El chivo expiatorio

2005-03-03 00:00:00

El incidente del retiro del jefe del equipo de propiedad intelectual ha puesto de relieve nuevamente las dificultades para la firma del tratado, la creciente oposición al mismo y la forma secreta y obsecuente como se está negociando.

El negociador colombiano Hernando José Gómez entregó a los negociadores de Estados Unidos una propuesta en propiedad intelectual que significa que Colombia mantendría vigente el decreto 2085 que otorga exclusividad a las multinacionales para el uso de la información suministrada como datos de prueba de las patentes, hasta el año 2014 y más allá. Esta propuesta contraviene lo aparentemente acordado con el ministerio de Protección Social y también las promesas que se le habían hecho a los representantes de los laboratorios nacionales y de la sociedad civil defensores de la salud pública.

El director de Misión Salud, Germán Holguín Zamorano, destapó en una sesión informativa de las negociaciones la maniobra y se produjo una crisis como producto de la cual el gobierno retiró de las negociaciones, como chivo expiatorio al jefe del equipo de propiedad intelectual, Luis Àngel Madrid.

La propuesta de todas maneras ya fue formalizada ante Estados Unidos y se suma a las muchas concesiones, entregas y claudicaciones que ha hecho el equipo colombiano y el gobierno en las mesas y fuera de ellas y revela nuevamente que el ministerio de Comercio actúa en complicidad con las exigencias norteamericanas y las presiones de las empresas multinacionales farmacéuticas y en contradicción con la posición que han hecho públicas el ministerio de protección social, las organizaciones en defensa de la salud en Colombia y la industria nacional farmacéutica.

La comedia que se formó en nada altera estos hechos. El antecedente inmediato fue la crisis durante la ronda de Cartagena cuando representantes de los dos ministerios se enfrentaron duramente pues el ministerio de Comercio es de la opinión de que debe ceder más rápida y unilateralmente en los temas de propiedad esperando la benevolencia norteamericana. Los representantes del ministerio de Salud se levantaron de la mesa de negociación y volvieron a ella solo por orden presidencial y con la promesa de Uribe de establecer techos de negociación en el tema, techos que con el incidente de Madrid violan el acuerdo. ¿No se respetó la decisión presidencial o simplemente una es la cara frente al país, los medios y la sociedad civil y otra la que verdaderamente negocia con EEUU?

Los Estados Unidos, como siempre, aún ante las "generosas" ofertas responden con nuevas exigencias y sin ninguna flexibilidad.

El gobierno calificó la entrega de la propuesta a Estados Unidos como un error técnico y de procedimiento, pero lo cierto es que ni siquiera la totalidad del equipo de negociadores colombianos, dos semanas después de concluida la ronda, conocía el contenido del texto que se entregó a Estados Unidos y los asuntos de salud pública involucrados en el tratado están siendo manejados con criterios puramente comerciales.

La posición oficial de Colombia ha sido hacer numerosas concesiones en este asunto vital para Estados Unidos, pero en la materialización de esta política ha enfrentado contradicciones pues el equipo no es homogéneo. Igualmente en Perú se presentó un incidente similar que llevó al retiro del negociador de propiedad intelectual

La realidad es que para Estados Unidos, como se ha demostrado en las sucesivas rondas solo es aceptable la completa claudicación. Esto se demuestra fácilmente con la reciente experiencia de Guatemala. Estados Unidos amenazó con no someter el tratado suscrito con ese país si no se modificaba una ley expedida por la Asamblea Legislativa en diciembre pasado que permitía la producción de genéricos sin las talanqueras que coloca la nueva protección adoptada en el TLC y que en esencia tiene el mismo contenido que el decreto 2085 de Colombia, el viceministro de economía de ese país señaló que la nueva legislación que se va adoptar por exigencia norteamericana, difiere la entrada de nuevos medicamentos genéricos al país.

Estados Unidos no va a aceptar en el TLC andino unos estándares inferiores a los firmados en otros tratados de libre comercio, en los cuales se les otorgan amplias ventajas a sus multinacionales en el tema de propiedad intelectual y esto lo han dicho en todos los tonos los negociadores estadounidenses. El gobierno colombiano sabe esto desde el principio y sobre esta base se ha sentado a negociar. La afirmación del ministro Botero de que Estados Unidos debe moverse de sus posiciones rígidas para acelerar la negociación no es sino una cortina de humo para al final del proceso entregar todo y conseguir algunas migajas a cambio.

En momentos en los que según todos los analistas, los TLC están perdiendo popularidad e incluso se habla de que el andino sería el último que se firmaría durante un buen tiempo, el gobierno de Uribe sigue empeñado en suscribirlo así tenga que atropellar en este propósito a toda la nación colombiana.

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Bogotá, marzo 3 de 2005