Ponencia en el II Encuentro de mujeres afrolatinoamericanas y afrocaribeñas
Las mujeres negras construyendo historia
Introducción:
A pesar de que el Tema de este Panel es "Mujer Negra y Juventud"
únicamente abordaré el Tema de la Realidad y Perspectivas de las Mujeres Negras
en América Latina y El Caribe. Mi exposición la he denominado: "LAS MUJERES
NEGRAS CONSTRUYENDO HISTORIA".
Desarrollaré varios subtemas que considero cruciales en el contexto
histórico que nos encontramos, para avanzar en una propuesta política de las
mujeres negras, encauzada a que, en el corte y mediano plazo las mujeres negras
asumamos espacios políticos de poder que contribuyan con el mejoramiento de
nuestras condiciones de vida y de las de nuestro pueblo.
Por lo anterior he dividido mi ponencia los siguientes subtemas:
1- Rápido diagnóstico de la realidad de las mujeres afrolatinoamericanas y
afrocaribeñas y del contexto histórico actual. Colocación del tema Etnia-Raza-
Género.
2- El Incipiente Movimiento de Mujeres Negras y su relación con el Movimiento
de Mujeres.
3- Abriendo espacios para las mujeres negras en el Movimiento Negro.
4- Perspectivas políticas y alianzas estratégicas de las mujeres negras. El
asunto de la diversidad.
1- Diagnóstico de la situación de las mujeres negras y la colocación de tema
etnia- género- raza
El mundo actual globalizado, lejos de superar los problemas de racismo y
xenofobia, los ha intensificado. En Europa, Estados Unidos y América Latina y
El Caribe se recrudecen los problemas de segregación racial por medio de grupos
radicales que abren el debate sobre temas supuestamente superados como la
superación racial de unos grupos sobre otros. Este nuevo contexto, pone a las
poblaciones negras de la región y a las mujeres negras en particular en una
posición de vulnerabilidad, porque las sociedades occidentales tienen siglos de
introducir abierta y solapadamente la inferioridad de la raza negra.
Los avances en las comunicaciones, las múltiples Conferencias y Cumbres
organizadas por las Naciones Unidas, no han logrado que los gobiernos de la
Región asuman compromisos y acciones concretas con las poblaciones africanas-
americanas. Las nuevas discusiones sobre derechos humanos en el contexto
internacional, teóricamente abren un marco político para introducir en la
discusión de problemática de discriminación étnica y económica de las
poblaciones negras, pero en la práctica los avances, cuando se dan, son muy
lentos.
Estamos conscientes que vivimos en un mundo de cambios profundos y
estructurales, que desde que termina la Guerra Fría los focos de atención de
las grandes potencias dan un viraje importante. Sin embargo, debe de
resaltarse que en muchos casos esta nueva realidad, lejos de solucionar la
problemática de algunos grupos humanos la agudiza, porque la hegemonía de un
solo sistema económico político internacional sin contrapesos, limita aún más
la posibilidad de llegar a un equilibrio entre países, grupos étnicos, hombres y
mujeres.
La propuesta de desarrollo occidental a nivel mundial, no es solo de un
proyecto económico de mercado sino un proyecto político que en muchos casos se
aleja mucho de un sistema democrático porque polariza las fuerzas y los recursos
aumentando dramáticamente la pobreza.
Introduciéndome concretamente al tema de discusión, la realidad de las
mujeres negras es muy similar en América Latina y el Caribe. La situación de
pobreza, de falta de oportunidades, de racismo no permite en muchos casos
resolver las necesidades más elementales y hacen que la participación de mujeres
negras en esferas de toma de decisiones de todo los niveles sea prácticamente
nula.
Puede decirse, sin embargo, que existen algunas excepciones, como es el
caso de mi país Costa Rica, donde no se puede identificar de manera clara una
pobreza mayor en las mujeres y poblaciones negras, sin embargo es evidente un
menosprecio y discriminación a los y las afrocostarricenses, que redundan en una
negación general de la cultura y en una ausencia de participación activa de las
mujeres negras en los diversos espacios de toma de decisiones. En ese sentido
aún en estos casos que excepcionales, la negación persistente y sistemática de
la cultura afroamericana es el primer elemento discriminatorio en las sociedades
de América Latina y el Caribe.
Partir del reconocimiento de la situación de las mujeres negras y la
discriminación de la que somos objeto, como género, como etnia y como clase nos
permite abordar: la colocación del tema etnia-género-raza. Creo, que es
importante destacar algo que no es nuevo, pero que no se ha asumido como la
responsabilidad ideológica que ello conlleva: vivimos en sociedades patriarcales
y androcéntricas, (machistas) de igual modo como vivimos en sociedades racistas
y claramente discriminatorias. El racismo y el patriarcado son ideologías que
están inmersas en la cultura de América Latina y el Caribe y atraviesan las
sociedades por todos sus los ángulos.
Dentro de la realidad que vivimos las mujeres negras en nuestras
comunidades tenemos patrones culturales que reproducen esquemas por medio de los
cuales se les da más poder a los hombres que a las mujeres en casi todos los
ámbitos y existen una división del trabajo que coloca a las mujeres en una
posición de desventaja y a los hombres en una posición de dominio. Nosotras
como mujeres negras, tenemos bajo nuestra responsabilidad el trabajo
reproductivo (trabajo doméstico no remunerado), y también la responsabilidad de
trabajo productivo que genera recursos para la sobrevivencia. Los hombres
negros sin embargo, que asumen el trabajo productivo no tienen la
responsabilidad cultural de contribuir en condiciones iguales con las mujeres en
el trabajo reproductivo, que sigue siendo para ellos "un trabajo de mujeres".
La perspectiva de género nos permite explicar esta realidad y las
relaciones asimétricas entre hombres y mujeres a partir de la socialización, que
se da no solamente en nuestras comunidades afroamericanas sino que cruzan las
relaciones de convivencia social en todos los niveles y con todos los grupos
sociales. Estamos inmersas en sociedades que se asientan en patrones perpetúan
las discriminaciones de los unos sobre las otras. Recientemente la perspectiva
de género ha servido para iniciar un proceso encauzado a afrontar la realidad de
discriminación de las mujeres para cambiarla.
Sumado a lo anterior, al igual como aprendimos patrones de
comportamiento social, valores y relaciones de poder diferentes para hombres y
mujeres, también aprendimos valores patrones y relaciones de poder diferentes
para personas blancas y personas no blancas. Particularmente, las personas de
ascendencia africana tienen sobre sus espaldas un proyecto político de cientos
de años que ha que las menosprecia, las menosprecia, menoscaba y minimiza de
manera sistemática. No obstante, esta realidad de discriminación no es la misma
para hombres negros que para mujeres negras, para nosotras el peso de la
discriminación se acentúa considerablemente.
Resumiendo, el machismo y el racismo son concepciones políticas e
ideológicas que están inmersas dentro de la cultura de las sociedades de
América. Estas concepciones ponen en clara desventaja a las mujeres negras, y
su sumamos su condición económica reafirmamos que sus posibilidades de ascenso
son muy limitadas.
Las mujeres negras organizadas que estamos trabajando en propuestas
políticas nacionales y regionales proponemos la introducción de un concepto
amplio sobre una perspectiva étnica cultural que se deba de incluir en los
programas de desarrollo, tal como en la actualidad se exige a nivel de gobierno
y no gubernamental la introducción de la perspectiva de género. Esta última
producto del trabajo del movimiento de mujeres alrededor del mundo, y que se
convierte ya en propuesta de organismos internacionales como la Organización de
las Naciones Unidas. La colocación de una concepción de perspectiva étnica-
cultural-racial parte del reconocimiento de la desigualdad en que vivimos
algunas poblaciones como la negra, y esto por lo tanto es un avance político
importante.
En el marco de las discusiones mundiales dado por las Cumbres y
Conferencias del racismo colocado en la discusión como eje central propio por
las mujeres negras de América Latina y El Caribe en su proceso de proyección
política nacional y regional y en su acercamiento al Movimiento de mujeres.
En nuestro planteamiento partimos del reconocimiento de nuestra situación
y hemos logrado entrelazar de manera circular la cuestión de género y etnia:
nos asumimos mujeres negras, por lo cual no podemos separar nuestra etnia de
nuestro género.
2- El Incipiente Movimiento de Mujeres Negras y su relación con el Movimiento
de Mujeres
El Movimiento de Mujeres Negras es un Movimiento nuevo y nace por la
realidad diferenciada de las mujeres negras con los hombres negros y con las
mujeres en general. La situación que vivimos las mujeres negras nos ha obligado
a organizarnos para buscar soluciones a los problemas que sentimos como propios.
Como mujeres negras en sociedades machistas y abierta o solapadamente
racistas, nos vemos obligadas a enfrentar todos los días nuestra "diferencia",
pues nuestras sociedades no han asumido la diversidad como un elemento
enriquecedor que contribuye al desarrollo sino como una causa de discriminación.
El reconocimiento tácito o implícito de que la historia de América está
marcada por un terrible racismo hacia las poblaciones negras en general y hacia
las mujeres negras en particular, impulsa a las mujeres afrolatinoamericanas y
afrocaribeñas a buscar alternativas de organización para mejorar las tan
adversas condiciones.
Hay una negación absoluta de la figura de la mujer negra como patrón
positivo, y predomina una visión totalmente estereotipada, que nos obliga
definitivamente a ubicarnos como no iguales, y por ese hecho multiplicar
nuestras acciones y frentes de intervención.
Las organizaciones de mujeres negras aunque hemos iniciado acciones
concretas junto con el movimiento de mujeres, no pertenecemos a él, tal como
está constituido hoy. Porque las organizaciones de mujeres negras han sido más
bien organizaciones de base, que por un lado responden a las necesidades
socioeconómicas concretas, y por otro a la lucha antirracista y de auto-
identidad, aspectos que no coinciden con las prioridades del movimiento de
mujeres en general.
Podemos afirmar que en muchos casos, nuestras observaciones con relación a
la discriminación que enfrentamos dentro de la sociedad, y dentro del mismo
movimiento es minimizada, se toma como un asunto casi folklórico para ser
incluido ocasionalmente en algún discurso, pero en la práctica continúan
viviéndose las mismas escisiones y estereotipos de hace diez o veinte años.
Estamos en un período en el cual se introduce el tema de la cuestión
etnia-género, se avanza en la discusión pero a nivel del Movimiento de Mujeres,
(que también forma parte de esta sociedad), existen sesgos discriminatorios
inconscientes que no permiten avanzar de manera decidida. La bandera del
movimiento de mujeres es únicamente la cuestión de género y los problemas de
racismo son asuntos de las "no blancas".
Nosotras planteamos que tanto los Estados de nuestra región como las
organizaciones feministas y todos los sectores y organizaciones se debe de
reconocer que el racismo es una forma ideológica que sustenta la dominación de
un sector de la población sobre otro y que es una de las causas fundamentales
que impiden nuestro desarrollo como mujeres afrolatinoamericanas y
afrocaribeñas.
Debe señalarse, que la participación de las mujeres negras dentro del
Movimiento ha sido producto de su propio esfuerzo tanto personal como
organizacional. No quiere decir esto que no se ha contado con el apoyo y la
solidaridad de mujeres no negras, sin embargo no se dio una apertura gratuita de
espacio por conciencia. Esta participación, resulta muy escasa si tomamos como
punto de referencia tanto la cantidad como la organización de las mujeres negras
en los países de América Latina y el Caribe, pero ha permitido que se de un
salto cualitativo en la forma que se asume el tema de los de los derechos
humanos.
Por último con relación a este tema, el movimiento de mujeres en la
mayoría de los casos, sigue centralizado en las ciudades capitales y con las
mujeres expertas "que saben" y que manejan hábilmente los temas políticos de las
mujeres, entonces "las que no sabemos" las que estamos aprendiendo y las que
están en las comunidades rurales como la mayoría de las mujeres negras, que
además enfrentamos una triple discriminación, muchas veces no encontramos
espacio dentro de ese movimiento de mujeres.
Consideramos que nuestras propuestas son políticas, y que, con base a
nuestra propia agenda deberíamos de buscar una mayor participación en el
movimiento de mujeres, reivindicar nuestro espacio y nuestras diferencias, y
también hacer nuestras sus conquistas, pues son las de todas las mujeres.
3- Abriendo espacios para las mujeres negras en el Movimiento Negro
A pesar de la realidad de discriminación de las mujeres negras dentro de
las mismas comunidades negras, dentro del movimiento negro, las relaciones de
género aún no son parte integral de las discusiones. El desarrollo del
movimiento negro está afectado por un profundo machismo, que se entiende
históricamente, y plantea que la lucha social de las poblaciones negras es
únicamente contra el racismo. Lógicamente el movimiento negro se desenvuelve en
la realidad actual, entonces no hay razones para suponer que es menos machista
que otros movimientos.
Se inicia a nivel de las comunidades un autodiagnóstico que parte del
análisis de la pérdida de valores culturales afro, pero que en nada cuestiona
las relaciones asimétricas entre mujeres y hombres. Las mujeres negras hemos
sido pioneras y liderezas dentro de nuestras comunidades y hemos sacrificado
textualmente nuestra vidas en procura de las vidas de nuestras hijos e hijas, de
nuestros hombres y todas las personas de nuestra comunidad.
Es obvio que la carga ha sido muy pesada, y que una construcción de una
nueva comunidad negra, más positiva, con propuestas, con una lucha política
cohesionada exige de una participación activa de las mujeres en igualdad de
condiciones. El Movimiento negro no ha abierto los espacios para las mujeres,
somos nosotras con nuestro empuje y nuestra fuerza nos hemos abierto ese
espacio. Sin embargo, salvo algunas dichosas excepciones quienes siguen
hablando a nombre del movimiento negro son los hombres.
Es imprescindible que compartamos de manera equitativa las luchas, los
sacrificios y los beneficios de nuestra cultura. El trabajo que realizamos
exige que los hombres negros asuman responsabilidades que culturalmente solo
fueron de las mujeres, y de mujeres negras que asuman posiciones de poder. La
construcción de una cultura implica un proyecto político de cambio que debe
atravesarnos a todos y todas. Las mujeres negras hemos sido el pilar de nuestra
cultura y hemos asumido muchas responsabilidades esas responsabilidades queremos
compartirlas con nuestros hombres, así como queremos también compartir los
beneficios de nuestra cultura.
Creo que hay una apertura dentro del Movimiento Negro, que se notan
algunas luces, algunas ventanas por las cuales vemos que las cosas se pueden ir
construyendo con algunos líderes negros que tienen claridad política sobre la
necesidad de transformar las cosas. Tenemos una nueva tarea, que la asumimos
gustosamente, abrir dentro del Movimiento Negro parámetros justos de
relacionarse entre hombres y mujeres para construir y reconstruir una cultura
que beneficie a todos y todas por igual.
4- Perspectivas políticas y alianzas estratégicas de las mujeres negras. El
asunto de la diversidad.
Para terminar con mis comentarios quiero entrarle a un punto que es de
crucial importancia es el tema de las perspectivas políticas y alianzas
estratégicas del movimiento de mujeres negras abordando "el asunto de la
diversidad". En general en las últimas resoluciones mundiales de las grandes
actividades de las Naciones Unidas, en todas se incorpora el asunto de la
diversidad como crucial, esto no es casual, y es el resultado como de un trabajo
serio y decidido (entre otros) del Movimiento de Mujeres Negras, el Movimiento
Negro y el Movimiento Indígena.
En este sentido quiero resaltar que dentro del Movimiento Feminista y
dentro de los nuevos movimientos de avanzada se ha caído en la trampa de
incorporar dentro de sus planteamientos el "elemento diversidad" como un
ingrediente adicional o condimento a las propuestas que se plantean.
Simplemente se ha hecho como un requisito para hacer de las propuestas más
inclusivas y no caer de nuevo en discriminaciones que ellas mismas atacan.
Pero la diversidad se asume como un "condimento adicional" en donde se
incluyen todas las que no forman parte del común del Movimiento. La diversidad
son las otras, la diversidad asumida desde la perspectiva de la "persona blanca"
como punto de referencia, y como medida de las otras. Esta forma de asumir la
diversidad permite supuestamente incluir a todas las personas que "suponen
discriminadas" dentro de esta sociedad en sus propuestas y demandas.
Por otra parte a nivel gubernamental el asunto de la diversidad es
simplemente un tema de moda que se incorpora en algunos programas sin ningún
mecanismo serio que garantice una verdadera incorporación. La diversidad no se
asume como característica que compete a todas las personas y que parte del
conocimiento de mi situación de la situación de los y las otras para generar
espacios de intercambio como iguales y de respeto. Se cae también en la trampa
de poner un modelo y los demás se miden a partir de ese modelo y lo que se hace
es perpetuar las relaciones de discriminación que son las que se quieren
erradicar.
Falta una discusión seria y un asumir de manera diferente sobre lo que
implica la diversidad, y trascender del discurso para caer en acciones que
realmente sean congruentes. La diversidad no es un elemento más, hablar de
diversidad significa que estamos asumiendo nuestras sociedades heterogéneas, con
diferentes culturas y formas de vida diferentes. Reconocer la diversidad en
este momento histórico, significa reconocer que hasta hace poco estábamos
negando la existencia de las culturas "no oficiales", y que por lo tanto se
negaba la posibilidad de la vida misma. Asumir la diversidad significa que no
podemos medir a las otras a partir de nuestras realidades y tomándonos como
puntos de referencia. Asumir la diversidad significa ampliar nuestra visión y
por lo tanto los espacios que construimos a diario, no como una concesión a las
"diversas" sino como un derecho que tienen las que persistentemente han sido
negadas.
No se ha dado una discusión amplia de la diversidad, pero si se ha tomado
como una bandera que ha servido para librar de las culpas a aquellas y aquellas
que quieren sentirse totalmente amplias. La diversidad vista desde la
perspectiva étnica, según lo vemos nosotras es el reconocimiento pleno que
nuestros países están conformados por poblaciones multiraciales y multiculturales con un perfil donde la diversidad ha sido la característica más enriquecedora de nuestras sociedades. Ese reconocimiento, implica incluso una redistribución del poder para garantizar una participación activa, de las mujeres negras (para nuestro caso) en los espa