La Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo
La Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD) organizada por la ONU, despertó expectativas, dado que, excepcionalmente, esta Conferencia convocó a la sociedad civil organizada (ONG, organizaciones, redes regionales e internacionales, etc.), así como a las Instituciones Financieras Internacionales –IFIs- (BM, FMI y OMC). Después de dos años de negociaciones, preparaciones y discusiones de varios borradores, el proceso de la FfD ha llegado a su fin, y ha producido el Documento de Resultados, que será llamado “Consenso de Monterrey”, aprobado a fines de enero, que será firmado por los jefes de Estado y gobiernos del mundo, en la misma Conferencia, en Monterrey, México. A diferencia de los borradores anteriores, este documento está significativamente desfigurado y no refleja los debates y preocupaciones planteados durante los comités preparatorios. Las organizaciones civiles y sociales de todo el mundo participaron activamente en este proceso de discusión, y se reunirán en el Foro Global previo a la Conferencia oficial.
¿Por qué ahora?
Después de las cumbres y conferencias organizadas por la ONU a partir de los noventa, la sociedad civil se ha preguntado en los últimos años si realmente las resoluciones adoptadas en estas cumbres y que obligan a los gobiernos, han sido cumplidas y si han tenido un impacto positivo en mejorar la calidad de vida y los niveles de ingreso, empleo, educación, salud de las poblaciones, y sobre todo si han contribuido a erradicar la pobreza y la desigualdad. Después de 20 años de aplicación de las políticas de ajuste estructural y de la imposición de un modelo de globalización neoliberal, la respuesta en casi todos los casos es que los efectos y cumplimientos son negativos. Los gravísimos problemas que enfrentan los países en desarrollo es el costo social y económico de la deuda externa, por la que a través de años y décadas los países han debido dedicar cada vez mayor porcentaje de sus ingresos y presupuestos al pago de esta obligación, sacrificando las políticas sociales, el bienestar de la población y su capital natural – que debería ser el fin principal de las economías. El problema no es solamente para los países más pobres altamente endeudados, sino para otros países, como Brasil, México y Argentina, que tienen las deudas más grandes del continente. Estos problemas han generado conflictos sociales muy fuertes en varios países de la región, así como la caída de algunos presidentes.
La Conferencia se celebra después de un período de protestas generalizadas de la sociedad civil en el ámbito mundial desde Seattle, Washington, Praga, Barcelona, Génova, y más recientemente Nueva York, con relación a las IFIs y el rol del G-8. Los movimientos sociales se han intensificado y organizado y se han definido más después de los Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre, las grandes movilizaciones de Jubileo y la Marcha Mundial de las Mujeres contra la Pobreza y la Violencia, durante el año 2000. Todos ellos cuestionan el papel del BM y del FMI, por imponer políticas económicas en cada país que, en vez de resolver los grandes problemas, los han agudizado. Por otro lado, los países más ricos no han cumplido con proporcionar la Asistencia Oficial para el Desarrollo establecido en el 0.7% de su PBI; asimismo, esta asistencia no ha cumplido su finalidad de desarrollo, convirtiéndose más bien en políticas y programas de asistencia social dirigidas a los más pobres.
La convocatoria a la Conferencia en ese momento no es casual sino que está ligada principalmente a las crisis económicas y los problemas de recesión mundial que se venían afrontando en diversos países y que han alcanzado a la economía más poderosa, los EE.UU., agudizados después de los hechos del 11 de setiembre. Están en juego y en pugna grandes intereses de las empresas transnacionales donde su apuesta y presión principal es para que se culmine la desregulación del comercio mundial (el libre comercio a ultranza) y de las inversiones directas del capital extranjero, es decir no dejar ninguna barrera ni tropiezo para la acción del capital y su ganancia sin límites.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE EL CONTENIDO DEL DOCUMENTO “CONSENSO DE MONTERREY”
- Hay un sesgado desbalance entre la responsabilidad de los países del Tercer Mundo por su propio desarrollo y la responsabilidad internacional en términos de ayuda y marcos económicos e internacionales.
- La visión de desarrollo se construye sobre el modelo económico / político neoliberal con especial énfasis en la confianza en las corporaciones transnacionales, en las fuerzas del mercado, liberalización del comercio como elementos de las dinámicas externas de desarrollo. El documento expresa clara y directamente su adherencia política y económica a la línea de pensamiento neoliberal. Se perdieron las referencias al “Desarrollo Sostenible” que está en la agenda en las preparaciones hacia la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Río +10). Se han debilitado los principios originales y metas de desarrollo de la Declaración del Milenio y las conferencias de la ONU de los 90. El enfoque de desarrollo basado en los derechos humanos, es desechado como marco aunque hay referencias a él. El mismo comentario se aplica a los aspectos de desarrollo: mujeres y género.
- La cooperación con la sociedad civil no es suficientemente visible, particularmente en la sección que trata con los Temas Sistémicos, donde se intentaba incluir a todos los sectores interesados e involucrados, entre ellos los consumidores, usuarios.
- Las actuales relaciones de poder de la administración global no son cuestionadas.
- No se han establecido compromisos claros ni metas para incrementar la asistencia oficial para el desarrollo destinadas a erradicar la pobreza. Se ha abandonado la sugerencia de duplicar la asistencia oficial para el desarrollo. Sólo 7 países de la UE cumplen con el 0.7% y han expresado voluntad para incrementar sus donaciones financieras.
- Se ignoran los nuevos enfoques, tales como el debate sobre Bienes Públicos Globales y su financiamiento, que benefician a las/los cidadanas/os de nuestros países.
- No ha sido capaz de asignarle al sistema de la ONU un rol claro relativo a la administración de las relaciones económicas globales, a pesar de que la Asamblea General de la ONU asume un rol de punto focal, y a pesar de que el Consejo Económico y Social de la ONU-ECOSOC- será fortalecido.
Estas son algunas de las preocupaciones que discutirá la sociedad civil en el Foro Global, así como las estrategias a seguir ante la firma del Consenso de Monterrey.
* Rosa Guillén Velarde, socióloga, coordinadora del Grupo Género y Economía.