Tod@s contra la homofobia
[Articulo publicada en América Latina en Movimiento #396, ALAI, 31 de mayo del 2005]
La apuesta de la igualdad entre todas las personas es uno de los mayores desafíos de la época. Su construcción atraviesa todo y a todas/os: involucra cambios macro, en las estructuras y en las instituciones de la sociedad, tanto como trasformaciones de escala cotidiana, que coloquen prácticas de diversidad en el día a día, en todas las acciones y en todos los espacios de existencia humana.
Ese es el principal anhelo del movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros), que impulsa desde hace tiempo, a nivel mundial y de manera sostenida, una serie de iniciativas de cambios legales, constitucionales, económicos, sociales, culturales, indispensables para el reconocimiento de la ciudadanía plena de todas las personas, especialmente de aquellas que son discriminadas por motivos de orientación sexual en todas partes.
De por medio está el objetivo de erradicar la homofobia, que se caracteriza por un amplio despliegue de ideas y prácticas de intolerancia, discriminación y hasta odio hacia las personas de orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad. Es un mal que se manifiesta tanto en las estructuras excluyentes de la mayoría de las sociedades, como en expresiones individuales y privadas, que relegan a las personas afectadas a ciudadanías restringidas y muchas veces nulas, que marcan vidas, que causan sufrimiento e infelicidad.
La homofobia está naturalizada –como lo está la heterosexualidad-, va más allá de mecanismos legales oprobiosos y prácticas visibles, de flagrantes violaciones de derechos humanos: impregna el campo de los símbolos y la cultura en casi todas las latitudes, se filtra, a veces inconscientemente, hasta en espacios y colectivos portadores de proyectos de cambio. Por eso la lucha que lleva adelante en todas partes del mundo el movimiento LGBT reviste especiales magnitudes, demanda importantes esfuerzos. Sus conquistas han sido también destacadas: antes de que termine el siglo pasado, justamente en su última década, Sudáfrica primero y luego Ecuador, inscribieron la no discriminación por orientación sexual en sus Constituciones, sentando un precedente clave en esta materia. En otros países se ha logrado la adopción de distintas políticas y medidas para erradicar esta forma de discriminación y proteger a las personas LGBT de injusticias laborales, sociales, educativas, civiles, etc. En lo que corre del siglo XXI estos cambios se han acelerado, como los muestran los casos de España y Argentina, cuyas legislaciones han acogido ya la igualdad de las uniones civiles sin distingos por orientación sexual.
En esta trayectoria de luchas transformadoras, una fecha significativa es el 28 de junio, día del orgullo y la libre expresión de la orientación sexual. Es una conmemoración que gana cada vez más adhesiones de distintos actores y sectores democráticos, y que se extiende en el mundo expresada en creativas acciones de visibilidad, en propuestas de igualdad, de autodeterminación y de justicia. Es cada vez más notoria una reivindicación de ciudadanía política y la postulación de iniciativas que incluyen la erradicación de todas las formas de discriminación y exclusión, tales como el racismo, el sexismo y, claro está, el cambio del modelo neoliberal que multiplica todo tipo de relaciones desiguales.
Pero además de la celebración de un día de lucha y de múltiples iniciativas, organizaciones como el Dialogo Sur-Sur LGBT vienen planteando la apropiación de esta visión de diversidad en todos los movimientos sociales, no sólo por las afinidades entre causas e ideas, sino por el hecho de que quienes plantean transformaciones sociales están llamados a hacerlo desde sus propias prácticas y enfoques. En otras palabras, hay que desarrollar una coherencia integral para que los planteamientos de justicia e igualdad sean inclusivos.
En el Foro Social Mundial, proceso de innovación y esperanza del que somos partícipes, estamos impulsando junto con el movimiento feminista esta propuesta de apropiación cruzada de luchas y agendas. Creemos que los grandes cambios que estamos construyendo no serán el resultado de acciones en paralelo o en simple sumatoria, sino de un ejercicio de verdadera diversidad y pluralidad, haciendo nuestras las luchas de todos los sectores que creemos que ‘otro mundo es posible’. Por eso este 28 de junio convocamos para que todas y todos digamos no a la homofobia, para que juntos afirmemos que ‘en un mundo diverso, la igualdad es lo primero!’