Una opción para el pueblo brasileño
Mst Informa, Año IV - nº 92. sábado, 18 de junio de 2005
Queridos amigos y amigas del MST,
En el año 2002 elegimos a Luís Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil. Fue la primera vez que un representante del pueblo, líder de la clase trabajadora, asumió el comando de la nación. Pero ya durante la campaña electoral, con la difusión de la "Carta a los Brasileños", mostró su intención de garantizar a los acreedores internacionales y al mercado brasileño medidas similares a las que caracterizaron al gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
A pesar de esa señal, el pueblo brasileño, lleno de esperanza y expectativas, votó a Lula por el cambio en esa política económica. Al ir pasando los meses, las perspectivas de cambios en pro de la justicia social fueron disminuyendo a medida que los tipos de interés aumentaban. Resultó evidente la opción tomada a favor de una política claramente neoliberal, basada en el incremento de tipos de interés (la tasa básica, SELIC, se mantiene en 19'75% y es considerado el mayor del mundo), en el estímulo a las exportaciones y en garantizar el superávit primario, que habría de llegar a 83000 millones de reales en 2005. Los recursos económicos destinados a la Reforma Agraria, a educación, a salud, a saneamiento y a infraestructuras cayeron en un segundo plano.
Por otro lado, la política externa de diálogo con la Venezuela de Hugo Chávez y las movilizaciones populares en Ecuador y Bolivia, inquietaron al capital transnacional y al gobierno estadounidense de George W. Bush.
Para calmarlos y garantizar el funcionamiento del gobierno, se firmaron alianzas con sectores conservadores de la política y de la sociedad, incluso con la prensa. La base del gobierno ya no eran los movimientos populares y la sociedad civil, a pesar de que la experiencia histórica demuestra que el Congreso Nacional nunca dejó sin aprobar un proyecto que consiguió obtener el apoyo de la opinión pública.
Con las denuncias de corrupción divulgadas en las últimas dos semanas, el circo fue montado. Las elites utilizaron las declaraciones de Roberto Jefferson (del Partido Trabalhista Brasileiro, PTB), de la base del gobierno, para crear una cortina de humo y debilitarlo, llegando a sugerir incluso la posibilidad de iniciar un proceso de impedimento -proceso judicial con el objetivo de interrumpir el mandato presidencial.
El Movimiento Sin Tierra defiende que sean depuradas todas las denuncias, hasta las últimas consecuencias. Pero está claro que la derecha utilizó la situación para anticipar el calendario electoral. O bien están invirtiendo en el debilitamiento del gobierno y parten hacia la consolidación de una candidatura o bien consiguen un nuevo pacto que establezca políticas más de derechas que no alteren la economía. Un ejemplo claro es la propuesta de privatizar la empresa pública de Correos como forma de evitar la corrupción, siguiendo así los dictámenes de los cambios neoliberales.
Estamos en contra de la corrupción, pero también nos oponemos a este golpismo. Por eso, defendemos la depuración de todas las denuncias del gobierno Lula y de los gobiernos anteriores, principalmente, el de Fernando Henrique Cardoso.
Este es un momento decisivo. Se trata de una discusión entre proyectos políticos. El gobierno puede ampliar la política que ha estado aplicando hasta ahora o puede acercarse al pueblo, retomando los compromisos que hizo durante la campaña electoral a los 53 millones de brasileños y brasileñas que lo eligieron. Necesitamos salir a las calles y demostrar nuestro apoyo a las decisiones que pretendan cambiar la política económica y prioricen el cumplimiento de los derechos sociales. ¡Exijamos al gobierno que demuestre que está al lado del pueblo: que democratice y defienda las empresas estatales así como los derechos sociales, que se muestre a favor de las reformas políticas democráticas y de la Reforma Agraria!
Un fuerte abrazo,
Secretaría Nacional del MST.