Balance del TLC para Costa Rica
Coyunturalmente hablando, el sistema político costarricense afronta grandes desafíos y debe resolver, casi simultáneamente un conjunto de asuntos de carácter diverso: el TLC es solo uno de los grandes temas aunque no está claro la forma en que lo hará ni las consecuencias que podrían derivarse. Simultáneamente, el sistema tiene que afrontar: la decisión sobre el Plan Fiscal; el nuevo proceso electoral y el cambio de gobierno; la resolución de los escándalos de corrupción que han golpeado muy fuerte a las élites políticas y a la ciudadanía, entre otros.
Pero el GRAN tema, de carácter estructural, que cruza todos los demás, es el de resolver las cada vez más disímiles necesidades y exigencias (con sus respectivas agendas) de los más ricos, de los más pobres y de los que están en medio o se mueven hacia alguno de esos polos.
Como se sabe, el país ha venido viviendo una situación de estancamiento de la pobreza, de la cual parece que estamos saliendo, pero en el peor de los sentidos; es decir, vamos hacia un incremento de la pobreza.
Por otro lado, lo que no se ha estancado y por el contrario, sigue creciendo, es la desigualdad social, lo que significa que los ricos son cada vez más ricos y lo pobres cada vez más pobres. Pero también, que los ricos son cada vez menos y los pobres cada vez más. En términos de movilidad social, estamos en una situación en la que son más los que bajan en su nivel de vida que los suben.
Desde estas situaciones, que atañen al desarrollo integral del país, o sea, a un desarrollo humano sostenible, es que debemos evaluar o hacer un balance del TLC para el país.
No a las lecturas esencialistas
No es cierto que el TLC sea bueno para todos. Tampoco es cierto que el TLC no sea bueno para nadie.
Lo que sí es cierto es que el TLC es bueno para algunos, que no es nada bueno para otros y que pondrá en serios aprietos o incluso llevará a la desaparición de unos más.
O sea, no hay beneficios generales e indiscriminados derivados del TLC y puede haber sectores afectados negativamente por el mismo. Esto, porque la sociedad costarricense y la economía es muy heterogénea y diversa, lo cual no fue asumido de una forma clara y responsable a la hora de negociar el TLC, en el que predominó una visión parcializada y sectorial del desarrollo del país.
La visión parcializada del TLC
Es una visión donde prevalecen algunos arquetipos: •
el empresario, exportador •
el inversionista extranjero •
el tan de moda, concepto de “emprendedor” •
el trabajador (empleado) de empresas extranjeras o de las nacionales dedicadas a la exportación (en zonas francas, maquilas o plantaciones agrícolas, en Intel o en los centros de llamadas) •
los casos aislados, convertidos en paradigmas, de pequeños empresarios que han logrado ampliar sus actividades e incluso insertarse exitosamente en el mercado internacional.
¿Pero representan esos arquetipos al conjunto de la sociedad costarricense? ¿Se reducen a ellos las aspiraciones y necesidades del conjunto heterogéneo de sectores, de productores y trabajadores que conforman al país? CLARO QUE NO.
En esa visión parcial o sectorial, los conceptos de empresario, emprendedor y también el de consumidor, se sobreponen al de ser humano, ciudadano, pueblo, nación, poblador, habitante, gente. Los derechos de los empresarios, inversionistas y consumidores, se sobreponen a los derechos humanos.
De ello se deriva también una VISIÓN DE PAÍS: país-empresa-exportadora-atrayente de inversión extranjera, cuyos habitantes deben ser trabajadores-emprendedores-consumidores.
Dicha visión parcializada se sobrepone, en el TLC y en la ideología de sus defensores, a una visión más integral de país que supone: instituciones y servicios públicos; organizaciones sociales (no empresariales); mecanismos e instituciones de solidaridad (no solo de competencia). Una visión que incluya a sus pobladores con toda su diversidad etárea, cultural, generacional, de género, regional, etc.. Un país de seres humanos, con necesidades, aspiraciones y derechos. Una sociedad que debe crear y garantizar oportunidades, no solo para el empresario-emprendedor y trabajador, sino también para el niño que debe ir a la escuela, para los pobres que no tienen techo ni alimentación, para que todos vivamos en un ambiente sano, para atender a los enfermos y ancianos, etc.
En la visión parcial, implícita y explícita en un instrumento como el TLC, se supone que del éxito empresarial se deriva automáticamente en un éxito del conjunto de la sociedad.
¿Quien gana?
Ha quedado claramente demostrado en diferentes análisis que se han hecho sobre lo negociado, que los beneficios del TLC son fundamentalmente sectoriales. ¿De cuales sectores?: pues de los empresarios, exportadores, emprendedores (exitosos) y de los inversionistas extranjeros que ya están aquí o que podrían venir a futuro. Como un beneficio específico, que la mayoría de esas actividades sectoriales logren un mayor nivel de estabilidad y claridad en cuanto a las reglas de acceso al mercado estadounidense. Y por derivación, que los puestos de trabajo que ya existen o que podrían incrementarse en este sector, pues también logren una mayor estabilidad.
¿Quienes son los sectores vulnerables y eventuales perdedores?
Pequeños y medianos empresarios orientados al mercado interno y los puestos de trabajo que generan. Pero también algunas de las grandes empresas exportadoras y/o productoras para el mercano interno estarán en condiciones de mayor vulnerabilidad por la competencia de productos, servicios o de empresas que se puedan establecer aquí para dedicarse a las mismas actividades.
Efectos globales para el país
Pero más allá de los efectos sectoriales, lo cierto es que el TLC tendría efectos de mediano y largo plazo sobre el conjunto de la sociedad, del país, visto este de una forma integral y no parcializada como se ha mencionado arriba.
A cambio de garantizar las condiciones actuales de acceso al mercado de Estados Unidos, más algunas concesiones de cuotas de exportación (no de apertura) de algunos productos, del TLC se derivan consecuencias globales para el conjunto de la sociedad y de la institucionalidad. Veamos algunos ejemplos:
El TLC, en contraste con lo que se tienden a resaltar sus propagandistas y defensores —a saber, su importancia para las exportaciones—, es un instrumento que también promueve en gran medida las importaciones, de lo cual podrían derivarse impactos mucho más sustantivos (no necesariamente positivos) que aquellos que se relacionen con nuestras exportaciones. Para Estados Unidos, el TLC es una oportunidad para ampliar sus exportaciones a la Región. Y si bien la participación del comercio de Estados Unidos con la región es pequeño en el conjunto del comercio global de ese país (algunos lo han estimado en un 1%), para Centroamérica la relación comercial con EU es de una gran proporción.
¿Era necesario, a cambio de las condiciones de acceso a mercado, que el país se obligara a hacer grandes y sensibles cambios institucionales en áreas tan importantes para nuestro estilo actual desarrollo y para estrategias futuras de desarrollo? ME PARECE QUE NO y que contrario a lo que han hecho mucho países (México con el petróleo; Chile con recursos minerales) cuando negocian TLC`s Costa Rica entregó en bandeja de plata recursos estratégicos.
El país reduciría sus márgenes de maniobra para la decisión y su capacidad de construcción de políticas públicas.
En muchos aspectos del TLC, el país asumiría compromisos que van mucho más allá de lo negociado, o en proceso de discusión, en el marco del ALCA y de la OMC. En ese sentido, el TLC constituiría un ADPIC plus, un ALCA plus, un OMC plus. TLC, es por otro lado, más cercano al polémico AMI, promovido sin éxito por Estados Unidos desde hace ya varios años.
El país renunciaría a la posibilidad de establecer requisitos de desempeño
Su jurisdicción se vería restringida por los compromisos de instancias arbitrales supranacionales para la solución de controversias.
Se darían grandes garantías a los inversionistas extranjeros mientras que se tira a la competencia salvaje a las empresas nacionales.
No se establecieron mecanismos ni medidas suficientes para compensar las asimetrías. BALANCE
Mi balance final es que, en lugar de balance, en el TLC lo que hay es un gran desbalance entre los logros y potenciales beneficios sectoriales, por un lado, y los compromisos, obligaciones o renuncias globales de impacto societal, por el otro.
Y no es que yo esté en contra de las exportaciones o de los exportadores, ni la gran cantidad de personas que trabajan en esas actividades o en las empresas extranjeras que se han establecido aquí. Lo que no puedo aceptar es que a cambio de dar garantías a esa parte de nuestra economía y de nuestra sociedad, tengamos que renunciar a grandes conquistas nacionales, ni que nos atemos de manos para poder construir y llevar a cabo políticas de desarrollo nacional.
En términos del gran desafío que señalé al principio —el de acortar la distancia entre los más ricos y los más pobres— que es lo fundamental en términos de un desarrollo humano sostenible, me temo que el TLC no contribuye a afrontarlo de una manera responsable y efectiva. Por el contrario, la visión y logros sectoriales junto con costos o impactos globales, harán que los ricos (nacionales y transnacionales) se sigan haciendo más ricos y los pobres más pobres.
Universidad de Costa Rica, Ciudad de la Investigación, 30 de septiembre del 2005