Liberalización, un modelo que arraiga la dependencia
La
apertura de mercados con EEUU
El
Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República
Dominicana y Estados Unidos (TLC RD-CAUSA), constituye un cambio en
las reglas del comercio y de la inversión para el futuro de
Centroamérica.
No
se trata del inicio de la liberalización comercial, pues
efectivamente este proceso arrancó desde décadas atrás,
con una desgravación paulatina que mantiene el nivel promedio
de aranceles en Guatemala relativamente bajo y una competencia
interna de productos provenientes del mundo casi total.[1]
Por otra parte, productos básicos para la generación de
empelo rural y el consumo local, como el maíz amarillo,
entraron a un proceso silencioso de desgravación causando un
impacto en la misma dirección, aunque no el mismo nivel, del
que ahora se esperaría del TLC.
Estados
Unidos permitió el ingreso de productos centroamericanos a su
mercado desde 1982 con el Sistema General de Preferencias (SGP), la
Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) y la Ley de Asociación
Comercial para la Cuenca del Caribe (CBTPA). Esta última
para facilitar el ingreso a Estados Unidos, de los productos
maquilados en Centroamérica por empresas de este mismo país.
De igual forma, Centroamérica, desde décadas atrás
había concedido a Estados Unidos y sus trasnacionales gozar de
los beneficios arancelarios y fiscales de zonas francas y del régimen
de maquilas.
Con
el TLC-CAUSA se amplía esta apertura y llega a otras
dimensiones de la economía. Más allá del
comercio, el Tratado regula la liberación en otros campos
(inversión, comercio de servicios, compras públicas),
cada uno de los cuales es una pieza que integra un diseño en
el que se completa la cadena de abastecimiento-producción-comercio;
se extiende el ámbito de liberalización de bienes, al
de servicios y se trasciende de lo privado a lo público.
El
TLC consolida, pues el modelo implantado de estas últimas
décadas, basado en la producción orientada al mercado
externo y la sustitución de la producción local por las
importaciones. De igual forma el TLC refuerza las bases para la
inversión externa maquiladora.
Importancia
de TLC para Estados Unidos y sectores privados.
Centroamérica
accedió a la apertura, en condiciones de total asimetría
con un país con una producción 320 veces mayor, que
exporta el 12% del total mundial, contra el 0.2% que corresponde a
Centroamérica.
Mientras
la región aceptó la liberación de sus mercados,
Estados Unidos mantuvo la protección de sus productos
agrícolas por la vía de los subsidios. Temas que
hubieran sido fundamentales para la región como la libre
movilidad de mano de obra, quedaron completamente fuera de un pacto,
que se negoció sólo entre gobiernos y sectores privados
y que se elaboró sobre un modelo preestablecido por los
Estados Unidos.
En
estas negociaciones tuvo un peso determinante, la amenaza de la
finalización de las preferencias arancelarias concedidas por
Estados Unidos, en el 2008. Mantenerlas sólo se hacía
posible en el marco de un TLC pero en el cual, la potencia del norte
ya exigió “reciprocidad” con su libre entrada al
mercado regional.
Para
el sector privado el TLC es la garantía para que la entrada al
mercado estadounidense no sea modificada unilateralmente en cualquier
momento.
Entre
los principales beneficiados estadounidenses del TLC figura su sector
agrícola protegido y las empresas estadounidenses que operan
en la región. No obstante, tanto detractores como
promotores del TLC dudan que para Estados Unidos los intereses
comerciales sean su principal motivación. Según
la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana, Estados
Unidos sólo exporta a Centroamérica el 1.6% del total,
e importa el 1%.[2]
De
hecho se considera que el principal beneficio para
Estados Unidos es político, pues la potencia se consolida en
su proceso de integrar Latinoamérica en un mercado y reducir
la fuerza de países como Brasil que se resisten al dominio
comercial de la potencia y de la misma Organización Mundial
del Comercio (OMC).
Costos
de la apertura comercial
En
lo que respecta a la libre entrada de importaciones estadounidenses,
Guatemala, luego de ofrecer en las negociaciones libre e inmediato
acceso a un 96% de los productos estadounidenses, sólo
concedió preferencia al 80%.
Aunque
con plazos más largos, umbrales diferenciados y salvaguardias,
Guatemala aceptó finalmente desgravaciones para productos
protegidos por su contraparte. Estos
productos sensibles que quedaron con plazos entre 15 y 20 años
fueron: leche, maíz blanco y amarillo, arroz, pollo, cerdo,
bovino, frijol negro. (ver recuadro 1)
Recuadro 1
PRODUCTOS
SENSIBLES
Maíz
Cada país
excluyó un producto del programa de desgravación y
Guatemala escogió el maíz blanco, dada su
importancia en la generación de empleo, en el consumo y
seguramente, por las implicaciones políticas y sociales de
su liberalización. Entre los 30 principales productos
agrícolas, este producto emplea un 40% del total, más
aún que el total generado por los productos tradicionales
de exportación. En el TLC mantiene un arancel del 20%
por tiempo indefinido. No obstante, queda una cuota de
importación de 20.4 mil TM (tonelada métricas), con
un aumento de 400 TM anuales hasta llegar a 26 mil TM (tonelada
métricas) en 15 años.
Costa Rica dejó
libre el comercio de este producto con Estados Unidos por lo que
las importaciones pueden entrar desde ese país a toda la
región a precios más bajos.
Frijol.
También
importante para el empleo, consumo y cultura rural, mantiene una
base arancelaria de 20% por 6 años, para luego reducirse en
8 etapas hasta llegar a una liberalización total en el año
15. Este producto tiene una salvaguardia que se aplica si la
importación se eleva por encima de 58 TM en el primer año.
Este tope se flexibiliza cada año hasta el 14avo, cuando el
límite es de 90 TM. Este producto no tiene subsidio
en EEUU, sin embargo sus exportaciones son importantes al mundo y
particularmente a Centroamérica. La importación
en Guatemala es poco significativa aunque creciente.
Arroz
Quedó con
una base arancelaria del 29.2%, durante 9 años. En el
décimo año, inicia un proceso de desgravación
para quedar totalmente libre en el año 18. El arroz
en granza inicia con un contingente de importación de 54.6
mil TM que luego del primer año, se incrementa hasta llegar
a 96.2 mil TM en el año 18. El arroz oro o pilado
inicia con un contingente de 10.5 mil TM hasta llegar a 18.5 mil
en el año 18. Se estableció requisito de
desempeño, que establece la aplicación de una
salvaguardia, si la importación supera el contingente en un
10%.
Este es el
producto más subsidiado en Estados Unidos. Un 81% de
sus costos provienen de este apoyo público. La
importación en Guatemala es creciente desde 1985 y en el
2001 llegó a representar el 80% de la producción
local. Esta producción seguramente será
sustituida por las importaciones.
Otros
productos agrícolas.
La papa, mantiene
un plazo de desgravación de 15 años; el tomate,
cebolla, chile, repollo y limón, 10 años. El
ajo, la naranja y la piña por 5 años. Todos
estos productos mantienen una base del 15% y salvo el último
grupo, el resto mantienen salvaguardias.
La manzana,
sorgo, plátano y mango, tienen una liberación
inmediata del arancel. Y de ellos la manzana y el sorgo
están subsidiados en Estados Unidos y mantienen altas
exportaciones, por tanto la producción local, corre
riesgo.
Lácteos
El queso, la
leche en polvo, la mantequilla y los helados quedaron con el mayor
plazo, 20 años y contingentes de importación
crecientes. El resto de lácteos quedan con un plazo
de 10 años y también con contingentes crecientes.
Carne bobina
Se estableció
un período de 15 años de desgravación y una
cuota de 1,060 toneladas hasta llegar a 1,600 toneladas. No
aplican salvaguardias.
Carne porcina
La carne porcina
es la más afectada, con exportaciones entrampadas por la
peste porcina clásica y con la importación de 4, 200
TM anuales. Se estableció un contingente de 4,148 TM
hasta llegar a 6,715 TM en 15 años. Sí aplica
la salvaguardia especial.
Pollo:
La exportación
a Estados Unidos tiene barreras no arancelarias. El producto
que entra a Guatemala, (cuadriles) tiene precios bajos que
desplazan a la producción nacional. Estas “piezas
oscuras” resultan con precios subsidiados, al venderse a
precios altos las piezas de mayor calidad y consumo preferente en
el mercado de Estados Unidos. Los productores de
Centroamérica y Estados Unidos acordaron crear una oficina
que controle las importaciones para evitar el contrabando y
garantizar la calidad del producto que ingresa.
Los contingentes
tendrán un 15% de arancel y 18 años como plazo de
desgravación. Guatemala absorberá el
contingente en los primeros 2 años, luego se repartirá
a Centro América.
Los
avicultores están dispuestos a entrar a un proceso de
certificación de su industria para poder exportar
principalmente a Europa y Asia. Además, lograron un
arancel de 164% para cuadriles y 0% para la harina de soya.
Los cuadriles tienen un contingente decreciente que va de 21.8 mil
TM a 8.7 mil TM, en 18 años.
Para
estos productos sensibles y otros como aceite, lácteos, chile
pimiento, cebolla, papa, tomate fresco y jarabe de maíz se
establecieron salvaguardias específicas aunque cuotas
crecientes de contingentes.
El
tema de los subsidios quedó pospuesto para resolverse en el
marco de la OMC, donde Estados Unidos y Unión Europea no dan
muestras de flexibilidad. Los negociadores esperan que
el calendario de desgravación para estos bienes coincida con
el desmantelamiento de la protección en EEUU. No
obstante, para ello no hay garantías. Por otro lado, se
teme que al desaparecer los subsidios se mantenga un apoyo encubierto
en las ayudas verdes (o ecológicas), o que prevalezcan o se
incrementen las barreras fitosanitarias que de hecho impiden la
exportación hacia aquel país, aún cuando los
productos estén con 0 arancel.
Entre
los mayores ganadores del TLC está el sector agrícola
estadounidense (que representa un 10% de los votantes en ese país),
que se espera ampliarán sus exportaciones en US$ 1,000
millones anualmente.[3]
Se trata de un sector fuertemente protegido por los Estados Unidos,
con un subsidio promedio de US$ 122 por hectárea a cada
agricultor;[4]
que sólo aporta el 3% del PIB, y que genera
un empleo del 17% de la PEA.
El
gasto en el programa de ayudas agrícolas es el tercero en el
presupuesto estadounidense, sólo superado por defensa y
salud. Los productos subsidiados tienen como principal destino
la exportación, y los principales beneficiarios son un 10% de
las fincas más grandes. [5]
Los
productos subsidiados son arroz, trigo, maíz, sorgo, maní,
soya, garbanzos, lentejas, manzanas, producción de lácteos,
ganado, azúcar, lana, entre otros. El total de los
subsidios representan el 47% del PIB agrícola de Guatemala,
por lo que el impacto de la liberación de estos
productos en la región será una batalla imposible de
ganar.
Centroamérica
y República Dominicana son fundamentalmente
compradores. Representan el segundo mayor
mercado para las exportaciones estadounidenses en América
Latina, luego de México.