Democracia pensada desde la dictadura
Mientras la Presidenta Michelle Bachelet, haciendo gala de su mejor sonrisa, se encuentra en una intensa jornada de reuniones con sus pares, en el marco de la Cumbre de países de América latina, el Caribe y la Unión Europea en Viena, aquí en Chile, se han vivido no menos intensas jornadas de luchas de los movimientos sociales que se encuentran en la más absoluta marginación por parte de las instituciones del Estado y del Gobierno.
Uno de estos actores ha sido el pueblo mapuche, que a través de cuatro comuneros que se encuentran en prisión, con su huelga de hambre, que ya cumple 61 días, ha sido el motor de diferentes manifestaciones a lo largo de todo Chile. Patricia Troncoso, Juan Marileo, Jaime Marileo y Juan Carlos Huenulao han expresado a través de sus voceros, que no depondrán su huelga, continuando hasta obtener su libertad inmediata, negándose a un receso propuesto por parlamentarios, que ofrecen medidas paliativas con un Proyecto de Ley que no soluciona su situación concreta.
Esta huelga de hambre que comenzó el 13 de marzo, ha desencadenado la solidaridad de distintas organizaciones sociales, con salidas a la calle, velatones, tomas de iglesia, y ahora la adhesión a la huelga de hambre por parte de dos jóvenes vinculados al movimiento mapuche en Temuco. A toda esta muestra de solidaridad se han sumado jornadas de protestas en el exterior.
El movimiento de los cuatro mapuche, ha permitido quitar el velo de censura y represión que se ha ejercido contra este pueblo y sus organizaciones, dejando al descubierto los vicios y arbitrariedades judiciales cometidas en contra de los prisioneros, con pruebas falsas, a los que se les ha aplicado la Ley Antiterrorista, hecha especialmente por la Dictadura para proteger los intereses del gran capital extranjero y nacional en el país. Ley concienzudamente elaborada para reprimir cualquier intento de movilización de las organizaciones sociales y políticas. Ley que contradice todos los discursos de un gobierno que dice transitar ya por la más absoluta Democracia.
Protesta estudiantil
Por otra parte, 30.000 estudiantes secundarios cansados de mesas de diálogos con los burócratas de turno, concertados a nivel nacional, salieron a las calles a protestar y exigir una educación que no esté pensada bajo las lógicas del mercado; la implementación digna de la jornada escolar completa; gratuidad del pase escolar y el fin de la discriminación social en la Prueba de Selección Universitaria (PSU), para acceder a la educación superior.
Hace años que en Chile, los secundarios no habían logrado levantar un movimiento de tal magnitud. A través de los medios oficiales, una vez más se criminalizó la jornada vivida, tratando de infiltrados y terroristas a quienes opusieron resistencia a la represión. Pudimos ver a niños y niñas escolares de entre 11 y 18 años, enfrentándose a las fuerzas policiales, las que, sin mediar provocación, reprimieron como en los mejores días de la dictadura, dejando un saldo de más de mil detenidos a lo largo de todo el país.
En este contexto social y político, no son menores las explicaciones que debe dar nuestra Presidenta, quien en el exterior se ha esmerado por mostrar un país seguro, estable y en vías de desarrollo. La cantidad de movilizaciones y la masividad que han tenido, pone al descubierto las contradicciones de un modelo económico capitalista y de un sistema democrático, el que ha desplegando sus mejores intentos institucionales por mantener a los y las chilenas sumidos/as en la política del consumo y pasivos / as frente a sus problemas reales y concretos.
Estas señales, pueden ser el comienzo del despertar de actores sociales que se han mantenido en el largo sueño de un país ficticio, con una democracia pensada desde la dictadura.
- Sandra Trafilaf es integrante de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI.