La OMC en Hong Kong, una reunión empantanada

2005-12-15 00:00:00

Hong Kong, China, 15 dic (PL) La reunión ministerial de la OMC entró hoy en su tercera jornada, sin lograr despejar el camino hacia el corte de los subsidios agrícolas de los países desarrollados y en medio de serias amenazas de fracaso.

A juzgar por los resultados de las conversaciones realizadas en los seis grupos de trabajo organizados para el debate de asuntos sustanciales en el comercio multilateral, la VI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio OMC) está empantanada. De los que se trata en este foro es de fijar fecha para acabar con los subsidios a la agricultura y a las exportaciones de productos del agro, brindar el acceso a los mercados de bienes industriales y de ayuda a las naciones más pobres.

La agenda del cónclave también incluye la liberalización de transacciones comerciales y del comercio de servicios, temas de especial interés para los industrializados, que durante los debates lo utilizan como condición para resolver el problema agrícola.

Pero por su parte, los países en desarrollo y los menos avanzados expresan de forma reiterada que no habrá apertura de sus mercados sin solución agraria.

En un regateo persistente, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) volvieron ayer a exigirse mutuamente modificaciones de sus respectivas políticas de la materia, en un debate en que por ahora el llamado Viejo Continente aparece como principal culpable.

Desde semanas anteriores al inicio de la Conferencia, la UE anunció que sus propuestas de reducción de subsidios y aranceles eran inamovibles y esa posición dura la mantiene frente a reclamos de la mayoría de los 149 Estados miembros de la OMC.

John Tsang, secretario de la conferencia, reiteró anoche que se aprecian pocos avances en los seis grupos de negociación, donde se mantienen posiciones similares a las planteadas antes del foro y alentó a realizar conversaciones bilaterales.

Según trascendió, en el grupo negociador de los subsidios agrícolas, todos los participantes aceptaron fijar una fecha para la eliminación de esas medidas, con excepción de la UE y Suiza.

Por otra parte, los temas del banano y del algodón, presentados en sesión plenaria por países latinoamericanos y africanos, respectivamente, con intervención de numerosos delegados, volvieron a ejemplificar de manera concreta el desequilibrio actual del comercio mundial.

Representantes de Benin, Burkina Faso, Chad y Malí, que introdujeron el tema del algodón, han amenazado con bloquear el foro si no se da solución a un problema que afecta su subsistencia y la de otras naciones africanas.

Mientras, con ausencia de otros compromisos, se perfila en la reunión un paquete de ayuda de los industrializados para los Países Menos Avanzados, que son los 49 más pobres del mundo según los parámetros de Naciones Unidas.

Estados Unidos ofreció aumentar su ayuda a esos países, hasta llegar a dos mil 700 millones en 2010, y Japón, ofreció 10 mil millones de dólares para infraestructuras y asesoría técnica.

Con anterioridad, también la Unión Europea presento una oferta de ayuda financiera a esas naciones pobres, que pasaría de los actuales 400 millones de euros a mil millones de euros.

Pascal Lamy, director General de la OMC, dio la bienvenida a esas propuestas, pero advirtió que ello no debe desviar el objetivo principal de la cumbre, que es llegar a acuerdos sobre la liberalización comercial multilateral.

Por su parte, el Grupo de los 20 (G-20), integrado por 21 países de América Latina, Asia y Africa, reclama una fecha para concluir la Ronda de Doha, adoptada en 2001 en Qatar, con vistas a impulsar el desarrollo justo de la mayoría los Estados miembros de la OMC.

Sobre este aspecto, Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, uno de los integrantes del G-20, esbozó la posibilidad de acuerdos que permitan concluir la Agenda del desarrollo de Doha.

En contraste con el inmovilismo de la OMC, que aparece encallada en un fondo de discrepancias al parecer irreconciliables, fuera del recinto del foro, miles de manifestantes recorren las calles de Hong Kong para expresar su repulsa a la organización y a la política de globalización. Los enfrentamientos de las fuerzas del orden vuelven a registrase y aunque en los choques se producen heridos, las autoridades consideran que no tienen la violencia de los disturbios que caracterizaron las cumbres de Seattle y de Cancún.