La integración latinoamericana, derrota definitiva del ALCA
Entrevista concedida por Osvaldo Martínez director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial y Presidente del Comité Organizador del IV Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el ALCA.
En una fresca mañana de marzo conversamos en la oficina del Centro de investigaciones de la economía mundial (CIEM) con su director, el economista Osvaldo Martínez, sobre el estado del ALCA; el próximo Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el proyecto y otros temas imprescindibles. Martínez preside también el Comité organizador del Encuentro Hemisférico y es un destacado investigador sobre la economía mundial y en particular de la latinoamericana.
P: Se ha convocado el IV Encuentro Hemisférico de Lucha Contra el ALCA, que se celebrará en La Habana del 27 al 30 de abril próximo ¿En qué estado se encuentran las negociaciones del ALCA para este momento?
R: Las negociaciones del ALCA están detenidas en este momento. Justamente, en marzo del pasado año las negociaciones se suspendieron y no han sido reanudadas hasta ahora. No está tampoco designado el sucesor de Robert Zoellick como representante comercial de Estados Unidos, máximo responsable del gobierno de Estados Unidos de la negociación del ALCA.
P: Ante los obstáculos que EE.UU. ha enfrentado en su intento de imponer el ALCA, ¿qué estrategias ha elaborado para lograr, no obstante, sus objetivos? ¿Qué papel desempeñan los llamados tratados de “libre comercio” bilaterales o subregionales?
R: Por supuesto que Estados Unidos tiene una estrategia alternativa. Ante la resistencia que han encontrado han puesto en marcha la estrategia de los tratados bilaterales de “libre comercio”, que es un ALCA en pequeña escala, pero no menos ALCA. Estos siguen preservando el sentido neoliberal, y siguen representando un tipo de integración subordinada a la economía de Estados Unidos.
Con los tratados bilaterales de libre comercio, Estados Unidos ha aplicado una táctica divisionista dentro de América Latina. Es decir, al negociar tratados bilaterales hace que los gobiernos interesados se coloquen en una especie de cola de espera y presionen a los gobiernos que se resisten al proyecto del ALCA. No es casual que los tratados bilaterales de libre comercio ya negociados o en proceso de negociación sean con los gobiernos más complacientes con Estados Unidos: Chile, los países Centroamericanos; además de otros procesos anunciados en países como Colombia, Perú y Ecuador.
Los tratados bilaterales de libre comercio constituyen un tipo de acuerdo que probablemente sea incluso peor que el ALCA original, porque se efectúa en condiciones de negociación aún más desfavorables. En las negociaciones de los 34 países existe la posibilidad de que los países latinoamericanos se beneficien de la negociación colectiva si logran posiciones comunes, sin embargo, en el caso de los tratados bilaterales esta posibilidad desaparece y la desigualdad de fuerza se hace aún más aplastante en contra del país que se trate. Además, en el tratado bilateral Estados Unidos tiene más posibilidades de presionar en puntos específicos de su agenda de intereses que en un proyecto general, por eso creo que lo tratados bilaterales tienen un sentido profundamente negativo y es necesario que la campaña ANTI ALCA, como lo ha estado haciendo, enfoque su crítica y su acción no solamente contra el proyecto ALCA, sino contra el ALCA alternativa que representan los tratados bilaterales de libre comercio.
P: El programa original del ALCA concebía su puesta en vigor en enero del año 2005 y esto no ha ocurrido. ¿Qué factores considera usted han confluido para provocar esta alteración de los planes de Estados Unidos? ¿Qué papel le atribuye a la movilización de las fuerzas populares?
R: Efectivamente se ha producido una cierta victoria en cuanto a aquél proyecto original de Estados Unidos de hacer operativa el ALCA en enero del 2005, proyecto que un momento pareció indetenible, y que ya ha fracasado. Eso no quiere decir que el ALCA este totalmente derrotada, creo que se ha producido una victoria parcial, sin duda importante, pero no significa que el proyecto esté muerto. El ALCA, como vimos, está tratando de respirar y de hecho lo está haciendo por la vía de los tratados bilaterales de libre comercio y tampoco se abandona el posible retorno a la negociación de los 34 países. Incluso se han producido declaraciones de algunos personajes del gobierno de Estados Unidos expresando que ahora en el segundo mandato de Bush, después de terminada la composición del nuevo gabinete, se va a retomar el proyecto del ALCA con un nuevo énfasis.
Yo creo que las razones de esta derrota parcial son fundamentalmente dos: El movimiento popular, es decir, la resistencia y las acciones de los movimientos sociales, y el otro es la resistencia de algunos gobiernos latinoamericanos que le han complicado a Estados Unidos la negociación gubernamental y que impidieron que esa negociación avanzara en la forma de marcha forzada que el gobierno de los Estados Unidos concibió.
En cuanto a las movilizaciones populares, a la acción de los movimientos sociales, yo creo que hay que reconocer que la campaña continental contra el ALCA impulsada por la Alianza Social Continental se ha convertido en una fuerza significativa en toda el área, con las inevitables diferencias entre los países y entre un movimiento social y otro. Sin embargo, se ha llegado a articular una campaña continental de lucha contra el ALCA que tiene una presencia tal que resulta imposible ignorarla. El factor de la presión popular que se ha manifestado en variadas ocasiones es un factor importantísimo. Creo que los Encuentros Hemisféricos de Lucha contra el ALCA que se han efectuado en La Habana también han hecho una contribución indudable y esperamos que lo haga el cuarto que va a tener lugar en el mes de abril.
P: ¿Cuáles han sido, en las negociaciones intergubernamentales, las contradicciones más fuertes entre EE.UU. y Latinoamérica? Se habla mucho del punto subsidios agrícolas, y Estados Unidos está insistiendo mucho en el punto propiedad intelectual. ¿Estos son los dos puntos fundamentales que han trabado la negociación o hay otros elementos?
R: En la negociación hay un punto que es fundamental en el estancamiento y es el de los subsidios agrícolas. En el punto de los subsidios agrícolas hay una posición intransigente norteamericana, que no es simplemente una condición de apego doctrinario a una teoría. Esa intransigencia se produce por intereses económicos poderosos que resultarían afectados en caso de eliminarse los subsidios agrícolas. Estamos hablando de intereses proteccionistas dentro de Estados Unidos que representan alrededor de unos cien mil millones de dólares, y eso explica que sean inútiles todas las exhortaciones, todos los intentos de hacer comprender al gobierno de Estados Unidos de lo inconsecuente de su posición, lo errado de su enfoque. No se trata de un torneo de argumentos para hacerles comprender, no se trata de una confusión conceptual, se trata de un cerrado círculo de intereses económicos que resultarían afectados en caso de eliminarse los subsidios agrícolas y que crean una fuerza enorme dentro de Estados Unidos. Yo no creo en modo alguno que esos subsidios agrícolas vayan a desaparecer.
Ahora, Estados Unidos trata por todos los medios de presionar a los latinoamericanos, de perforar la resistencia sobre ese punto. Uno de sus argumentos es tratar de trasladar el debate de los subsidios agrícolas a la OMC con el argumento de que la Unión Europea y Japón también son proteccionistas de su agricultura, y no se puede llegar a ningún acuerdo en el marco del ALCA porque para ellos eliminar los subsidios agrícolas tendrían que hacerlo también los otros proteccionistas o de lo contrario estarían en una desventaja. Y como la Unión Europea y Japón no están en la negociación del ALCA entonces el tema hay que discutirlo en la OMC. Yo le llamo a esto el argumento del “Pin Pon”, porque cuando le dicen a los europeos que eliminen los subsidios agrícolas dicen: sí, lo haremos, pero antes tienen que hacerlo los norteamericanos y los japoneses igual. Es una pelota que va y viene. Ninguno de los tres por supuesto quiere hacerlo, ni de hecho pueden hacerlo, de acuerdo a la situación objetiva de su economía.
El tema de los subsidios agrícolas es muy fuerte, entre otras cosas, porque el ejemplo mexicano es muy negativo para los partidarios del ALCA. La catástrofe de la agricultura mexicana tras la firma del TLCAN está ahí, es bien visible, y es la muestra de qué podría suceder con la agricultura latinoamericana en caso de que se pusiera en vigor el ALCA.
Ahora, hablando de la posición gubernamental latinoamericana, no me parece que sea una posición sólida. Es sólida la posición venezolana, que no se limita a un regateo en torno al tema de los subsidios, sino que implica una crítica y una impugnación global de la política neoliberal y por lo tanto del modelo de integración que propone el ALCA y plantea además una alternativa de integración diferente que es el ALBA. Aquí hay una posición sólida, una posición orgánica frente al ALCA. En el caso de la contradicción acerca del tema de subsidios agrícolas, da la impresión que si el gobierno de Estados Unidos estuviera dispuesto a eliminar los subsidios agrícolas, entonces los gobiernos latinoamericanos aceptarían el resto del ALCA. El único problema sería ese, y por supuesto que el ALCA es mucho más que los subsidios agrícolas, incluso no es ese el punto más peligroso del ALCA.
El ALCA es gravísima porque, como proyecto, conduce a América Latina a renunciar a sus posibilidades de integración autónoma y a aceptar definitivamente la condición de integración subordinada a los Estados Unidos. El ALCA también significa neoliberalismo quintuplicado y convertido en un compromiso jurídico de los Estados, porque los países que firmen el ALCA en su versión estadounidense están no solamente estableciendo un acuerdo con Estados Unidos, están atando su política económica y condenándola a hacerla neoliberal, como compromiso jurídico de Estado y esto por supuesto equivale a renunciar a toda posibilidad de desarrollo propio latinoamericano.
Hay puntos que a mi juicio son especialmente funestos, como es el de las políticas de competencia y compras gubernamentales donde la filosofía ultraneoliberal se manifiesta con una fuerza tremenda al defender a ultranza esa “libre y perfecta” competencia, existente solo en los manuales de economía neoliberal, para los intereses privados y que a la vez desarrolla una fobia contra los llamados monopolios oficiales. ¿A que le llaman monopolios oficiales? A las empresas públicas que se supone son distorsionantes del libre funcionamiento del mercado. Pero la realidad es que quienes distorsionan el funcionamiento del mercado, los que realmente lo hacen en gran escala en América Latina y en el mundo entero son los gigantes monopolios privados, no los oficiales, pero por supuesto, de los privados no se dice una palabra.
En cuanto a las compras gubernamentales, equivale prácticamente a quitarle a los gobiernos uno de los instrumentos clásicos para poder desarrollar una política de desarrollo propio. Que un gobierno utilice sus compras para favorecer producciones nacionales o regiones del país con menor desarrollo o sencillamente favorecer industrias que se consideran estratégicas para el desarrollo, eso no podría ser, pues sería “distorsionar el libre funcionamiento del mercado” y habría que proceder a una licitación internacional para que las compras gubernamentales se hagan al proveedor que demuestre tener las mejores condiciones. Por supuesto, no hay que ser muy inteligente para comprender cuáles son las empresas que pueden ganar las licitaciones internacionales: las que tienen mayor capacidad financiera y tecnológica, provenientes de Estados Unidos, y por lo tanto ahogarán cualquier intento de desarrollo de las empresas latinoamericanas.
Son ese tipo de cosas que posee el ALCA que, a mi juicio, son aún peores que los subsidios agrícolas y todo esto está también presente en los tratados bilaterales en condiciones de negociación más desiguales aún que en el caso de los 34 países en conjunto.
La propiedad intelectual también es un caso notorio, en este tema se da una situación irónica. La postura oficial norteamericana es ultraneoliberal es decir, ultralibrecambista en todo, menos en el caso de la propiedad intelectual donde se vuelve cerradamente proteccionista, pues se trata de defender un régimen de patentes que en la práctica significa cerrar toda posibilidad de competencia a los que están fuera de ese régimen. Está claro cuál es la jugada de la propiedad intelectual: apropiarse de la biodiversidad latinoamericana y patentar, que es como decir privatizar, esa enorme riqueza para beneficio de una industria que es la más lucrativa del mundo, la de los medicamentos y biotecnología; y en segundo lugar, impedir que América Latina pueda tener una política de desarrollo científico y una política de desarrollo de alta tecnología. Aquí es donde choca, por ejemplo, con la postura brasileña, en el sentido de que Brasil es un país que por su tamaño, por sus condiciones naturales y por sus posibilidades ha intentado líneas de desarrollo autónomas en la informática y en la farmacéutica. Brasil también tiene una industria aeronáutica de cierta magnitud y por supuesto estos son cosas que a Estados Unidos no le gusta en lo absoluto. La propiedad intelectual, que es un cerrado régimen de proteccionismo, es el instrumento para eternizar el virtual monopolio de las patentes en manos de las trasnacionales. Por eso este es otro de los aspectos terriblemente negativos del ALCA.
P: Están en marcha varios proyectos y esfuerzos integradores al interior de Latinoamérica y el Caribe, ¿en qué medida estos constituyen alternativas reales ante los proyectos imperiales de dominación?
R: Yo creo que hay diferencias. Lo más promisorio que veo en estos momentos es la propuesta venezolana de Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA, y por supuesto veo también como una cosa prometedora la constitución reciente de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Tengo esperanzas también en que el MERCOSUR, que ahora recibe un refuerzo con la llegada al gobierno de Tabaré Vázquez, en Uruguay, siga consolidándose.
Hay sin duda un nuevo momento en América Latina, un momento que nos puede parecer insuficiente porque siempre queremos más, pero que es notable si simplemente miramos unos cinco años atrás, y comparamos la situación aquella con la que tenemos hoy. Vamos a ver diferencias muy notables, vamos a ver un proyecto bolivariano consolidado con una propuesta concreta, el ALBA, que es un camino abierto. El ALBA no es un manual para la integración que diga exactamente qué es lo que hay que hacer en cada caso y cómo hay que hacerlo, el ALBA es un proyecto que está planteado en sus líneas esenciales pero que hay que llenarlo de contenido concreto. El acuerdo entre Cuba y Venezuela del pasado 14 de diciembre es un primer paso en esa dirección, pero los países latinoamericanos tendrán que hacer sus acuerdos tipo ALBA con los colores, los sabores y los olores de cada uno de los casos. Lo importante que le veo a esto es que sería realmente el primer proyecto de integración latinoamericana basado en la solidaridad y la cooperación, basado no en el mercado ni en la ganancia empresarial, ni solamente en el fomento del comercio aunque no rechaza por supuesto la ganancia empresarial, ni el comercio.
P: ¿Que saldo se espera del IV Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA?
R: El IV Encuentro no creo que deba ser sólo un encuentro de crítica al ALCA y a los tratados bilaterales de libre comercio, sino que creo que estamos en un momento de construcción y ahí esta el ALBA nuevamente, ahí está la comunidad sudamericana de naciones, ahí están por supuesto las visiones de los movimientos sociales acerca de esa otra América Latina mejor y posible, creo que estamos en un momento de crear alternativas frente al ALCA y al neoliberalismo.
Hay que hacer un análisis profundo y penetrar en la estrategia estadounidense de estos momentos con respecto al ALCA: cuál puede ser y cómo se va a mover y a la vez hay que avanzar en la construcción de una propuesta de integración alternativa latinoamericana. Creo que eso es muy importante en este IV Encuentro, que va a hacer un Encuentro con características diferentes a los anteriores, que tendrá un componente de crítica, de denuncia, pero tendrá también un componente de análisis, de estrategia y un componente constructivo al avanzar en la construcción de esa alternativa de integración latinoamericana.
P: Y no es un problema sólo de los gobiernos, de los técnicos o de los negociadores, sino que los movimientos sociales deben desempeñar un papel activo en esto de identificar las alternativas.
R: Sin duda alguna. Yo creo que los movimientos sociales tienen un papel sobresaliente, es evidente que en el enfrentamiento al neoliberalismo ellos han ido mucho más allá que muchos gobiernos. En definitiva los movimientos sociales han sido los grandes protagonistas de esta escalada antineoliberal.
Decir neoliberalismo es decir dominio de Estados Unidos sobre América Latina, cancelación de las posibilidades de desarrollo autónomo de esta región, liquidación de la integración latinoamericana verdadera. En cierto momento todo eso pareció incambiable, y hoy vemos un neoliberalismo en crisis y un sistema de dominación de Estados Unidos con fisuras en América Latina.
P: Por último, si pudiéramos resumir la idea central de este mensaje casi en vísperas del IV Encuentro, ¿cuál sería?
R: Yo diría que el ALCA no esta definitivamente derrotado, trata de vivir y de imponerse por otras vías, la derrota definitiva del ALCA es la construcción de una integración latinoamericana alternativa. Hay que avanzar tanto en la crítica, en la oposición al ALCA, como en la construcción de esa alternativa.
La Habana, marzo de 2005