El caso de las asalariadas temporeras de la agricultura de exportación. Chile
CENTRO DE ESTUDIOS, ASESORÍAS
Y CAPACITACIÓN MUJER Y TRABAJO
SANTIAGO DE CHILE
ESTUDIO PROSPECTIVO PREVISIONAL: EL CASO DE LAS ASALARIADAS TEMPORERAS DE LA AGRICULTURA DE EXPORTACIÓN-CHILE *
Santiago de Chile, mayo de 2005
* El Estudio fue realizado en el marco del Proyecto del Centro de Estudios Mujer y Trabajo Elaboración de Propuesta de Proyecto de Ley que Garantice Pensiones Dignas a Trabajadoras y Trabajadores en Empleos Precarios (Chile), Proyecto financiado por OXFAM G.B. y OXFAM Canadá.
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CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN …………………...................... 3
CAPÍTULO II: METODOLOGÍA DEL ESTUDIO ........................ 4
A. Metodología del Trabajo en Terreno .................................... 4
B. Metodología de Cálculo de los Valores Previsionales .......... 6
CAPÍTULO III: RESULTADOS DEL ESTUDIO ............................ 7
A. Características Socio-demográficas de las/os
Trabajadoras/es Analizadas/os ............................... 7
B. Resultados Previsionales ....................................... 7
1. Densidad de cotizaciones ................... 7
2. Saldo de capital acumulado ................ 8
3. Ingresos jubilatorios promedio ........... 8
4. Logro de la pensión mínima ............... 8
CAPÍTULO IV: CONCLUSIONES ................................................. 10
Cuadro N° 1: Resumen de Resultados ............................................... 12
I. INTRODUCCIÓN
El presente Informe entrega los resultados de un Estudio acerca de las perspectivas de pensiones, y, más específicamente, acerca de las probabilidades de obtener ingresos jubilatorios dignos, por parte de un conjunto de mujeres y hombres que realizan trabajos de temporada en la agricultura y agro-industria de exportación del país.
El estudio está basado en el análisis de antecedentes previsionales concretos que fueron aportados por 43 trabajadoras y trabajadores agrícolas de temporada de las Regiones Metropolitana de Santiago, Quinta y Sexta.
El análisis en cuestión estuvo a cargo de un experto en materias previsionales, el investigador del CENDA, economista Manuel Riesco. En tanto, la recopilación de los antecedentes en terreno correspondió realizarla al Centro de Estudios Mujer y Trabajo, el cual contó para ello con la colaboración de 6 dirigentas sindicales campesinas.
La recopilación de los antecedentes técnicos requeridos se llevó a cabo entre los meses de agosto y octubre del año 2004. El procesamiento computacional de la información y el análisis e interpretación de los datos, en tanto, fue completado en el mes de abril del año 2005.
El Centro de Estudios Mujer y Trabajo se hace el deber de agradecer a las trabajadoras y trabajadores que accedieron a entregar sus antecedentes previsionales, los cuales son de carácter confidencial, para la realización del presente Estudio. Los resultados del mismo serán entregados a cada una/o de ellas/os a fin de que cuenten con algunos antecedentes que les permitirán tomar en el futuro decisiones adecuadas en materia de su comportamiento previsional.
II. METODOLOGÍA DEL ESTUDIO
Las siguientes líneas describen, por un lado, los procedimientos puestos en marcha para la realización del trabajo en terreno, y, por otro lado, los supuestos y algoritmos utilizados en el análisis de los resultados y en su cuantificación.
A. Metodología del Trabajo en Terreno
En lo que concierne al trabajo en terreno, el Estudio debió proceder, en primer lugar, a identificar toda la documentación previsional que sería requerida.
1.- Así, junto con el experto encargado de hacer el análisis técnico-previsional, se llegó a la conclusión que los antecedentes básicos requeridos para efectuar tal análisis eran las remuneraciones imponibles, la densidad previsional y los montos de los ahorros acumulados. Tales antecedentes podían obtenerse a partir de los siguientes documentos:
a) Certificado de Afiliación;
b) Certificado de Monto Acumulado; y
c) Cartola Histórica Previsional.
Además, fue definido el perfil socio-ocupacional que debían presentar las trabajadoras y trabajadores que aportarían sus antecedentes previsionales. Fundamentalmente, a este respecto, los requisitos consistieron en: a) tener a lo menos 10 años de trabajo asalariado en faenas agrícolas; b) haberse afiliado a una Administradora de Fondos de Pensiones en la fecha en que el/la trabajador/a comenzó a desempeñarse en tales trabajos; c) encontrarse, al momento de realización del Estudio, afiliado/a a una AFP.
2.- En lo que respecta a la recopilación de la información en terreno, el procedimiento específico involucrado consistió en la realización de las siguientes acciones :
a) A los fines de contar con los antecedentes empíricos requeridos para la realización del Estudio, el Centro de Estudios Mujer y Trabajo se desplazó a las Regiones Quinta y Sexta, así como, también, a diversos sectores rurales de la Región Metropolitana. En estas 3 Regiones se procedió a capacitar a 6 dirigentas sindicales de federaciones campesinas, las que serían las encargadas de proceder a la recopilación en terreno de la documentación requerida;
b) Realización de varias sesiones de capacitación en 3 Regiones del país, orientadas a instruir a las encargadas del trabajo en terreno (2 dirigentas sindicales por Región). Cabe destacar que las Administradoras de Fondos de Pensiones otorgan nombres diferentes a la documentación que emiten, a la vez que el tipo de información entregada en cada documento varía entre una y otra AFP. De esta forma, puede decirse que fue precisamente en el curso del proceso de recopilación de estos documentos el momento en que se completó la capacitación de estas encargadas en terreno;
c) Las dirigentas sindicales procedieron a tomar contacto con las asalariadas/dos agrícolas para explicarles la forma de funcionamiento del sistema previsional de pensiones vigente, el rol que en él cumplen las AFPs y los motivos por los cuales se requería contar con la documentación previsional de cada un/a de ellas/os. Se les dio a conocer que este tipo de antecedentes sólo podía ser requerido por las/los propias/os afiliadas/os;
d) En un trabajo persona a persona, las encargadas regionales acompañaron a las/os trabajadoras/es a solicitar los documentos ante sus respectivas AFPs. Cabe señalar que estas empresas sólo tienen sucursales en las grandes ciudades del país, lo que significó que las/os trabajadoras/es y las encargadas regionales tuviesen que recorrer en ocasiones grandes distancias para acceder a ellas. Además, por lo general, la documentación es entregada a las/os interesadas/os después de siete días o más de solicitada.
Complicó aún más el proceso de obtención de la información requerida el hecho de que, frecuentemente, las AFP entregan a las/os solicitantes información incompleta. De hecho, así acaeció en un número significativo de casos del Estudio, lo cual obligó a trabajadoras/es y encargadas regionales a desplazarse nuevamente hasta las ciudades en las que existe sucursal de las distintas AFP con el fin de repetir la solicitud;
e) Una vez que la documentación se encontraba en manos de las/os afiliadas/os, las encargadas regionales pasaban a retirarla a los domicilios de éstas/os. En ese momento, las encargadas agregaban la información relativa a la edad de las/os trabajadoras/es – dato que no viene incluido en los documentos previsionales;
f) las encargadas procedieron a hacer llegar los informes al Centro de Estudios Mujer y Trabajo, en la medida en que éstos se encontraban disponibles;
3.- Mujer y Trabajo procedió a realizar una segunda revisión para cerciorarse que la documentación viniese en forma completa. Una vez confirmado esto, hacía entrega de ella al experto previsional.
4.- A través de estos procedimientos, pudo ser recolectada la documentación respecto de un total de 58 trabajadoras/es, de las 3 Regiones del país antes mencionadas. En todo caso, a pesar de los “controles de calidad” aplicados en el trabajo en terreno, por decisión del experto previsional no todos los casos pudieron finalmente ser incluidos en el análisis. Es así como del total de casos sobre los cuales se recopiló información, fueron descartados 15. Estos últimos correspondieron generalmente a personas que no presentaban la información necesaria sobre monto total de capital acumulado.
5.- Los casos con información completa fueron traspasados a una base de datos construida sobre plataforma Excel.
B. Metodología de Cálculo
La metodología utilizada por el Estudio para realizar el cálculo de los valores previsionales requeridos involucró los siguientes pasos:
1. Se estimó, para cada caso, el monto total acumulado que alcanzaría al momento de jubilar. Se partió del supuesto que el/la afiliado/a seguiría cotizando hacia el futuro con la misma densidad con que lo había hecho en el pasado. Para ello, se calculó previamente la densidad de cotizaciones de cada individuo.
2. Se supuso una determinada rentabilidad del fondo de pensiones (5% anual, en promedio), la cual iría incrementando tanto las cotizaciones futuras como el fondo que se iba acumulando. En el caso de las personas que habían ya obtenido el bono de reconocimiento , éste se incrementó en un 4% anual hasta el momento de jubilar (según lo establecido por la ley), y de ahí en adelante se suma al fondo del afiliado, obteniendo en los años sucesivos la misma rentabilidad de éste.
3. Se estimó una cantidad de años de sobrevivencia del/ de la afiliado/a y de quienes lo sobreviven. Esta cantidad resulta más o menos igual para hombres que para mujeres, puesto que en el caso de los primeros los sobreviven sus viudas, mientras, en caso de las segundas, si bien no las sobrevive su marido como beneficiario (los viudos no tiene derechos en este sentido), ellas tienen una sobrevida mayor. De esta manera, el período de sobrevida de todos los afiliados, considerando a sus beneficiarios sobrevivientes, resulta igual a la sobrevida de las mujeres. Este dato, para la generalidad de la muestra, fue calculado en 24 años al momento de jubilar. En el caso de algunas mujeres más jóvenes, esta sobrevida aumentó un poco porque se estima que la esperanza de vida será mayor cuando ellas jubilen. A cada persona se le calculó su sobrevida individual.
4. Se calculó la pensión mensual como la cuota igual que agote el fondo acumulado al jubilar al cabo de los años de sobrevivencia. En otras palabras, se calculó la pensión de modo que, retirando esa cantidad todos los meses, el fondo se agote cuando la persona y sus beneficiarios sobrevivientes fallezcan o dejen de percibir los beneficios. Para hacer este cálculo, se supuso que el fondo seguiría dando intereses todos los años (5% anual, en promedio).
5. Para calcular el número de cotizaciones al jubilar, se consideró las que cada afiliado tenía al momento del análisis, y se incrementaron anualmente según la densidad de cotizaciones de cada cual.
III. RESULTADOS DEL ESTUDIO
A. Características Socio-demográficas de las/os Trabajadoras/es Analizadas/os
El Estudio, de carácter proyectivo, consistente en un análisis técnico-previsional de la situación que actualmente presenta una muestra de asalariadas/os agrícolas de temporada, arrojó los siguientes resultados en lo que dice relación con las características sociales, demográficas y previsionales de las/os trabajadoras/es cuyos casos fueron analizados:
a) La muestra analizada consistió en 43 trabajadoras/es temporeras/os, de entre los cuales 25 fueron mujeres y 18 eran hombres;
b) En su conjunto, estas/os trabajadoras/es tenían una edad promedio algo superior a los 41 años. Las mujeres tenían un poco más de 42 años. Les faltaban, por lo tanto, para jubilar, unos veinte años, en promedio;
c) Llevaban afiliadas/os al sistema AFP 15 años, en promedio. Es decir, se trata de personas que se afiliaron al sistema a los veinte y seis años, más o menos;
d) El número de cotizaciones promedio alcanzó a 80 a la fecha de emisión del informe por parte de las AFPs. Esta última fecha, por lo general, correspondió a los meses de agosto, septiembre y octubre del año 2004. Sin embargo, las mujeres presentaron sólo 64 cotizaciones en promedio, mientras que los hombres llegaron a las 102.
B. Resultados Previsionales
1. Densidad de cotizaciones
Sobre la base de los anteriores antecedentes, se pudo calcular una densidad de cotizaciones promedio. Técnicamente, la densidad previsional es definida como la relación existente entre el tiempo efectivamente cotizado y el tiempo de afiliación. Usualmente, para efectuar diversos cálculos sobre pensiones, se ha supuesto que, en promedio, los afiliados tendrían una densidad de cotizaciones de un 80%.
La densidad de cotizaciones promedio arrojada por el estudio fue de 4.9 meses por año. Esta cifra, en el caso de las mujeres, bajaba a 3.8 meses por año, en tanto, en el caso de los hombres, se elevaba a 6.3 meses por año.
La renta imponible promedio era de $108.224 mensuales en pesos del 2004. En realidad, era muy similar para hombres ($112.000) y para mujeres ($105.000).
2. Saldo de capital acumulado
Con las imposiciones efectuadas, estas/os trabajadoras/es habían acumulado en sus cuentas de AFP un promedio de $1.718.237 pesos, sin considerar el bono de reconocimiento. Estos saldos varían bastante según se trate de hombres ($2.19 millones de pesos) o de mujeres ($1.37 millones de pesos), siendo bastante menores en el caso de estas últimas debido a la menor cantidad de cotizaciones.
A este respecto, cabe señalar que sólo cuatro personas de la muestra habían obtenido el bono de reconocimiento.
Estos últimos, en promedio, alcanzaban a casi dos millones de pesos y eran mayores en el caso de las mujeres ($2.37millones de pesos) que en el caso de los hombres ($1.6 millones de pesos).
Puesto que se trata de personas que, en promedio, tienen 41 años de edad, es probable que esto indique que varias personas de la muestra pueden volver al sistema antigüo en razón de no tener emitido su bono de reconocimiento. Otra condición exigida para volver al antigüo sistema previsional es que hubiesen trabajado y cotizado en dicho sistema, especialmente en el Servicio de Seguro Social, antes de su afiliación a una AFP.
Con base en los antecedentes recién expuestos, y siguiendo la metodología descrita en el Punto II.B, los cálculos indican que el saldo de capital acumulado al jubilar alcanzará a los $7.37 millones de pesos por persona, para el promedio de la muestra.
Este monto se elevará a $11.6 millones de pesos en el caso de los hombres y se reducirá a sólo $4.3 millones en el caso de las mujeres.
3. Ingresos jubilatorios promedio
Con los saldos de capital acumulados antes indicados, la jubilación promedio de las/os trabajadoras/es analizadas/os alcanzará a sólo $43.870 pesos mensuales (cuarenta y tres mil ochocientos setenta pesos) . Este monto se elevará hasta $69.001 pesos en el caso de los hombres y se reducirá a sólo $25.776 pesos mensuales en el caso de las mujeres .
4. Logro de la pensión mínima
De acuerdo con los resultados del Estudio, sólo el 16,3% de la muestra, lo que equivale a 7 personas, ahorrarán lo suficiente para financiarse una pensión mínima. Entre éstas, sólo una persona es de sexo femenino. Cabe señalar que al mes de abril 2005, el monto de la pensión mínima garantizada por el Estado llegaba a los $ 82.237 pesos para los mayores de 70 años y a $ 75.211 pesos para los pensionados menores de esa edad .
Por otra parte, el número promedio de cotizaciones al jubilar será de 182, es decir, inferior al número mínimo de 240 cotizaciones exigido para optar a la garantía estatal de pensión mínima (GPM). En el caso de las mujeres, en promedio juntarán sólo 128 cotizaciones al jubilar, vale decir, la mitad de lo exigido para obtener GPM.
De hecho, sólo un cuarto de las personas que conforman la muestra y sólo el 8% de las mujeres, alcanzarán a juntar las 240 cotizaciones exigidas para obtener GPM. En el caso de los hombres, la mitad de ellos logrará las 240 cotizaciones al momento de jubilar.
Como se puede apreciar, en este conjunto de casos reales, menos de un sexto logrará ahorrar lo necesario para financiar una pensión mínima en circunstancias que casi ninguna mujer logrará esta meta.
De esta manera, más de la mitad de los hombres y más de tres cuartas partes de las mujeres de la muestra analizada, no obtendrá ni siquiera la pensión mínima del sistema de AFP. Es decir, para más de la mitad de los hombres y para más de las tres cuartas partes de las mujeres de este conjunto, su única opción será retirar los magros ahorros logrados en el sistema de AFP, los que les financiarán retiros mínimos durante algunos meses.
En lo que respecta a la tasa de reemplazo, cabe mencionar que tan magros serán los fondos acumulados, que los mismos no alcanzarán, en promedio, sino para financiar un 40% del último sueldo, cifra que sube a 64% en el caso de los hombres, pero disminuye a un 28% en el caso de las mujeres.
En definitiva, a una proporción mayoritaria de las/os trabajadoras/es analizadas/os sólo les quedará la alternativa de intentar obtener una pensión asistencial del Estado . Sin embargo, ésta constituye un beneficio y no un derecho, por lo cual, para postular a ella, las/os interesadas/os deben acreditar que su familia tiene un ingreso promedio por persona inferior a media pensión mínima, es decir, deberán acreditar que son extremadamente pobres. Aún cuando logren hacerlo, deberán quedar a la espera de que el Estado decida ampliar la cobertura de este tipo de beneficio, pero en estos momentos a la espera del mismo ya se encuentran hoy varias decenas de miles de chilenas y chilenos pobres.
IV. CONCLUSIONES
El Estudio cuyos resultados fueron entregados en el presente Informe, complementa y confirma anteriores estudios desarrollados por diversas instituciones en torno al futuro previsional que espera a los/las afiliados/as a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) o sistema privado de pensiones. Todos esos estudios concluyen en que una mayoría amplia de los/las afiliados/as a dicho sistema no estará en condiciones de ahorrar lo suficiente para financiar siquiera una pensión mínima.
Del Estudio se puede deducir que, uno de los problemas graves que afecta y afectará en un futuro próximo a los miles de trabajadoras y trabajadores agrícolas de temporada es su precaria situación previsional. Las trabajadoras y trabajadores temporeros son contribuyentes esporádicos del sistema de pensiones, porque sus empleos son de corta duración (4 ó 5 meses en el año), lo que repercute en una baja densidad de cotizaciones y disminuye el fondo acumulado y, por lo tanto, las pensiones a percibir en el futuro.
Dado que el actual sistema de capitalización individual exige haber alcanzado la edad legal (60 años para las mujeres y 65 años en el caso de los varones), y, además, tener 240 meses de cotizaciones para tener derecho a acceder a la pensión mínima con garantía estatal, aquellas temporeras y temporeros agrícolas que laboran durante 4 meses en el año deberían trabajar durante 60 años para acceder a la pensión mínima garantizada por el Estado. Similarmente, en caso de lograr cotizar durante 5 meses cada año, deberían permanecer económicamente activos durante 48 años, y más aún, deberían contar con contrato de trabajo y con cotizaciones en su fondo de pensiones.
En la mayor parte de los casos, según se desprende del Estudio, ni el requisito de las 240 cotizaciones ni el monto de sus ahorros previsionales les permitirá alcanzar siquiera el monto correspondiente a una pensión mínima.
En otras palabras, el actual sistema privado de pensione