Costa Rica: Democracia trastocada

2006-10-30 00:00:00

La principal función del Tribunal Supremo de Elecciones, es interpretar las aspiraciones del pueblo en lo que se refiere a la realización de todo tipo de consulta popular necesaria en el país. El TSE no es el cuarto poder de la república, como equivocadamente lo han expresado algunos magistrados, porque ese poder reside en el pueblo y no en quien debe administrarlo. Si el TSE no cumple con su obligación, la democracia que tanto nos enorgullece, forjada por varias generaciones de costarricenses, viene a sufrir un nuevo revés como sucedió esta semana con el fallo que niega la posibilidad de realizar un referéndum consultivo al TLC.

La opción del referéndum ofrecía una oportunidad de oro al TSE, para dar una salida pacífica y ampliamente participativa al proyecto más polémico que se ha presentado en los últimos años, como es el Tratado de Libre Comercio. Tanto quienes apoyan como quienes rechazan el TLC reconocen que el mismo impondría un modelo de desarrollo que transformaría para siempre el país por las diversas implicaciones económicas y su impacto social, por ello la petición recogía firmas de ambos bandos, que creíamos era mejor dejar al pueblo manifestarse libremente

Esta semana vimos las calles de San José y de las principales ciudades del país paralizadas ante la enorme participación de gente contra el TLC, según los organizadores fue tan solo un ensayo de lo que vendrá porque todavía no ha habido un detonante comparable a la eventual ratificación Si así fue el ensayo, ¿cómo será cuando un pueblo indignado y rabioso -con la razón de su lado- salga a protestar? El Combo todavía está fresco en nuestra memoria.

Los Notables que analizaron hace un año el TLC, señalaron con enorme preocupación la peligrosa polarización que existía. Hoy vemos cómo se ha agudizado y profundizado. Ellos no ofrecieron una salida, Convergencia Patriótica lo hizo con la propuesta de realizar un Referéndum Consultivo para que el pueblo soberano eligiera si deseaba o no dicho Tratado.

El hecho que los magistrados del TSE no dieran curso a la petición de una consulta popular, resulta sumamente inquietante, pues eluden la responsabilidad del manejo y realización de las consultas populares. ¡Era de esperarse una entusiasta acogida a esa petición!

Cuando el Tratado intente ratificarse, las amenazas de huelga general, bloqueos, cierres de vías y quién sabe qué otras formas de presión y desobediencia civil, habrán sido legitimadas.

Los magistrados del TSE serán entonces señalados solidariamente responsables de cualquier disturbio social, porque no sólo dan una estocada a la vía costarricense y pacífica para evitar conflictos, sino que además han legitimado lo que algunos han llamado la democracia de las calles. Esta agresión viene a sumarse a la larga lista de actos violentos que ha recibido nuestro pueblo en los últimos años, por parte de los propios poderes de la república, que han venido cerrando todas las válvulas de escape y expresión. Así difícilmente lograremos evitar que la violencia se apodere del país. Ya hemos visto como la Sala Cuarta suplantó a la Asamblea Legislativa y modificó la Constitución, el TSE rechazó todas las denuncias de irregularidades documentadas, dándole el triunfo a Oscar Arias, quien en campaña se negó a debatir el TLC y ahora afirma que 29 diputados son quienes deciden por el pueblo. Me pregunto entonces: ¿Cuándo le toca al pueblo decidir? ¿Cuándo es que vale la Asamblea Legislativa? ¿Cuáles son las funciones del Tribunal Supremo de Elecciones y a quién responde? ¡Aquí todo está trastocado!, sólo nos falta que el TSE ratifique el TLC antes que la Asamblea lo discuta ¿Quién genera la violencia? ¿Dónde se destruye la paz? ¿En las calles o desde el Gobierno?
Quienes firmamos la petición del referéndum hemos cumplido con nuestro deber patriótico y democrático, quienes lo rechazaron ¡no!

Y como lo dijo nuestro queridísimo y recordado don Rodrigo Madrigal Nieto, el año pasado en una entrevista para Informa-tico: “Por menos fuimos a una guerra civil en 1948”.

Fuente: Tribuna Democrática, octubre 29, 2006.