A propósito de la Cumbre Trinacional en Cancún

2006-03-30 00:00:00

El encuentro que sostendrán en Cancún los presidentes de Estados Unidos y México, así como el primer ministro de Canadá, tiene el principal objetivo de dar nuevo impulso a la llamada Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), que no es otra cosa que un TLCA- plus a pesar de las desastrosas consecuencias que este tratado ha tenido especialmente para México.

Más grave aún es el hecho de que el ASPAN está siendo negociado de manera más antidemocrática que el TLCAN, pues se trata de un proceso que se da sólo entre los poderes ejecutivos de los tres países, sin ni siquiera tomarse la molestia de simular el ponerlo a consideración de los poderes legislativos correspondientes.

La negociación se hace a espaldas de la sociedad, que no tiene información alguna sobre los 300 Renglones que se están negociando en el ASPAN; de ahí la exigencia de saber con claridad todo lo que ahora Fox negociará con Bush, para impedir que se empeñe el futuro de México, sostuvo Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), integrante de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC)

Además, señaló, esta negociación acelerada del ASPAN significa un intento de colocar todos los candados posibles antes de que Fox abandone la presidencia para que el modelo económico de México continúe y profundice su subordinación a Estados Unidos, sin importar hacia dónde quiere el pueblo llevar al país en las próximas elecciones o por cualquier otra vía.

Si en el TLCAN existían ya candados, como lo expresó en su momento el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, para que ganara quien ganara las elecciones se siguiera este modelo, la intención de Fox en Cancún sería, antes de entregar el poder, dejar a quien llegue después atado de manos con todos los candados posibles para mantener la subordinación de México a Estados Unidos.

Y después de 12 años de TLCAN ya no se puede creer en promesas que terminan convirtiéndose en lo contrario, como ha sucedido con el empleo y los salarios. Las cifras que el gobierno de Fox presumió recientemente en Acapulco respecto al crecimiento de la inversión y las exportaciones con el TLCAN fueron una cortina de humo, porque en realidad esas inversiones no han repercutido en el crecimiento de la economía nacional, ni en la generación de los empleos necesarios.

Las inversiones han sido especulativas o se han dirigido principalmente a comprar bienes y servicios ya existentes, como bancos y supermercados, no para crear nuevos rubros productivos, y el crecimiento de las exportaciones se basa en la industria maquiladora que, además de funcionar con gran desprotección laboral, produce con más de 95 por ciento de insumos importados, lo cual no retroalimenta a las cadenas productivas nacionales.

En consecuencia, a pesar de lo que se presume, en los años del neoliberalismo y del libre comercio México registra el menor crecimiento del PIB percápita en un siglo. Como ya se conoce, México es uno de los países con más polarización social, con peor distribución del ingreso, con uno de los hombres más ricos del mundo y una de las poblaciones más miserables.

Además, mientras cientos de miles se manifiestan en Estados Unidos contra la ley antiinmigración y en México existe gran oposición a esa política racista del gobierno estadounidense, Fox se reúne en Cancún con Bush sin realmente colocar una política de defensa de los trabajadores mexicanos que se ven obligados a emigrar hacia el norte.

Entonces las protestas que se llevarán mañana a cabo en 23 localidades del país, incluidos el Distrito Federal y Cancún, también son para exigir que se eche atrás esa política antiinmigrante de las autoridades y legisladores racistas estadounidenses.

Por su parte, el investigador de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), Alejandro Villamar recordó que los intelectuales orgánicos del Banco Mundial concluyeron en el 2002 que el TLCAN ya no es suficiente, por lo que hay necesidad de avanzar y profundizarlo.

Por eso, el gobierno de Fox aceptó negociar la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, es decir un “TLC-Plus” que significaría una mayor inserción subordinada del país y la pérdida definitiva de la soberanía nacional, marco en el que los poderes transnacionales pretenden influir económicamente en la elección de representantes populares.