22 de julio: Día del Trabajo Doméstico

2003-02-14 00:00:00

El 22 de julio se celebra en América Latina el Día del Trabajo Doméstico. Esta fecha ha sido establecida para promover el reconocimiento de este ámbito del trabajo femenino que todavía se mantiene poco visible en tanto aporte económico, y cuyo cumplimiento redunda en dobles o triples jornadas de actividad para la mayoría de mujeres. Se estima que las mujeres destinan un total de mil setecientos millones de horas de trabajo al año,
en una labor incesante que no recibe retribución económica y tiene escasa valoración social.

El valor del trabajo doméstico, hasta hoy no incluido en las Cuentas Nacionales, es equivalente a un 28% del PIB en el Ecuador. Este aporte de las mujeres, que se intensifica en situaciones de crisis como la que atravesamos, ayudando a amortiguar sus impactos, beneficia a la población toda y a la economía en su conjunto. Paradójicamente sus protagonistas, que entregan sus esfuerzos con solidaridad y altruismo, afrontan una situación de vulnerabilidad y desprotección económicas, acentuada por los efectos del ajuste estructural que recorta servicios públicos y traslada responsabilidades adicionales al ámbito doméstico.

Esto configura una deuda del país para con las mujeres, pues ellas sin ningún pago producen bienes y servicios sin los cuales éste no podría funcionar. Se estima que, sólo en la década de los 90, esta deuda asciende a unos 40 mil millones de dólares, sin considerar intereses.

Esta deuda con las mujeres no debe seguirse acumulando. Para corregir esta situación de injusticia económica y social se requiere fortalecer y ampliar significativamente la cobertura y calidad de servicios públicos de salud, educación, cuidado infantil, seguridad social. Es igualmente importante que se redistribuyan las responsabilidades domésticas en la familia y en la sociedad, para que dejen de ser tareas preponderantemente femeninas. Es necesario también que se registre el valor de este trabajo y se lo integre a las Cuentas Nacionales, se aplicará así el enunciado constitucional que señala que el trabajo doméstico es una labor productiva.

Quito, 18 de julio 2000