Militantismo y tecnologías de la información y de la comunicación:
¿Hacia un laboratorio de cambio societal?
Resulta obvio afirmar que el ingreso de nuestras sociedades en la era de las
redes electrónicas afecta al conjunto de las actividades humanas y a nuestros
modos de organización. Aún si la historia de las Tecnologías de la Información
y de la Comunicación (TIC) es todavía muy reciente como para que una verdadera
sociología de las organizaciones militantes en la red haya tenido tiempo de
desarrollarse y librar sus primeras conclusiones, cabe afirmar que los
movimientos sociales y cívicos no escapan a esta transformación. Sin embargo,
y sin ninguna pretención científica, la observación de las prácticas
militantes asociadas a las TIC, nos permiten al menos formular una primera
serie de cuestionamientos e intuiciones.
La relación entre las TIC y el mundo militante no es simple. Al igual que
todos los universos que, con o sin razón, se remiten a una forma de
experticia, el de la tecnología es casi siempre ignorado por los movimientos
sociales y cívicos.
Sin embargo, hemos asistido estos últimos años a una reapropiación colectiva y
ciudadana de los temas mas polémicos: de la lucha contra el AMI -acuerdo
multilateral sobre las inversiones(1)- a las finanzas internacionales y a las
biotecnologías. En varios de estos campos los ciudadanos y sus organizaciones
han desarrollado trabajos de auto-formación y de elaboración de conocimientos,
pasando por encima de las prohibiciones establecidas tácitamente por los
expertos, celosos de un conocimiento que es sinónimo de poder.
Paradójicamente, han sido los funcionarios nacionales o internacionales y los
consultores privados externos, más que los políticos en sí, los que han
construido la ciudadela invisible del poder de la experticia. Los gobiernos
elegidos, incapaces de pensar en otro ámbito que el de la urgencia, y por lo
tanto incapaces de pensar, han contribuido al empobrecimiento de lo político
beneficiando así a la experticia. El rey está desnudo, pero se desnudó él
mismo.
En el campo de las tecnologías de la información y de la comunicación, la
situación es mas compleja. Es cierto que "han sido, por un lado, la interfaz
entre los programas de macro-investigación y los grandes mercados
desarrollados por el estado, y por otro lado, la innovación descentralizada,
estimulada por una cultura de creatividad tecnológica, así como los ejemplos
de grandes triunfos personales, los que hicieron florecer a las nuevas
tecnologías de la información(2)". Sin embargo, a esto se aumenta el trabajo
apasionado y gratuito de miles de adeptos a la tecnología llamados "techies"
(informáticos) o "hackers", cuyo trabajo está a veces acompañado de una cierta
militancia, generalmente impregnada de una filosofía libertaria(3). El ejemplo
más conocido es el del sistema de explotación Linux, lanzada por Linus
Torvalds. El Jargon file, una suerte de manifiesto hacker redactado
colectivamente en la red, define a sus autores como individuos que creen que
"compartir la información es un bien influyente y positivo, y que es su deber
compartir sus conocimientos escribiendo programas libres y facilitando lo más
que puedan el acceso a la información y a los recursos informáticos".
Por fuera de esta comunidad confidencial de militantes de la Red y de las
otras técnicas, solo a partir de los años noventa empiezan a circular los
"freenets", "usenets" y otros "community networks" (redes ciudadanas), como
primeras prácticas que combinan a Internet con una forma de interés colectivo
y cambio social.
Actores diversos
Hoy en día, podemos diferenciar claramente tres generaciones, tres "familias"
de actores organizativos y militantes que interactúan con las TIC, y en
particular con internet.
- Las asociaciones y otras organizaciones no lucrativas y militantes que se
crearon, de entrada, sobre problemáticas centradas en las tecnologías de la
información y de la comunicación. A parte de los ya mencionados "freenets(4)"
y "community networks", que reflejan una realidad anglo-sajona, podemos citar
entre estos pioneros de la tecno-militancia a los huéspedes asociativos, al
movimiento de software libre, a los movimientos de defensa de los derechos y
las libertades frente a los riesgos tecnológicos, a los militantes de los
medios de comunicación comunitarios que se fueron apoderado de las nuevas
herramientas de comunicación durante su emergencia, y a las nuevas
generaciones de hackers, como aquellos que lanzaron el Wifi(5) en Seattle, la
primera red de alta velocidad totalmente gratuita y accesible a todos los
habitantes de un sector.
Todos estos pioneros de la tecno-militancia no se vinculan de la misma manera
con la política y con el militantismo. Por lo general, las ideas libertarias
constituyen el trasfondo filosófico de estos actores, pero mientras algunos se
manejan como actores políticos a "tiempo completo" y mantienen un contacto con
otros movimientos sociales, particularmente en Francia, otros prefieren
realizar labores locales y rechazan la etiqueta de activistas (o
"hacktivistas").
- La segunda familia es la de las asociaciones y movimientos sociales que
originalmente no tenían ningún vínculo con las TIC, pero que en un momento
dado se apoderaron de dicha herramienta para ponerla al servicio de su acción,
sea ésta medioambiental, social, democrática, humanitaria u otra. Este proceso
de apoderamiento es lento y muchas veces se queda en lo superficial. Para
muchos de estos actores, las TIC no son más que otra herramienta de
comunicación, una especie de super fax o de super folleto de promoción. Muy
pocos han comprendido que con estas herramientas pueden emprender una
reorganización de su funcionamiento interno, sobre todo en el caso de las
grandes federaciones. Algunos incluso perciben a estas tecnologías como
fuente de posibles peligros o de la pérdida de la esencia de sus acciones.
Por ejemplo, ciertas ONGs de desarrollo no perciben a las TIC como un eje
transversal para sus acciones en lo que concierne a la educación, sino como un
sustituto sin legitimidad. Se debe emprender un trabajo pedagógico para que
dichas instituciones comprendan que no se trata, por ejemplo, de remplazar un
dispensario médico aislado en Africa por una sala de computadoras, sino de ver
cómo una computadora, un scanner, una conección en red podrían amplificar,
multiplicar y mejorar el funcionamiento del dispensario, al conectarlo con
otros referentes médicos y sacarlo de su aislamiento.
- Finalmente, existe una tercera categoría llamada a convertirse en la mas
importante, pero todavía marginal: la de las organizaciones que se han creado
recientemente y que de entrada han escogido un campo de acción en el cual
interactúan, por ejemplo, una dimensión social y tecnológica.
Hoy en día, es realmente difícil construir un diálogo entre estos tres tipos
de actores. Se trata de universos que no tienen los mismos referentes en
varios puntos de vista. Además de su indiferencia casi natural hacia la
tecnología, los movimientos sociales y cívicos tradicionales tienen dificultad
de decifrar qué implicaciones políticas se juegan detrás de las tecnologías.
Cuando son más sensibles, las leen con parámetros de análisis heredadas de
otras luchas y que no siempre se conjugan con las ideas de los militantes de
la web. La reivindicación del derecho a la información ilustra bien este
fenómeno: el concepto de información sigue asociado a la época de la difusión,
sin tomar en cuenta a la dimensión interactiva de la nueva generación
tecnológica, a pesar de que la interactividad está en el corazón de la
revolución informacional. Inversamente, los militantes de las TIC padecen a
veces un cierto tecno-centrismo y participan defendiendo a esta cultura de la
experticia aunque la critiquen en otros campos. Deberán hacer un enorme
esfuerzo pedagógico para estar al frente de las necesidades de los actores
organizados de base.
El segundo Foro Social Mundial que tuvo lugar en Porto Alegre en febrero 2002
puso en evidencia esta división. Si bien el seminario "comunicación y
ciudadanía" organizado por ALAI, APC y Apress(6) ponía deliberadamente en
relación a la cuestión del apoderamiento de las TIC por la sociedad civil con
la de su control(7), otras plenarias se contentaban con repetir una versión
ligeramente renovada de los discursos de los años 70 sobre el control de los
poderes económicos sobre los medios de comunicación. No es que esta cuestión
sea obsoleta, pero constituye solamente una pequeña dimensión de los asuntos
claves de nuestras sociedades en red.
Un bien colectivo
En lugar de partir de las cuestiones propias a la entrada de las redes en
nuestra sociedad (llamada comunmente sociedad de la información) e intentar
llevar una especie de proselitismo en los movimientos sociales y ciudadanos,
resulta mucho más interesante y convincente iniciar un proceso contrario. Es
decir, partir de la realidad de los movimientos, de sus asuntos internos, con
el fin de observar cómo interactúan o no con estas redes.
Para empezar, retomemos la cuestión de la experticia. En una sociedad donde el
control del saber es una fuente de poder y donde el conocimiento está en el
centro de nuestro modelo de desarrollo económico, es fundamental para los
movimientos sociales y ciudadanos pensar en relaciones específicas con el
conocimiento. En ambos casos, dos tipos de respuestas pueden ser concebidas.
Las redes humanas y electrónicas juegan en ellas un rol fundamental.
La primera respuesta, ya en juego en numerosos movimientos sociales, es la
contra-experticia ciudadana. De igual modo que en la tradición de los
movimientos revolucionarios se trataba de conquistar los instrumentos de
producción, ahora se trata de conquistar los instrumentos del poder que son
los conocimientos. En esta perspectiva, la formación y la educación de los
ciudadanos constituye una condición sine qua non para la resistencia. Los
militantes anti-AMI denominan a esto la estrategia anti-drácula. Para combatir
un proyecto de acuerdo secreto e incomprensible para el común de los
ciudadanos, se hace necesario ponerlo a la luz, es decir no solo darlo a
conocer en la esfera pública sino además volverlo legible y dar a cada uno los
medios para construir su propio juicio sobre el texto.
La segunda respuesta, no necesariamente opuesta en la práctica a la primera,
es la de la participación. Se trata menos de conquistar un saber/poder, que de
demostrar que en política el saber es, desde un inicio, un bien colectivo,
producto de un proceso de democracia participativa que se construye en una
relación a largo plazo y en un espacio público ampliado.
Como sea, la construcción de estos saberes comunes debe responder a varios
criterios, tan importantes los unos como los otros:
- Abarcar los temas más complejos posibles de una sociedad compleja; sin
embargo los militantes, a diferencia de los expertos, no son pagados para
adquirir estos conocimientos. Es mas, se acabó el tiempo en que los militantes
se formaban en la escuela del partido, ya que la mayor parte de ellos se
involucra por fuera de éste. La adquisición de saberes complejos solo puede
hacerse por medio de lógicas de distribución e intercambio de conocimientos.
- Trascender las fronteras, ya que cada vez más se trata de cuestiones que
conciernen a la humanidad entera; a diferencia de las organizaciones
internacionales que están dominadas por los países occidentales, los
movimientos sociales están preocupados por respetar las diferencias culturales
y los intereses de todos los continentes involucrados.
- Proponer alternativas; se acabó el tiempo en que los movimientos sociales
eran antes que nada movimientos de defensa o de resistencia. No es que estas
dos dimensiones ya no sean válidas, nada más lejos que eso, pero el contexto
post 1989 les impone articularlas a contra-propuestas.
Diversidad y convergencia
Con respecto a todos estos criterios, las redes no aportan respuestas, sino
que constituyen condiciones necesarias y no suficientes. Compartir el
conocimiento, tomar en cuenta la diversidad cultural y territorial, construir
alternativas ligando micro iniciativas locales, solo puede hacerse sobre una
lógica de construcción de redes, redes humanas y electrónicas: constituyen
vectores naturales de estas lógicas cooperativas.
Una segunda implicación íntimamente relacionada a la precedente, después del
tema de la contra-experticia, es la de la democracia interna de los
movimientos sociales y ciudadanos.
Estos últimos han estado confrontados a una doble exigencia: de un lado la
búsqueda de convergencia, condición de la construcción de una relación de
fuerza, y de otro, reconocer la importancia de su diversidad, fuente de su
creatividad. Esta doble exigencia ha sido vivida, en conjunto, como
contradictoria: aspirar a movimientos unitarios que implicaban inexorablemente
una erosión de la diversidad. Ahora el problema reside en saber si las lógicas
de redes van a contribuir a sobrepasar esta contradicción.
En el mismo sentido, los movimientos organizativos deben evitar distanciarse
de la realidad local, y mas bien actuar lo más cerca posible de los
territorios y de sus habitantes. Las últimas elecciones francesas han mostrado
esto a expensas, sobre todo, del partido socialista: no tomar en cuenta las
necesidades de la proximidad implica un desapego radical de parte de los
ciudadanos. Estos dos puntos colocan, cada uno a su manera, el problema de la
democracia interna de los movimientos. La búsqueda de la creatividad y de la
proximidad no pueden hacerse a partir de las clásicas lógicas de los aparatos.
Observar la evolución del movimiento ATTAC - Francia (8)- es muy útil desde
este punto de vista(9). Mientras que la mayor parte de los miembros del
consejo de administración (CA) están habituados a modos tradicionales (y por
lo tanto jerárquicos) de militancia, el intenso uso de listas de discusión ha
permitido que los comités locales se afirmen cada día un poco mas, que los
debates estratégicos se distancien del CA (a veces de modo doloroso) y que la
red internacional se articule incluyendo tanto a entidades ATTAC como a otros
movimientos sociales y ciudadanos preexistentes que persiguen objetivos
convergentes.
Sin tratar de negar las dificultades de este movimiento, vemos que las redes
constituyen un punto de apoyo para este ida y vuelta entre lo
local/nacional/internacional y para introducir una participación ampliada.
Mas allá de este ejemplo constatamos una aspiración de renovación de los modos
democráticos en numerosos movimientos. La difusión acelerada de software libre
de escritura colectiva y de autoproducción de contenidos, en el mundo
organizativo, es un síntoma de aquello. Estos programas permiten a cada
miembro de un movimiento formal o informal escribir directamente en el sitio
web del colectivo. Se acabó el tiempo en que las mociones eran releídas
palabra por palabra y ratificadas por un cierto "comité directivo". Si estos
softwares conservan una función de filtro (los textos son sometidos a un
comité de redacción que autoriza o no su difusión pública), el simple hecho de
someter un texto a publicación ya es un acto participativo y un rechazo de
publicación no puede hacerse sin debate del colectivo. Estamos, entonces, en
el centro del proceso democrático.
Renovación democrática y transformación de la relación con los saberes: tanto
en un caso como en otro, las cuestiones a las que se enfrentan los movimientos
sociales no les son específicas, sino que reflejan las dificultades del
conjunto de nuestras sociedades. La crisis de la democracia representativa
está en todo lado, comenzó en Europa, "vieja dama" de la democracia, tal como
lo demuestran las elecciones recientes y el crecimiento de la abstención y de
la extrema derecha en algunos países (Italia, Dinamarca, Francia, Países
Bajos?).
Distribución del conocimiento: todo el mundo -gobiernos, empresas,
organizaciones- habla de brecha digital y de la necesidad de permitir la
apropiación, de cada uno, de los instrumentos de la era de la información. En
realidad lo que colocamos detrás de la palabra "apropiación" no es comprendido
por todos de la misma manera. Manipular un ratón o saber enviar un e-mail no
es una cuestión ni social ni política. Una verdadera apropiación social de las
redes es permitir a todos, no solo ser consumidores de contenidos, sino
creadores de estos.
Hoy en día, en tanto que actores de movimientos sociales y civiles, hablar de
las Tecnologías de la Información y de la Comunicación debe inspirarnos una
doble exigencia: comprender que detrás de las TIC se ocultan dificultades y
oportunidades que son transversales a nuestras batallas y acercarnos, como
militantes de las TIC, con el fin de articular innovación tecnológica con
imaginario político.
1. Ver "L'AMI, un accord omnivore", Valérie Peugeot, en Transversales
Sciences Culture, N? 50, avril 1998.
2. En Manuel Castells, La société en réseaux, Tome 1, L'ère de l'information,
Éditions Fayard 1998
3. Ver: Pekka Himanen, L'éthique hacker et l'esprit de l'ère de
l'information, Éditions Exils 2001
4. "Los freenets son organismos sin fin de lucro cuyo objetivo es ofrecer un
acceso gratuito a servicios de correo electrónico. Integran también,
progresivamente, servicios de información local y de acceso a Internet. Fueron
creados por expertos de la informática (los "techies") que por lo general
provienen de medios universitarios. Su filisofía no siempre es explícita. Se
caracteriza por una visión utópica de la sociedad en la que se le atribuyen a
las nuevas tecnologías poderes libertarios. En sus manifestaciones más
militantes, buscan crear espacios de discusión libres para la sociedad civil.
Hacen referencia al derecho a la libre expresión y al libre acceso a la
información, de la misma manera que lo hacían los canales de radios y
televisión comunitarias. La dimensión más informática proviene de la ética de
los hackers de volver los códigos visibles y accesibles a todos. Los freenets
son tributarios del trabajo voluntario de sus miembros". Alain Ambrosi,
Réseaux humains, réseaux électroniques, de nouveaux espaces pour l'action
collective; Éditions Charles Léopold Mayer - VECAM 2001.
5. http://interactif.lemonde.fr/article/0,5611,2857--186450-0,FF.html
6. ALAI: http://alainet.org/; APC: http://www.apc.org/, APRESS:
http://www.mediasol.org/xhome.php3
7. Versión español de las recomendaciones del seminario:
http://movimientos.org/foro_comunicacion/show_text.php3?key=906
9. Ver por ejemplo, los programas SPIP y ZOPE: http://www.uzine.net/spip;
http://www.zope.org/
Valérie Peugeot es Coordinadora de VECAM, Veille européenne et citoyenne sur
les autoroutes de l'information et le multimédia, Francia.
* Artículo preparado a partir de su ponencia en el Seminario: "Comunicación y
Ciudadanía", organizado por ALAI, APC y APRESS durante el II Foro Social
Mundial. Traducido del francés.