Acción ciudadana ahora o nunca
El PAC frente al TLC
El PAC ha manejado el tema del TLC como un asunto de cúpula y fracción parlamentaria, no como un tema donde se haga realidad de manera práctica la “acción ciudadana”. Si así fuera, miles de ciudadanos que hoy adversan el TLC, pero que no tienen donde expresarse y canalizar orgánicamente su posición, estarían engrosando las filas del PAC, aunando sus fuerzas a los comités cantonales del PAC y proyectándose a las comunidades en un claro y rotundo No al TLC. La esperanza de que esto todavía pueda suceder, y no solo eso, sino la certeza de que esta es la vía electoral del PAC, es lo que me motiva a escribir estas líneas.
Recientemente el PAC ha dado a conocer un llamado de no confrontación en torno al TLC, denominado “El diálogo es la ruta para Costa Rica”. Los llamados pacifistas del PAC son congruentes con el espíritu costarricense y con lo que esperamos de un partido maduro y responsable. Sin embargo, en este particular momento de la historia del país, existe una diferencia entre el pacifismo y la inercia. Si el PAC quiere ganar las elecciones y convertirse en artífice del futuro del país, debe desechar las medias tintas y asumir posiciones contundentes, prácticas y precisas, que garanticen de manera incuestionable un cambio del país y que le identifiquen frente al electorado indeciso y desinformado por la gran prensa.
El discurso de Ottón Solís ha venido repitiendo consignas éticas que todos compartimos, pero que son las de la contienda anterior y no necesariamente hacen eco en los sectores populares y en el electorado rural y urbano marginal, que está sufriendo los embates de esta crisis social y económica. No espera uno ver a Ottón Solís en las calles, ni tiene por qué hacerlo. Pero don Ottón debe comprender que “las calles” tienen lugar en un proceso social que lucha por ser democrático dentro de una sociedad que dejó de serlo. ¿O es que alguien cree que en las actuales circunstancias las instituciones funcionan? ¿Funciona la prensa como instrumento de expresión de las ideas y el disenso? ¿Funciona la Asamblea Legislativa? ¿Habrá una discusión justa y leal del TLC en la Asamblea Legislativa? ¿Tiene algún sentido una discusión ahí? ¿Se toman ahí las decisiones o se toman en lujosas residencias de Rohrmoser, Escazú o Pinares? ¿Funciona el diálogo –legislativo- que engañosamente predican las cámaras? Todos sabemos la dolorosa respuesta. ¿Será este el diálogo al que se refiere el PAC?
Si el PAC no entiende tales cosas, la realidad superará al PAC y la gente no se sentirá identificada con esta opción electoral y política. El sentimiento que prevalece hoy en los corazones y las mentes de los sectores más comprometidos del país, los intelectuales, los maestros, los líderes campesinos, indígenas, sindicales y comunales, los estudiantes, es la indignación y la beligerancia. El punto es muy delicado porque ante este panorama el PAC debe asumir una conducción muy inteligente de esa beligerancia. Por supuesto que es deseable canalizar la beligerancia por vías pacifistas. Pero no es posible ocultarla, ni evadirla. Todo lo contrario, el PAC debe encontrar la forma de convertirse en la opción política de la beligerancia. Si no hay salidas políticas, entonces sí que habrá polarización, y algunos grupos podrían buscar salidas de otro tipo.
Convertirse en opción política de la beligerancia significa convertirse en una opción beligerante. Hagamos que la Acción Ciudadana funcione. Y que sea una acción ciudadana beligerante y constructiva. No me refiero a gente tirando piedras y quemando llantas. Me refiero a gente lanzando ideas y tomando posiciones. Pero esto demanda del PAC, o del que quiera y pueda asumir este rol, una posición política activa y de vanguardia. Y no asustarse por el hecho de que en todo el proceso, algunos grupos tengan que salir a las calles a hacer barricadas para enarbolar las ideas que no ha sido posible dirimir bajo condiciones justas, ni en los medios, ni en otros espacios.
¿Se atreverá el pac a hacer un llamado beligerante de NO AL TLC a sus bases y al país? ¿Tendrá el PAC la claridad ideológica para lanzar sus comités, casa por casa, a explicar a las comunidades las causas de la oposición al TLC? ¿O es que el PAC espera como algunos sindicatos, la acción mágica del espíritu resucitado y espontáneo del Combo?
Es hoy señores, antes de tomar el poder, cuando el PAC debe demostrar su capacidad de liderar un movimiento, como lo hizo José Figueres cuando dio inicio político y práctico a “la lucha sin fin”. Lo demás son discursos, buenos deseos, albures, cálculos estadísticos, apuestas a una segunda ronda electoral. Juegos que no nos garantizan la claridad que se requiere para asumir la conducción del país en esta hora de oscuridad.
El país requiere un movimiento beligerante. Tal vez no sea asunto de un solo caudillo. Tal vez sea un grupo de personas. Pero esta es la oportunidad histórica del PAC y pasa por el TLC. La pregunta es ¿la toma o la deja?