Brasil

Política económica del gobierno margina agricultura

2001-05-28 00:00:00

La agricultura en la región sur del país vive la mayor crisis de los últimos años. La
política de apertura a las importaciones adoptada por el gobierno de Fernando
Henrique Cardoso (FHC) está destruyendo la actividad agrícola. La producción
nacional es sustituida por la producción externa. En 1997, las importaciones de
productos primarios como trigo, maíz, arroz, fréjol y algodón, ascenderán a 7.5
billones de dólares. Solo en trigo, fueron 5.9 millones de toneladas -66% del
consumo interno- que equivale a 1.1 billones de dólares. La producción brasileña de
trigo llegó a proveer el 90% de la producción interna.

Brasil va a importar a lo largo de este año alrededor de 10 millones de toneladas de
granos y algodón. El volumen es superior a las 8 millones de toneladas importadas en
1997. Es 234% mayor que las 3.1 millones de toneladas importadas al inicio de la
década. Con la actual política del gobierno de FHC, Brasil se está tornando en uno de
los mayores importadores de granos del mundo, superando a países como Estados
Unidos y China.

Reflexiones sobre la política de FHC

En el estado de Río Grande do Sul la participación de la pequeña propiedad en el
conjunto de la actividad agropecuaria es históricamente significativa. Sin embargo,
ese cuadro está siendo alterado debido a la crisis que afecta al sector. Un estudio
realizado por la Comisión de Agricultura de la Asamblea Legislativa del Estado
revela la existencia de 290 mil familias indigentes en el medio rural.

Datos de la Fundación de Economía y Estadística (FEF) indican que en los últimos 7
años, dos millones de hectáreas dejaron de ser usadas para la producción agrícola en
el Estado. Un ejemplo típico de cómo ese dato afecta a la propiedad familiar es el
cultivo de la patata, que en el período de 1985 a 1995, se redujo en un 14%. Otro
indicador de la crisis que afecta a la agricultura es la participación del sector en el
Producto Interno Bruto (PIB) del Estado, que en 1980 representaba el 45.08 del
total. En 1995, hubo un decrecimiento del 10.57%.

Atrás de esos números, hay millares de pequeños productores que sienten que
disminuyen sus rentas, que crece su endeudamiento con los bancos, y que
finalmente, pierden la tierra. El censo agropecuario de 1985, revelaba la existencia
de 140 mil familias sin tierra en el Estado de Río Grande do Sul. Todo indica que ese
número tiende a crecer.

Movimientos de pequeños agricultores

El gobierno del Estado intenta relacionar el declive de las cosechas agrícolas de los
últimos años con problemas climáticos. Para Gilberto Tuhtenhagem, dirigente del
Movimiento de los Pequeños Agricultores (MPA), lo que falta es una política
agrícola que asegure condiciones para el pequeño productor. El MPA surgió a
inicios de 1996 en respuesta a la crisis de la economía familiar. Reúne, ahora, a más
de 10 mil familias de las regiones de Palmeira de las Misiones, Sierra y Cruz Alta.

El pliego de reivindicaciones de los pequeños agricultores incluye crédito
subsidiado con rebaja del 50%, tres años de gracia y un plazo de siete a diez años
para pagar, salud, previsión, garantía de precios justos, comercialización y seguro
agrícola. Después de más de dos años de movilizaciones, el gobierno al fin
reconoció la necesidad de una línea de crédito para los pequeños productores.

Según Tuhtenhagem, las negociaciones también tiene mucho que avanzar, mas la
creación del crédito ya es una conquista.

Aún con toda la crisis que afecta a la agricultura familiar, el sector es responsable
por el 90% de la producción de uva, 88% de aves, 84% de fréjol, 90% de maíz, 71%
de cerdos, 54% de leche y 38% de trigo. Cuatrocientos cincuenta mil familias viven
de estas actividades en el Estado.

Aumentan las deudas

En Santa Catarina, la situación de los agricultores es semejante. Importantes cultivos
del Estado -maíz, fréjol, ajo, patata, cebolla y tabaco- tuvieron grandes pérdidas. Casi
40.000 familias de trabajadores rurales están amenazados de perder sus tierras. El
reflejo de la crisis puede ser valorado en el aumento de las deudas de los
productores catarinenses, la gran mayoría pequeños y medianos propietarios. La
deuda ahora es de alrededor de 1.6 billones de reales. Es un récord en el Estado. Eso
representa la renta líquida de un año de actividades del sector agropecuario.

Para el presidente de la Federación de Trabajadores en la Agricultura Familiar de
Santa Catarina, Dirceu Dresch, la agricultura familiar fue el sector más perjudicado
con el lanzamiento del plan agrícola del gobierno federal para la cosecha 98/99. El
anuncio ocurrió en junio. Dresch dice que no hay que tener dudas de que faltó
voluntad política para que las reivindicaciones fuesen atendidas. "Hace dos años que
el gobierno no mueve los precios mínimos de los productos, que está desfasados",
argumenta.

Quien produce pasa hambre

En junio, pequeños agricultores y representantes de las organizaciones de
agricultores familiares, hicieron un día de ayuno contra la política del gobierno de
FHC. Una política que está generando el empobrecimiento del campo y de las
ciudades del interior. Millares de familias paranaenses pasan hambre. Cada día el
desempleo y la violencia aumentan en el Estado.

Los jóvenes terminan en las ciudades buscando nuevas perspectivas o engrosan las
filas de los desempleados. Investigaciones sobre el éxodo rural apuntan que en los
últimos años, la mayor parte de la población migrante está formada por jóvenes de
entre 15 y 19 años. Quien produce ahora en el país, pasa hambre. La agricultura
familiar está abandonada. Un sector que, de ser apoyado debidamente, podría ser un
instrumento para solucionar los graves problemas que el país enfrenta.

Extracto del "Jornal dos Trabalhadores Rurais Sem Terra", No 180, julio 1998.