Ecuador- El TLC, nueva forma de dominación
Quito.- El Tratado de Libre Comercio (TLC) que Colombia, Perú y Ecuador pretenden firmar este año con Estados Unidos no hará otra cosa que impulsar el desempleo, promover la pérdida de soberanía y la quiebra de la productividad nacional.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y otras organizaciones regionales revela que casi todas las producciones nacionales pueden afectarse de una u otra forma por la rúbrica del TLC entre los gobiernos ecuatoriano y estadounidense.
En primer lugar aparecen los resultados desde el punto de vista del comercio de este país y Estados Unidos, medidos a través de las barreras no arancelarias, las partes de mercado y el dinamismo de los productos en el mercado estadounidense Expertos económicos, contrarios al TLC, han recordado la gran simetría en el comercio de productos agropecuarios entre los dos países.
Los negociadores del Norte plantearon a los ecuatorianos en la última ronda de diálogo, realizada en Washington, la pretensión de convertirse en el primer proveedor agrícola y pecuario de Ecuador, tras la entrada en vigencia del acuerdo, lo cual es rechazado por los nacionales.
Los empresarios ecuatorianos quieren excluir de las pláticas varios productos calificados de hipersensibles como el arroz, maíz, aves mayormente troceadas y mecánicamente troceadas, cerdos, carne bovina, leche en polvo y lacto-sueros.
Sin embargo, los estadounidenses rechazan tal propuesta y abogan por aplicar cero aranceles a todas las mercancías, pues su objetivo -según la CEPAL, es enviar hacia este país productos que han perdido dinamismo o son poco competitivos en su mercado.
La población ecuatoriana desconoce que el 70 por ciento de la oferta exportable a Estados Unidos tiene ya un arancel cero, gracias a las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El otro 30 por ciento restante entra a ese mercado también con un mínimo gravamen por las Preferencias Arancelarias Andinas, lo cual es favorable hasta ahora.
Sin embargo, con la firma del TLC, Estados Unidos tendría las puertas abiertas para ingresar a este mercado, hasta ahora vedado, con productos agrícolas subsidiados, con elevados niveles de productividad y condiciones de producción altamente competitiva.
Esto significará la quiebra de los pequeños y medianos agricultores ecuatorianos y el incremento del desempleo. Según vaticinan expertos.
Con el acuerdo de Libre Comercio, los agricultores tendrán además que aplicar medidas sanitarias y fitosanitarias que la nación norteña utiliza en muchos casos para proteger su mercado, lo cual disparará el costo de las producciones nacionales y el encarecimiento de las mismas.
Esas mismas precauciones no son exigidas a los norteamericanos a la hora de exportar a Latinoamérica producciones desechadas, contaminantes, que en ese país no serían recibidas.
Por otro lado, el tratado no incluye nada sobre conservación ambiental.
Las medidas que tienen relación con la protección del medio ambiente y el cuidado de aspectos ecológicos serían eliminadas, lo cual significa la supresión de las normas proteccionistas o de seguridad alimentaría.
Otro de los puntos más preocupantes de este acuerdo es la imposibilidad de la intervención gubernamental en la producción agrícola, menos en Estados Unidos, donde sí interviene mediante la entrega de subsidios.
Para las pequeñas economía, como ésta, se avecina un proceso de crisis muy fuerte, pues no podrán contar con apoyo estatal, y sus producciones serían barridas por las de las grandes transnacionales que ingresarán de manera agresiva en este mercado, con precios subsidiados y muy competitivos.
En propiedad intelectual los negociadores de este país pidieron excluir la industria farmacéutica nacional de las negociaciones, porque la ofuscación de las grandes corporaciones americanas no deja espacios para discutir sobre este tema.
Los grandes laboratorios norteamericanos abogan por la defensa y ampliación de sus derechos de patentes como una estrategia para monopolizar el mercado de medicamentos.
El vicepresidente de Ecuador, Eduardo Palacio, condenó recientemente el rumbo que están tomando las negociaciones del TLC en el tema de propiedad intelectual Palacio criticó la incoherencia de otorgarle al tratado mayor jerarquía al Acuerdo de Libre Comercio que a las estipulaciones de otros organismos internacionales como la OMC y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El TLC está poniendo en peligro la salud, la vida y biodiversidad del Ecuador, pues en propiedad intelectual, se está aceptando protecciones adicionales a las admitidas en convenios internacionales anteriores, aseveró.
En su opinión, no se deberían negociar aspectos que perjudican el acceso a medicinas para la población de menos ingresos.
En este contexto, Renato Carlo, representante de la industria farmacéutica ecuatoriana, reconoció que el TLC propiciaría la desaparición de las industrias nacionales que no sean competitivas en el proceso.
"Nos ha sorprendido el cambio de discurso -refiriéndose a la ministra de Comercio Exterior Ivonne Baki-, ya se está sincerando en sus declaraciones y ha dicho que los sectores que no son competitivos tenderán a desaparecer", sostuvo Baki, considerada una incondicional a Estados Unidos, ha mantenido constantes cambios en su discurso acerca de los beneficios TLC, con vistas a lograr su rúbrica, sean cual sean las afectaciones para el empresariado de este país.
La parte norteamericana exigió también a Ecuador realizar reajustes y reformas a 57 leyes vinculadas con 16 capítulos que se negocian en el acuerdo.
El área ambiental, procedimientos aduaneros, agricultura y políticas de competencia son los temas que requerirán mayor número de cambios.
Entre los cuerpos legales que necesitarán también transformaciones aparecen la Ley de Régimen de Maquila, el Código de Trabajo, la Ley de Sanidad Animal, la de Régimen Tributario Interno, de Compañías, de Arbitraje y Mediación y Fomento Industrial.
Según versiones de medios de prensa, en las últimas negociaciones los norteamericanos pidieron el oro y el moro, al reclamar un trato preferencial para sus productos y los mismos beneficios que estas naciones han otorgado a otros en sus tratados comerciales.
Demandaron la apertura inmediata para sus productos, incluyendo aquellos que son sensibles para los andinos y manifestaron el deseo de convertirse en el mayor proveedor de los bienes que importen estas naciones. También rechazaron toda restricción o reclamo de los colombianos, peruanos y ecuatorianos.
Para los ecuatorianos se avecina un peligroso período, pues a pesar de la firme posición del empresariado, el Gobierno tiene un solo propósito: firmar el TLC cueste lo que cueste, sin importarle las terribles consecuencias que tendrá para la mayor parte de la población ecuatoriano, que vive en la miseria, según advierten sectores sociales.