Militarización ¿qué hay de nuevo?
Aporte a los debates del plenario nacional de la Autoconvocataria No al ALCA
(Mar del Plata, 4 de junio de 2005)
Cuando uno se pregunta qué hay de nuevo en torno a la militarización de nuestra América es obligatorio remitirnos a la última visita del Jefe del Pentágono Donald Rumsfeld a la Argentina.
Ya antes de la llegada de Rumsfeld a Buenos Aires, los diarios daban algunas pistas respecto a los motivos de su entrevista con el Ministro de defensa argentino José Pampuro. Así el diario Clarín (18 de marzo de 2005) en un artículo de Ana Barón titulado "Terrorismo y narcotráfico en la mira militar de EE.UU. para Latinoamérica", citando declaraciones del Jefe del Comando Sur general Bantz Craddock, dejaba en claro que "esos son los desafíos de la región" o mejor dicho las prioridades de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Y ya se sabe que cuando Washington habla de "terrorismo" se está refiriendo a las luchas de nuestros pueblos por justicia y contra la dominación imperialista.
Es conocido también que el gobierno norteamericano viene presionando para que -como ocurre ya con las fuerzas armadas colombianas- los militares argentinos se involucren en temas de seguridad interior -léase represión- , lo cual de acuerdo a nuestras leyes es francamente ilegal. Y por más que Washington lo niegue, el mismo Craddock vuelve a mencionar, sin prueba alguna que sustente su argumento, que en la Triple Frontera sigue habiendo "grupos islámicos" que apoyan financieramente a los terroristas. (Hace rato que Estados Unidos viene planteando esta cuestión, por lo menos desde la década de los 90, para justificar su creciente presencia militar en el área).
Todos estos aspectos estuvieron en las conversaciones entre Rumsfeld y Pampuro. Así lo confirman las informaciones de prensa, aunque seguramente hay más de lo que trascendió públicamente.
Muchos temas en pocas horas
En las pocas horas que duró la visita, ambos ministros -según informan los diarios del 23 de marzo- establecieron acuerdos de cooperación en producción para la defensa (tecnología misilística y aeroespacial, radarización y equipamiento militar, entre otros). Esto incluye el Plan Nacional de Radarización, un tema "tanto técnico como político" que "le permitiría a Washington un seguimiento estrecho" de la dirección de las investigaciones que en esa materia realice nuestro país así como el destino de los productos a elaborar.
El otro gran tema de las conversaciones fue el de los ejercicios militares conjuntos que, como conviene recordar, se han seguido realizando aunque no en territorio nacional, en virtud de la exigencia que plantea EE.UU. de inmunidad para sus tropas.
En esta ocasión, Rumsfeld expresó "la voluntad de Washington" de volver a realizar ejercicios en nuestro territorio. Y quedó para la Cancillería argentina y el Departamento de Estado resolver "los detalles técnicos". Hasta aquí la información de Clarín. Por su parte el diario Río Negro indica (en su edición del 23 de marzo) que "volverán los entrenamientos militares conjuntos, pero más condicionados" aunque "sin la inmunidad total que reclamaba EE.UU."
Según ha trascendido existe el propósito de acordar una "inmunidad parcial" y esto -sostiene el diario Río Negro- "se verá reflejado en un convenio bilateral en el cual están trabajando ambas cancillerías y que se firmaría a corto plazo en Washington. Fuentes del Ministerio de Defensa opinaron que la firma de un convenio de ese tipo, no necesitaría del aval del Congreso para permitir el ingreso de tropas extranjeras al país. El convenio establecería que los militares norteamericanos sean sometidos a la justicia de su país en todas las acciones relacionadas a los ejercicios militares conjuntos y tendrían inmunidad frente a la Justicia argentina en todo lo vinculado con esas tareas militares".
En síntesis, ambos gobiernos están redactando un convenio para reanudar las maniobras conjuntas en nuestro suelo, con inmunidad para las tropas yanquis y sin necesidad de que intervenga en esta decisión el Congreso Nacional.
Si permitimos que esto ocurra, será un nuevo retroceso, respecto a lo que habíamos conseguido con la gran movilización popular que impidió hace más de dos años la realización del operativo Aguila III en Mendoza y San Luis.
Leyes "antiterroristas"
Otro tema crucial en la agenda de ambos ministros fue el de las llamadas leyes antiterroristas, que hasta el momento de la visita permanecían en el Congreso de la Nación sin resolución definitiva. En rigor de verdad se trataba de la ratificación de dos instrumentos internacionales ya firmados por el gobierno argentino y que necesitaban la sanción por parte de ambas cámaras. Por eso el Poder Ejecutivo las había enviado oportunamente al Congreso.
No es un secreto para nadie que el gobierno de EE.UU. estaba vivamente interesado en que Argentina ratificara tanto la Convención Interamericana contra el Terrorismo (aprobada por la OEA , en 2003) como el Convenio de las Naciones Unidas contra la financiación del Terrorismo de 1999. Contra tales instrumentos se han pronunciado numerosas organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos, por considerarlos un retroceso en materias de derechos y garantías democráticas. Podemos citar al respecto la opinión de un especialista en el tema, el Dr. Alejandro Teitelbaum quien en un meduloso trabajo, analiza la Convención de la OEA y concluye: "La Convención Interamericana contra el terrorismo constituye una grave amenaza contra derechos humanos fundamentales y es una respuesta del Poder, centralizado en Washington, a las protestas y luchas políticas y sociales, que crecen rápidamente en muchos países americanos, por el derecho de los campesinos a la tierra, contra las privatizaciones de los servicios esenciales y de los recursos naturales, por los derechos de los pueblos indígenas y afroamericanos, por los derechos de la mujer y del niño, contra la ilegítima y fraudulenta deuda externa, contra la estafa a los pequeños y medianos ahorristas, contra la corrupción, contra la impunidad de los violadores a los derechos humanos en suma, las luchas por una alternativa democrática y popular a la mundialización capitalista neoliberal".
Pues bien, a pocos días de la visita de Rumsfeld, el 30 de marzo, el Parlamento sancionó ambas leyes reclamadas por el emisario de Bush. Una vez más el gobierno Kirchner cedía a las presiones del poder imperial. Es que al día siguiente el canciller Bielsa iba a entrevistarse con la Secretaria de Estado Condoleeza Rice y deseaba llegar con la tarea cumplida, dando una señal política a Washington, en línea con otros hechos lamentables de subordinación como lo fueron las declaraciones del ministro Pampuro criticando la decisión soberana del gobierno venezolano de adquirir armas para la defensa nacional, o la adhesión del gobierno argentino a la designación de Paul Wolfowitz como titular del Banco Mundial. En línea también con las recientes declaraciones públicas del canciller Bielsa a favor del ALCA y con la permanencia de tropas argentinas acompañando la intervención militar en Haití, para mencionar algunos actos recientes. Coherente además con las negociaciones que el gobierno desarrolla en torno a la deuda externa , en virtud de las cuales se sigue pagando puntualmente, y sin quitar un solo peso, al Fondo Monetario y al Banco Mundial más allá de las conocidas declaraciones del Presidente Kirchner al asumir su mandato hace dos años: "no pagaremos la deuda con el hambre del pueblo". La realidad es que Argentina sigue pagando y el hambre del población sigue siendo un dato insoslayable.
La guerra y la militarización como parte de un proyecto imperial
Como hemos afirmado reiteradamente la militarización es uno de los pilares de la estrategia de dominación imperialista que acompaña, como la sombra al cuerpo, el saqueo económico, la subordinación política y la invasión cultural. A esto se refiere la declaración aprobada en el IV Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA (La Habana, abril de 2005) cuando sostiene:
"Los tratados de libre comercio no son las únicas amenazas que seguimos enfrentando. Todos los días, sin esperar a los tratados, las trasnacionales y sus "socios locales" trabajan para privatizar lo que todavía no han terminado de adueñarse. Ahora van sobre la energía, la educación, la salud y la seguridad social, la biodiversidad, el agua, la privatización de la vida. Y junto a los intentos privatizadores, sigue pendiendo sobre nuestros países el peso y el chantaje de la deuda, cuando la hemos pagado tantas veces que más que deudores somos acreedores y nuestras naciones deberían ser compensadas. Lo más ominoso, sin embargo, es que para empujar esa agenda, para imponer sus planes, Estados Unidos es cada vez más intervencionista, más colonialista, más belicista y, bajo el mando --ratificado desafortunadamente para el mundo-- de George Bush, busca imponer ahora la visión de seguridad del imperio como si fuese la seguridad de todo el mundo, pretendiendo subordinar a los países del hemisferio a su mando también en este terreno, además de promover y apoyar la militarización de regiones enteras".
En esta perspectiva y en la búsqueda de alternativas al servicio de nuestro pueblo, participamos en la Autoconvocatoria No al ALCA, contra el pago de la deuda externa, contra la guerra y la militarización, por la integración con soberanía que se perfila en la Alternativa Bolivariana de integración (ALBA), por la redistribución de la riqueza que permita liberar a nuestro pueblo de la pobreza, por la vida y la paz mundial, por ese otro mundo posible que queremos fervientemente construir.
Rina Bertaccini, secretaria general del MOPASSOL
Buenos Aires, 31 de mayo de 2005