Movilización contra firma de un TLC

2006-08-10 00:00:00

Montevideo.- Unas 500 personas se movilizaron ayer contra la posibilidad de que Uruguay firme un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Durante la concentración en la Plaza Libertad, que comenzó a las 19h00, las organizaciones convocantes leyeron la proclama que presentamos a continuación, en la que expresan las razones para su oposición a un acuerdo de este tipo.

Proclama concentración contra el TLC

9 de agosto de 2006

Compañeras y compañeros, compatriotas; Hoy nos hemos congregado bajo una sola consigna: la necesaria, imprescindible y urgente unidad de todos los orientales que provenientes de distintos horizonte, organizaciones, creencias, puntos del país, confluimos en la defensa de nuestros más altos intereses como nación soberana.
Hoy nos hemos concentrado organizaciones sociales y políticas heroicamente construidas por nuestro pueblo para organizarse en la defensa y profundización de sus intereses. Aspirando a ser la continuidad histórica de las propuestas recogidas en la plataforma del Congreso del Pueblo de 1965.

Aquí, en esta plaza pública, movilizados y actuantes en el rumbo de la mejor tradición artiguista, la de aquel que supo decir en su momento “No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo y ruin precio de la necesidad”, conscientes de que estamos tratando un tema estratégico para el país, una cuestión que define nuestro destino a futuro.
Esta misma plaza símbolo vinculado a la lucha y la memoria por nuestros desaparecidos, por la defensa porfiada de las empresas públicas, conociendo derrotas y triunfos que fueron recomponiendo la relación de pertenencia que los pueblos solo reconocen amalgamando la defensa de la soberanía a través de sus luchas.
Hoy estamos amenazados por un proyecto imperial de la primera potencia económica y militar mundial que busca imponer su influencia y dominio en Latinoamérica eligiendo a nuestro país como lugar para quebrar el proceso de integración y unidad de los pueblos.

Avanzaremos por el camino de la integración con nuestros hermanos latinoamericanos y no nos dejaremos usar como cuña para romper la unidad
Derrotado en la cumbre de Mar del Plata el proyecto ALCA por la acción conjunta de los países del MERCOSUR más Venezuela, los EEUU cambiaron de estrategia para impulsar Tratados de Libre Comercio bilaterales con distintos países. A nosotros nos incluye ahora no por razones económicas, sino porque pretende afectar el MERCOSUR, como ayer afectó la Comunidad Andina de Naciones. La llegada al país del principal negociador de EE.UU. en materia de TLC para América Latina, Mr. Einsenstat, habla de momentos de definición en esta materia.

¡¡Repudiamos la presencia del mandadero del Imperio en nuestro suelo!!

La lucha de resistencia en condiciones muy adversas del movimiento popular, causaron sucesivas derrotas a las políticas neoliberales pro imperialistas a través de varias gestas con los referéndum llevados adelante por el pueblo en defensa de sus intereses, oponiéndose a la premisa del libre mercado que todo lo convierte en mercancías, siendo un punto alto de inflexión el 7/12/2003 plebiscito por ANCAP, junto a la lucha en la defensa del agua, con la reforma constitucional. Asimismo la fuerza política del gobierno actual, el Frente Amplio a quién amplias mayorías del país le confiaron implementar el cambio, en su último Plenario Nacional adoptó por aplastante mayoría una resolución histórica: su más pleno rechazo en forma y contenido a cualquier Tratado de Libre Comercio con EE.UU. por entenderlo contrapuesto al Uruguay productivo que necesitamos alumbrar, consecuente con las decisiones de su 4to. Congreso que elaboró la plataforma de este gobierno.

Igualmente destacamos la firme posición de las organizaciones sociales presentes, que han definido – desde mucho tiempo atrás y en múltiples ocasiones – su rechazo al los Tratados de Libre Comercio.

Sí, los que aquí nos hemos reunido somos concientes de que estamos tratando, ni más ni menos que de la cuestión nacional. La disyuntiva para el país es clara: integración latinoamericana o sometimiento a los designios del imperialismo. Debemos resolverla en estos días con nuestra activa participación.

Igualmente, se trata de analizar que los pueblos y gobiernos latinoamericanos debemos desarrollar una estrategia global para la defensa de nuestros intereses, porque la estrategia imperialista es global. Quién crea que abarca sólo lo económico – financiero o comercial y no incluye aspectos de dependencia política, diplomática y militar, no solo no analiza bien la realidad contemporánea, sino que desconoce la historia de América Latina, surcada por intervenciones militares de todo tipo, injerencias en todos los planos, despojos y acuerdos leoninos a favor del imperialismo han sido moneda corriente.
Estamos siendo amenazados por la voracidad de una potencia guerrerista que busca apropiarse de los recursos energéticos disponibles en cualquier parte del planeta, como Irak y Afganistán para sustentar su alto estándar de vida por varias décadas en detrimento del mayor empobrecimiento de los países subdesarrollados y dependientes. En estos días en que en Palestina y el Líbano se ha desatado también la guerra por el agua además del gas y del petróleo, el acuífero Guaraní, nuestro inmenso lago subterráneo de agua potable, como nuestros recursos hídricos, son objeto de la apetencia de las multinacionales.

Es en este marco, con un aparato productivo seriamente desmantelado, con un mercado interno empobrecido, con una alarmante precarización del trabajo, con la mayor concentración de tierras en manos de Sociedades Anónimas Financieras (SAFI) al servicio de un nuevo monocultivo más depredador que los anteriores, que se pretende firmar dicho tratado para ejecutar en forma vergonzosa e irreversible la hipoteca de nuestra soberanía, con un tratado de sometimiento que serviría como cabecera de puente a los EEUU en la región para imponer el tríptico de sometimiento y penetración cultural, económica y militar.

En lo inmediato seguiremos perdiendo el carácter solidario de nuestra Seguridad Social, más lejos quedará el derecho a la vivienda, la precarización del trabajo será la tónica irreversible para nuestro jóvenes.

La estrategia del imperialismo es clara, romper el bloque regional MERCOSUR que más allá de las insuficiencias que lo constituyen producto de su origen en gobiernos neoliberales obsecuentes a los designios de Washington, recobra hoy con la incorporación de la República Bolivariana de Venezuela y el eventual ingreso de Bolivia en el bloque, su verdadero papel como integrador de los pueblos.

Estamos debatiendo, ni más ni menos, sobre si continuaremos insertándonos en el mundo como un país dependiente, exportador de unos pocos rubros con muy bajo valor agregado – que eso son los productos que le exportamos a EE.UU.- o, si por el contrario, podremos impulsar un país productivo con altos niveles de calidad, intensivo en conocimiento, agregando valor y empleo calificado, en donde el mercado interno y las actividades exportadoras no sean contrapuestas, sino que se complementen, todo en el marco de una integración para los pueblos.

Se trata también de qué papel le cabe en el desarrollo nacional a las empresas públicas, ese formidable instrumento que hemos salvado de la privatización en gestas que quedarán para la mejor historia nacional. ¿Seguirán en nuestras manos o se verán mortalmente afectadas por las normas de competencia y la liberalización de servicios que exigen estos TLC o Acuerdos de Promoción Comercial
(APC), como ahora se les llama?

¿Las conservaremos y potenciaremos para impulsar proyectos productivos como el sucro-alcoholero de Bella Unión y el desarrollo tecnológico nacional o permitiremos que el capital transnacional, siempre hambriento de más y más ganancias, penetre de lleno en ellas, como lo logró en otras naciones latinoamericanas? Porque aquí, compañeros y compañeras, también está en juego el papel de la inversión pública en el desarrollo nacional.

¿Y qué pasará con las compras públicas? Las miles y miles de pequeñas y medianas empresas que hoy le venden al Estado con márgenes de preferencias del 10% con respecto a las empresas de capital extranjero, ¿perderán esa preferencia, tal como exigen estos tratados y acuerdos? Podrán competir con las grandes empresas transnacionales yanquis que exigen “trato nacional” para ellas?

¿Dejaremos de utilizar este muy buen instrumento para el desarrollo tecnológico Nacional? La asociación de Micro y Pequeñas Empresas y hasta la Cámara de Industrias advirtieron sobre las negativas consecuencias de esta contrapartida exigida por EE.UU. en todos los TLC o APC.

Hasta nuestro marco jurídico resultará avasallado y quedaremos en manos de tribunales internacionales que defenderán los intereses de las multinacionales. Es menester señalar que el concepto de “inversión” que plantean dichos acuerdos toman como tal el endeudamiento contraído con antelación por el país, incluyendo hasta los tenedores de deuda privada.

También se trata del destino de sectores enteros de la Industria Nacional. ¿Que pasará con la Industria del medicamento, que tanta inversión en ciencia y tecnología ha realizado y que emplea a miles de uruguayos? Recordemos que estos tratados nos imponen condiciones muy fuertes respecto de la propiedad intelectual que impiden la producción de medicamento por nuestros laboratorios y que tendrán incidencia en los precios de los mismos. Son exigencias más leoninas que las que rechazamos en la OMC.
ALIFAR, la organización que agrupa a los laboratorios nacionales de quince países de América Latina, entre los cuales la nuestra, la Asociación de Laboratorios Nacionales, rechaza rotundamente los TLC. En efecto, la insistencia de EE.UU., en la “defensa de la propiedad intelectual” hiere mortalmente la industria nacional del medicamento, ya que las multinacionales yanquis tienen todas las patentes, y serían los únicos fabricantes. Véase y sígase la lucha desplegada en estos días por los laboratorios Nacionales chilenos contra las transnacionales yanquis del medicamento para comprobar de qué estamos hablando.

Asimismo debemos preguntarnos cuál será el destino de la industria avícola nacional. Tengamos presente las protestas de los avicultores colombianos, alarmados por la potencial y desleal competencia de las importaciones de partes sobrantes de pollo en el mercado de EE.UU a precios de liquidación. Así como los problemas que tienen los productores de leche mejicanos con las exportaciones subsidiadas de leche en polvo a su mercado desprotegido por un TLC allí llamado Nafta, exportaciones que desplazan incluso a nuestros subproductos lácteos de aquel mercado.

Y ni hablar de los devastadores efectos sobre la producción granjera nacional afectada ya por el endeudamiento ocasionado por las políticas neoliberales.
Por otro lado no debemos olvidar que los arroceros uruguayos están enfrentados al arroz yanqui subsidiado, arroz que nos desplazó de varios mercados de exportación, ocasionándonos pérdidas de centenares de millones de dólares. Y qué pasará con los productores de maíz o azúcar o lácteos, como ha ocurrido en otros países que aprobaron TLC o APC.

Pero también tenemos que saber que no es posible permanecer en el MERCOSUR si concretaremos un TLC con EE.UU. sin consulta o sin modificación de la legislación vigente. Existe una resolución, la decisión 32/2000 que establece el compromiso de los socios de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extra zona, en los cuales se otorgan preferencias arancelarias. Y si permaneciéramos en el MERCOSUR, firmando el TLC o APC estaríamos igualmente debilitándolo por desvío de comercio, por producir perforaciones en la unión aduanera y menoscabar la capacidad de negociación conjunta.
¿Qué consecuencias nos traería? No olvidemos que el MERCOSUR es clave para la energía, el Turismo, la infraestructura, la investigación científica y tecnológica, así como para los temas sociales en su totalidad. Pero más clave aún es para luchar por la unidad latinoamericana, única base posible desde la cual dar una pelea exitosa contra los subsidios agrícolas, para modificar los condicionamientos de los organismos de créditos internacionales, o para ponerle trabas a los movimientos especulativos de los capitales golondrina de corto plazo, esos que en un santiamén arrasan economías enteras.
Es un contrasentido pretender más y mejor MERCOSUR infiriéndole una profunda herida, como ocurriría si concretamos un TLC o APC. Es vital conservarlo para dar la pelea contra las exigencias del FMI en sus negociaciones para asegurarle el pago de la deuda hasta su último centavo ¡¡ Y más vital es para lograr cosas tales como quebrar el inmoral bloqueo contra CUBA, tal como se conquistó hace pocos días en la XXX cumbre del MERCOSUR, para furia y odio del imperialismo.

Compañeras y compañeros, compatriotas todos, en la región es donde vendemos productos con efectos dinámicos y favorables sobre el mercado laboral. Por ejemplo, ¿Qué podría pasarle a la industria del plástico que estos días ha cumplido 100 años en el Uruguay y emplea a 4.000 personas? Escuchemos su misma voz, alertando sobre el posible derrumbe de sus exportaciones, las que mayoritariamente se dirigen a los mercados de Argentina y Brasil. Como algo catastrófico y trágico califican los dirigentes de la asociación que agrupa las industrias del plástico la posible pérdida del acceso libre a los mercados regionales. ¿Y qué le pasará a la industria química o a la industria automovilística o de auto partes, que tienen sus ventas concentradas en el MERCOSUR?

El pueblo uruguayo no debe considerar como una fatalidad la aceptación de un TLC. No es nuestro camino ni el de Latinoamérica. Desde los sectores más representativos de la derecha mediática se ha ambientado un lobby tendiente a generar el clima propicio para suscribir este vergonzoso tratado, en el momento de mayor despliegue y ferocidad de la estrategia imperialista de dominación encabezada por el genocida George Bush,
Dichos medios y diversos operadores políticos funcionales a este objetivo intentan desideologizar el debate de dicho tratado escamoteando que los tratados imperialistas a lo largo de la historia de agresiones no fueron nunca objeto de negociación sino producto de la imposición lisa y llana, presuponer otra cosa es pensar que la sardina negocia con el tiburón.

Omiten dichos medios, por complicidad o complacencia hablar de las vergonzosas condiciones del tratado en sí, procurando esterilizar o disolver en las consideraciones generales como si se tratara de un acuerdo con cualquier país subdesarrollado y no con el gendarme mundial.

El pueblo uruguayo, además no puede estar ajeno a cualquier negociación de acuerdos con cualquier país del mundo. Hay que luchar por espacios de participación democrática para incidir en los destinos de nuestro país. Para participar es necesario estar informados, que el contenido de los tratados sea expuesto públicamente de manera de que sea conocido por toda la opinión pública, así como también el Tratado de Protección de Inversiones que constituye el marco de referencia del TLC.

La firma de un TLC tiene una significación tan grande que no puede resolverse con un análisis superficial y coyuntural de las posibilidades exclusivamente comerciales. La significación es tan grande que cambia la trayectoria de la vida del país y por tanto, se requiere un debate democrático, amplio y profundo que involucre todos los aspectos en juego y al conjunto de la sociedad uruguaya. En la memoria de nuestras mejores tradiciones federalistas libertarias y constituyentes evocamos al jefe de los orientales: “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”.

Las organizaciones sociales y políticas y los ciudadanos aquí presentes, fieles a las mejores tradiciones nacionales hemos dado comienzo a este debate, el que esperamos extender a más capas sociales y grupos políticos y al conjunto del país.
Para que nuestros jóvenes excluidos masivamente de la educación, del trabajo, de la memoria, de la transmisión de valores de pertenencia y de identidad recuperen sus derechos tan postergados. No lo tendrán con un TLC que solo ofrece trabajos basura y más desarraigo.

Al principio de la proclama hablamos de que los que aquí estamos somos parte de la alternativa político-social de los cambios, los que hablamos de que otro Uruguay es posible. Ese otro Uruguay lo soñamos como parte de una Latinoamérica fuerte y unida, profundamente democrática y solidaria, hermanada por la comunión de principios libertarios y de justicia social.

Compatriotas: ¡no es este camino, el de los TLC, el que nos va a acercar a hacer realidad este sueño!

¡¡Redoblemos nuestro compromiso de participación y lucha para cerrar los espacios a la realización de un tratado con los EE.UU.!!