ALCA, Biodiversidad y Medio Ambiente

2005-05-01 00:00:00

En los últimos años el gobierno de los EE.UU. ha
dedicado mucho tiempo y recursos a crear un
régimen de libre comercio que representa serias
consecuencias para nuestras vidas. Y por supuesto no ha
dedicado casi nada para crear un régimen de
prácticas y políticas para preservar el medio
ambiente. Es penoso que mi país no haya firmado ni la
Convención de Biodiversidad ni el Protocolo de
Kyoto, porque aun siendo imperfectos estos acuerdos,
son los más avanzados en el tema de la necesidad
de proteger el medio ambiente a través de la
cooperación internacional.

Como personas preocupadas sobre el medio ambiente
y la biodiversidad, tenemos que ser ágiles para
combatir los tratados de libre comercio. Este
trabajo requiere que trabajemos en alianzas (las
cuales a veces no son las más rápidas).

Este cambio de táctica es en parte una gran
victoria para nosotros, pero por otro lado, un gran
desafío. En vez de tener un acuerdo para oponer,
ahora tenemos varios.

Voy a dividir esta presentación en tres partes:

¿Cómo el ALCA y los modelos de libre comercio del
neoliberalismo afectarían nuestras vidas en el
campo del medio ambiente y la biodiversidad?

¿Qué hemos hecho en los últimos años para
oponernos al ALCA? (con una visión desde el norte)

¿Qué estamos haciendo para crear alternativas?

¿Cómo afectarían nuestras vidas el ALCA y los
modelos de libre comercio del neoliberalismo?

Esta es el área donde tendemos a concentrar
nuestras energías cuando estamos compartiendo
información. Queremos compartir información de los casos
más extremos y chocantes porque sabemos que esa
táctica nos ayuda en encontrar aliados y motivar
al pueblo a actuar contra el libre comercio. Sin
embargo, sería un error hablar solo de estos casos
(y sabemos que hay muchos), y no recordar que nos
oponemos al ALCA porque es un paradigma que no
queremos. Es necesario que hagamos una raya en la
arena y digamos: "Nosotros imaginamos otro mundo
de intercambio en lo que respecta al medio
ambiente y la biodiversidad de nuestra planeta y hemos
visto que un modelo de capitalismo sin controles
destruye lo que queremos crear."

Sabemos que la propuesta del ALCA (y posibles
tratados de libre comercio bilaterales), le
facilita a los países ricos el saqueo de recursos
naturales como los minerales, el petróleo, el gas y la
madera. Sabemos también, por ejemplo, que
nuestras poblaciones son mucho más vulnerables a la
introducción de productos transgénicos. Sabemos que
el ALCA crea la posibilidad de que los
responsables de contaminar el planeta que todos compartimos
puedan subvertir las regulaciones actuales que
protegen nuestro medio ambiente y crear nuevas
regulaciones. El rol de los estados se hace aun más
débil en proteger nuestro mundo.
Ya hemos visto cómo las corporaciones han usado
el Capitulo 11 del TLC vigente entre los EE.UU.,
México y Canadá. Los juicios llevados a cabo
contra las regulaciones del gobierno o las acciones
que protegen nuestro medio ambiente han probado
que muchas compañías no tienen ningún sentido de
misericordia a la hora de buscar la ganancia.
Luchan para proteger sus "derechos de inversión"
mientras nuestros derechos humanos se sacrifican en
nombre del capital.
Actualmente se han llevado a las cortes casos
vinculados con el medio ambiente (y su protección)
que incluyen reclamos de más de un mil millón de
dólares. En este circo de lo absurdo, hemos visto
cómo el poder de un estado puede desafiar a las
cortes. En los EE.UU., el estado de California
decidió eliminar el uso de MTBE en la gasolina,
reconocido por la organización mundial de la salud
como posible carcinogénico que ha contaminado el
agua subterránea de muchas comunidades de
California. Se puso en vigencia la ley el 1 de enero en
2004 solo para confrontar un juicio de $970 millón
que exigía compensación por pérdidas en ganancias
y oportunidades económicas para la corporación
canadiense (Methanex) que produce un componente de
MTBE.

¿Qué hemos hecho en los últimos años para
oponernos al ALCA? (con una visión desde el norte)

En los últimos diez años, activistas en el sur y
el norte hemos ido mejorando nuestros esfuerzos
para comunicar vía Internet y formar alianzas que
crucen las fronteras. Este evento es un ejemplo
de ese proceso. Las campañas en el norte que
apoyan al sur han sido sumamente importantes en ganar
importantes batallas.

Los esfuerzos por educar al pueblo siguen
presentes en organizaciones y alianzas como Sierra Club
y Amigos de la Tierra y Green Peace. En los
últimos 10 años, hemos sacado valiosas lecciones de
cómo compartir la información sobre las
regulaciones de libre comercio con un público diverso.
Necesitamos seguir luchando para crear un lenguaje
claro y directo que ilustre los efectos que hemos
visto con NAFTA y que vendrían con el ALCA y sus
variantes.

Como alguien que ha trabajado intentando negociar
entre las realidades de norte y sur, ruego a mis
compañeros del sur que tengan paciencia con
nosotros. Somos propensos a ser exigentes y no
entender la diferencia de culturas y ritmos de vida.
Tendemos a olvidar las dinámicas de poder y con
frecuencia exigimos que nuestros aliados del sur
adopten los modelos de organización que para
nosotros son convenientes. Mientras vamos construyendo
un mundo mejor (globalizando la solidaridad), es
importante que entendamos que es un proceso para
aprender, trabajar y convivir juntos. Tengan
paciencia con nosotros y provóquennos para ser
mejores.

No podemos olvidar los esfuerzos de movilización
como los que vimos en Miami. La gente en la
calle sigue siendo una estrategia importante. A la
vez, ha sido extremamente importante trabajar en
una multi-estrategia. Mientras unas organizaciones
están movilizando las marchas, las protestas, el
teatro en la calle, otras organizaciones trabajan
"adentro." Ponen su energía a negociar con los
negociadores, los legisladores y los empresarios.
Tradicionalmente, hay grandes brechas entre las
organizaciones que movilizan y las que trabajan
dentro. Tenemos que continuar los intentos de
colaborar, a pesar de las diferencias filosóficas y
políticas que existan. En los EE.UU., hemos visto
colaboraciones importantes entre varios estados y
municipios que trabajan en la elaboración de
referendos contra el ALCA y otros acuerdos de libre
comercio.

En adición, varios grupos han trabajado en educar
los dueños de acciones de las corporaciones sobre
varios temas vinculados con los tratados de libre
comercio. Han trabajado en apoyar compañías más
verdes o iniciado acciones en las reuniones de
accionistas. Iglesias, universidades y otras
organizaciones que son dueños de significantes partes
de compañías han trabajado en presentar casos en
estos espacios.

Y claro, las iniciativas de trabajar dentro del
sistema siguen, con valientes compañeros que
trabajan día a día para convencer uno por uno todos
los representantes y senadores de que el público
norteamericano no quiere tratados de libre
comercio. Y aunque no representamos miles de dólares,
representamos miles de votos.

¿Qué estamos haciendo para crear alternativas?

Uno de los campos más importantes es el del
combate contra el consumismo de los EE.UU. El
consumismo es una enfermedad que sufre la mayoría de los
norteamericanos y que ha contagiado a gran parte
del mundo. Hace poco, el ecólogo canadiense David
Suzuki, quien es bien conocido dentro de ese
pueblo, visitó Cuba y compartió su experiencia de
ayudar al pueblo canadiense a cambiar sus patrones
de compras. Para entender la mentalidad
norteamericana, Susuki tiene un excelente artículo que se
llama "La Cultura del Consumismo."
En las universidades, iglesias y comunidades
también se forman grupos para investigar los patrones
de compra y los estilos de vida. Esto también es
un resultado de los ataques del 11 de septiembre
que provocaron que gran parte de la población
reconsiderara sus valores.

Ponencia de Jennifer Ungemach, activista
norteamericana, en el taller Medio Ambiente y Diversidad
del IV Encuentro Hemisférico de Lucha contra el
ALCA