Foro Colegio Biólogos: Ni más empleos ni inversión, trae TLC
Los argumentos a favor del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLC) como que su ratificación atraerá mayor inversión extranjera y por ende más empleo, son falsos. Tampoco es cierto que se perderá el mercado estadounidense en caso de que no se apruebe el convenio.
Por el contrario, el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (TLC) tendrá repercusiones negativas en el nivel social, económico y ambiental.
Estas fueron las dos principales conclusiones expuestas en el foro "Análisis del TLC con USA" organizado por el Colegio de Biólogos y se llevó a cabo en el Auditorio 180 de la Escuela de Biología, de la UCR el pasado 24 de noviembre.
Los expositores fueron Juliana Martínez, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Gabriel Quesada, presidente del Instituto Costarricense de Ecología Aplicada (ICEA) y Juan Manuel Villasuso, coordinador del Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento de la UCR (PROSIC). El moderador fue Manuel Emilio Morales, periodista de Radio Universidad de la UCR.
Cada uno de los invitados analizó el Tratado desde una perspectiva distinta: Martínez desde lo social, Villasuso desde lo económico y Quesada desde lo ambiental.
Los expertos afirmaron que no se debería considerar como un tratado de comercio pues los temas que abarca son mucho más profundos e incluso pretenden modificar el modelo de desarrollo que Costa Rica ha seguido hasta la fecha.
Mencionaron que se tiende a un modelo donde "todo lo que se puede comprar, se debería comprar" incluyendo la salud, los seguros, etc. Esto tendría un efecto irrevocable en la capacidad de la movilidad social.
Al recordar el informe presentado por la Comisión de Notables el año pasado, el TLC implica cambios institucionales para el país. Los expertos aseveraron que se pone en riesgo el principio de solidaridad que fundamenta las instituciones públicas actuales.
Lo social
Martínez profundizó en la forma en que el empleo y el ingreso social (educación, salud, seguridad ) de los ciudadanos se verían afectados con el TLC.
La investigadora expresó que las empresas extranjeras como Intel emplean a tan sólo 2.200 personas, mientras que empresas nacionales como la Dos Pinos dan trabajo a más de 3 mil personas. A la vez, Intel representa el 23% de las exportaciones nacionales y Dos Pinos sólo el 0,4%.
Tanto Martínez como Villasuso expresaron repetidamente que este es un ejemplo claro de que la inversión extranjera directa no garantiza empleo, ni mucho menos su calidad.
Además, Martínez indicó que en un escenario futuro de vigencia del TLC, la carga económica que representan las garantías sociales se verían como un impedimento para la producción, y amenazarían la seguridad social que dan al trabajador.
Aseveró que "es más caro producir en Costa Rica que en EUA", por lo que para lograr competir "vamos a ser nosotros mismos los que vamos a pedir que se modifique lo que tenemos ganado en materia de seguridad social para poder "abaratar los costos".
El economista señaló que desde 1995, el país abrió su cuenta de capitales por lo que existe un flujo libre de capital que es difícil que varíe con la ratificación del TLC.
Desmintió la creencia de que la inversión extranjera aumentará de un día para otro. Aseveró incluso que se corre un riesgo de atraer inversión negativa para el país por la incapacidad de exigir requisitos de desempeño, aspecto que se prohíbe en el texto del convenio.
Lo que resulta más dañino, según Villasuso, es que con el Tratado se le permite al inversionista demandar al Estado en caso que éste limite en alguna medida su inversión.
Aseveró que el TLC viene tan sólo a consolidar el libre acceso que tenemos al mercado estadounidense desde hace más de 20 años con la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) y que tan sólo se incluyen otros beneficios adicionales en donde están ubicados productos como el azúcar, etanol, atún y queso.
Estos últimos productos, al ser negociados en el 2000 y no en 1985 cuando entró en vigencia la iniciativa, están contemplados en la ICC con un plazo que acaba en el 2008, los demás productos no tienen fecha de "expiración".
Más importaciones
El economista también desmintió el criterio de que los exportadores serán los grandes ganadores, sin embargo, Villasuso aseguró que el aparato productivo costarricense es insuficiente. "Firmamos los acuerdos para exportar más pero lo único que hacemos es importar más, con lo cual sólo provocamos un déficit comercial".
Destacó que es más probable que se dé un "escenario de desviación del comercio, en donde se pierda el mercado centroamericano ( gran socio comercial de Costa Rica.) a raíz del incremento de las exportaciones a EE.UU., las cuales no serán suficientes".
En el campo ambiental, Quesada afirmó que las políticas neoliberales que se pretenden instaurar con el convenio irán en detrimento del ambiente. Esta situación se da porque no se especifica dentro del texto la manera en que se va a proceder en este tema, sino que se da una situación general en términos ambientales.
Recalcó la necesidad de leer lo que se maneja entre líneas y citó el artículo 17.7 del capítulo ambiental del TLC que trata el tema del irrespeto a la legislación ambiental de las partes.
En caso de que se de un incumplimiento de la legislación ambiental, cualquiera de las partes podría denunciarlo, pero esa queja deberá estar "encaminada a promover la aplicación de la ley y no a hostigar una industria".
Sin embargo, Quesada considera contradictorio este artículo porque de alguna forma protegería mas a las empresas, en lugar de proteger al ambiente.
El ambientalista indicó que esta es sólo una de las contradicciones que atentan contra lo ya establecido, por lo que es necesario un análisis más profundo del tema.