Paraguay: Boletín ÑE’Ê ROKY, Nº 12 / Setiembre, 2012

2012-09-25 00:00:00

Editorial
Cuesta concebir tanta ambición concentrada en el pequeño grupo que asaltó el poder en nuestro país. Desde el 15 de junio pasado –fecha en que se desen¬cadenó la masacre de Curuguaty, donde fueron asesi¬nados, en la localidad de Marina Cué, 11 campesinos sin tierra y 6 policías para justificar el nuevo régimen que se instaló tras la destitución de Fernando Lugo–, el escenario político y social en el Paraguay dejó de ser predecible para muchos.
Tras un bochornoso juicio político al presidente le¬gítimamente constituido por la mayoría, en las elec¬ciones de 2008, hasta la asunción de Federico Franco, a golpe de manipulación, negociados, prepotencia y demostración de un profundo menosprecio a la voluntad popular, el Paraguay se ha dividido entre los que pretenden avalar la legalidad de un gobier¬no surgido del fraude y los que se resisten a aceptar como algo natural la ruptura del proceso democrá¬tico.
Los golpistas no han podido sostener por mucho tiempo su máscara de buena fe, y la prensa, que es un mal necesario y a veces está con dios y otras con el diablo, nos muestra a diario las trastabilladas de los improvisados que asumen cargos por meca¬nismos clientelares y prebendarios. Una ministra de Defensa desdiciéndose de lo que dijo con respecto al canciller venezolano y sobre la exigencia a los va¬rones de enseñar la baja del servicio militar obliga¬torio, exhibiendo, además, títulos de doctorado de universidades que no ofrecen disciplinas como las sostenidas en su currículum. Un presidente del Se-nave, institución a cargo de las semillas, que procede de la rama de los agroquímicos: el lobo cuidando de las ovejas. El propio presidente de facto, que preten¬de hacer materia de referéndum un asunto que está prohibido por la Constitución Nacional, como ser lo relacionado a la integración de los bloques regiona¬les, o interrumpiendo una homilía para defender las “bondades” de los transgénicos y, por si no bastase, desafiando al obispo a presentarle pruebas concretas de los daños que estos producen en la salud y en el medio ambiente.
También hay que verlos hablar de soberanía tan des¬pampanantemente a quienes entregan nuestra pa¬tria en bandeja a las transnacionales o a las fuerzas extranjeras. Ahí está el diputado José López Chávez, rogando por la instalación de una base militar de Es¬tados Unidos en el Chaco, o pretendiendo que los fondos de inversión para la educación sean destina¬dos a la compra de armas, “porque Bolivia está pene¬trando territorio chaqueño y nosotros si vamos a la guerra no vamos a atacar con libros y jeringas”.
Esta burda realidad del pequeño grupo que asaltó el poder, aún aislados del mundo por su ilegitimidad, con baja aceptación en las calles, encuentra su resis¬tencia en la ciudadanía movilizada que entiende que Río Tinto es una amenaza para nuestro futuro, o que la liberación del maíz y el algodón transgénicos por el MAG significa la sentencia de muerte de la agricul¬tura familiar campesina. Esta resistencia nace por dis¬posición de la propia Constitución Nacional (art. 138).
El nuevo contexto paraguayo se planeó desde el 21 de abril de 2008. Tras más de 20 intentos de golpe de estado, la oposición se vio forzada a inventar el escenario sangriento que significa Marina Cué, don¬de fueron asesinadas 17 personas. Hay que ver, hoy día, quiénes son los beneficiados con la sangre derra¬mada de esos compatriotas para entender los pode¬rosos intereses que se estaban salvaguardando con esos hechos.
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