, una característica importante que ella presenta es el rescate de experiencias y de una tradición de organización del trabajo y de la producción en otros moldes que no sean la propiedad privada de los medios de producción, la extracción de plusvalía y la enajenación del trabajo. Paul Singer rescata las orígenes de la economía solidaria en las experiencias de sindicalistas y socialistas utópicos en el siglo XIX como una reacción a la desestructuración del trabajo y de la vida de los trabajadores en la industrialización naciente (Singer, 2003:118).
En la Inglaterra de la época, fueran formadas cooperativas organizando desempleados y subempleados. Esas cooperativas se relacionaban a través de una red de intercambios que respondía al ciclo de producción, comercialización y consumo. En 1832, Robert Owen creó en Londres una Bolsa de Trabajo (Labour Exchange), donde se intercambiaban productos de cooperativas a precios calculados conforme el número de horas de trabajo gastadas en su producción (en el mismo formato fueran organizadas en Birmingham, Liverpool y Glasgow). Habiendo obtenido ganancias en el año de 1833, ella entró en colapso en el año siguiente, juntamente con el debilitamiento del movimiento sindical, debido al boicot patronal.
Singer identifica otro antecedente de la actual economía solidaria en la cooperativa de consumo de Rochdale, también en Inglaterra, creada en 1844 por obreros. En 1864 ella llegó a tener 4747 miembros y su capital fue invertido en cooperativas de producción de trigo y textiles. En ese mismo ano, todavía, la mayoría de los socios decidió abolir reglas de autogestión y el derecho de los trabajadores de participar del capital de la cooperativa, tornándose poco a poco una empresa capitalista tradicional.
Esos dos ejemplos traen contradictoriamente la afirmación de experiencias alternativas a la organización capitalista y las dificultades reales para existir como tales. Para Singer, los trabajadores de cooperativas fueran siendo cooptados por la estructuración de un mercado de trabajo asalariado con una serie de derechos y por el naciente Estado de Bien Estar Social. Esa política que tenía por objetivo el pleno empleo fue también producto de la lucha sindical y de su vertiente radicalizada en la autogestión y en las cooperativas de producción, crédito y consumo.
Esa historia, así contada, nos hace pensar que las primeras experiencias de economía solidaria eran un asunto de obreros hombres. A eso se junta el mito de que la desestructuración del trabajo masculino y de la vida de la familia trabajadora se dio por la contratación masiva de mujeres por las fábricas textiles durante la revolución industrial. Aparentemente las cooperativas eran tan hostiles a las mujeres como el sindicalismo de la época. Entonces, ¿dónde estaban y qué hacían las mujeres en ese período?
Para establecer un diálogo con el relato de Paul Singer, rescataré apenas las experiencias de trabajadoras inglesas y francesas en ese mismo periodo histórico, a partir del registro de tres autoras: Joan Scout, Louise Tilly y Isabelle Guérin.
Joan Scout afirma que las mujeres ya trabajaban mucho antes de la revolución Industrial, como empleadas domesticas, empleadas en la agricultura, costureras, sombrereras, hilanderas, entre otras profesiones. En 1851, en Inglaterra, la primera nación industrial, 40% de las mujeres trabajadoras eran empleadas domésticas, mientras apenas 22% se ocupaban como obreras textiles. A pesar de no configurarse como la principal ocupación femenina, el trabajo de las mujeres en la industria textil recibió gran atención porque era visto como un problema. Las mujeres estarían entrando en el terreno de los hombres.
La economía política produjo argumentos para justificar algunas tareas y funciones como femeninas y otras como masculinas, lo que fue hábilmente utilizado por los patrones en el rebajamiento del sueldo de las mujeres. Ellas no se constituían como una fuerza de trabajo totalmente libre. Su sueldo era, la mayoría de las veces, inferior a lo necesario para su propio sustento y en el de los hombres no se incluían los gastos de manutención de la familia. Las que vivían solas estaban condenadas a la miseria. Los sindicalistas, en su mayoría, buscaban proteger sus empleos y sueldos manteniendo las mujeres alejadas de sus profesiones y, a largo plazo, del mercado de trabajo. Un de los mecanismos utilizados eran las legislaciones protectoras del trabajo de las mujeres, que restringían sus posibilidades de empleo en las fabricas, mas no tocaban en los servicios domésticos, donde estaba la mayoría de las trabajadoras. Había también las largas jornadas, el asedio y la violencia sexual, y las malas condiciones de trabajo. En ese proceso, se configuró lo que Joan Scout (1991) denomina la “construcción discursiva de una división sexual del trabajo”.
Esa división sexual del trabajo ha sido reproducida en las cooperativas, estando las mujeres fuertemente representadas en las de consumo. Poco a poco la familia obrera fue organizándose: marido proveedor, esposa ama del hogar. Mas los sueldos de los trabajadores eran bajos y gran parte era utilizada en la compra de alimentos. En fin del siglo XIX crecieran las cooperativas de consumo de alimentos organizadas por mujeres, como la Women´s Cooperative Guild, creada en 1883, que llegó a tener 67 mil miembros en 1930. Las mujeres consiguieran precios más bajos para los productos de la cesta básica y se organizaban en turnos de trabajo para administrar y hacer funcionar la cooperativa.
“El atractivo del movimiento cooperativista era el de involucrar permanentemente a las mujeres (en oposición a su participación temporera en el mercado de trabajo) y también movilizarlas políticamente. El movimiento cooperativista inglés apoyaba al Partido Laborista. Las mujeres participantes se tornaran activistas de cuestiones como educación, salud y maternidad”. (Tilly y Scott, 1989:207).
Para Isabelle Guérin (2003a: 12), las mujeres siempre estuvieron presentes en los modos de organización cooperativista, aún que su contribución al movimiento asociativo francés del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX sea usualmente olvidada. Las prácticas asociativas de las mujeres, fuesen ellas de inspiración cristiana o laica, tenían generalmente por objetivo “educar” el pueblo, mas sobretodo responder pragmáticamente a las necesidades de los más pobres: tuberculosis, moradas insalubres, analfabetismo. Algunas de esas iniciativas eran portadoras de un verdadero proyecto colectivo de sociedad. Así, las mujeres inventaran profesiones del trabajo social, como el servicio social y los centros de asistencia, y lucharon por la atención a la demanda de políticas publicas como la licencia maternidad y la eliminación del trabajo infantil.
El destino de esas experiencias no fue descrito por las autoras, mas probablemente no fue el mismo de aquellas rescatadas por Paul Singer. El mercado de trabajo formal y el Estado de Bien Estar, que se articulan en la política de pleno empleo, nunca consideraban las mujeres como sujetas y, por lo tanto, no había para ellas la posibilidad de ser cooptadas.
Ciertamente, el crecimiento de la oferta de empleo asalariado para las mujeres y su propia decisión de buscar un empleo disminuyeran el peso del trabajo comunitario como su única posibilidad de participación