Manifiesto de la campaña contra el Banco Mundial, Barcelona 2001
Otro Mundo es Posible: Globalicemos las resistencias y la solidaridad
El Banco Mundial (BM) celebrará una reunión en Barcelona del 25 al 27 de
junio. Aprovechemos la ocasión para poner un poco de sensatez en el mundo.
El BM es una institución pública internacional, en manos de las grandes
potencias, al servicio de las empresas transnacionales y del capital
financiero, pagada por los impuestos del Norte y por los intereses abusivos
del Sur.
Desde la atalaya de ocupaciones seguras y bien pagadas, la tecnocracia del BM
(conjuntamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuenta con más de
10.000 empleados) impulsa, de manera coordinada con la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio
(OMC), las más salvajes políticas económicas neoliberales, a saber:
privatizaciones y destrucción de servicios públicos, sustitución de cultivos
necesarios por otros de lujo para ricos,... en beneficio de especuladores y
empresas transnacionales, que, lejos de someterse al mercado que predican,
reciben enormes subvenciones, suelo industrial gratuito y muchas otras
ventajas de los Estados.
La Campaña que ponemos en marcha denuncia que estas instituciones imponen
políticas económicas y sociales lesivas a los pueblos del mundo y a su
entorno natural, sin ninguna legitimidad para ello, pues sus dirigentes no
han sido escogidos por la ciudadanía mundial, ni tienen una estructura
interna democrática -por cuanto el voto en ellas es proporcional a las
aportaciones monetarias de cada país miembro, de manera que los países ricos,
los que más aportan, tienen siempre asegurada la mayoría-. Las políticas
adoptadas por tales instituciones, a menudo fomentadas por los intereses de
las transnacionales, son causantes y garantes a perpetuidad del actual
contexto de empobrecimiento y de conflictos armados "regionales" por todo el
planeta, que empujan cada vez a más gente del Sur a desplazarse hacia un
Norte que se les presenta como el cuerno de la abundancia.
Sus consecuencias sociales son evidentes: disminución de presupuestos en
servicios básicos como educación, salud, alimentación, vivienda, ...
afectando especialmente a las mujeres -que constituyen el 70% de los pobres
del mundo-. En cuanto al medio ambiente, aceleran el cambio climático,
destruyen los pulmones verdes, dilapidan los recursos hídricos y desertizan
el planeta. En el nivel de la salud crean riesgos gravísimos con una
agricultura y ganadería desnaturalizadas (transgénicos, vacas locas, fiebre
aftosa) y monopolios sobre la vida misma, a través de las patentes sobre
fármacos, semillas y datos del genoma. Todo ello protegido tras un sistema de
violencia institucionalizada, policial y militar, en beneficio de los
poderosos.
¡Ya no hay límites para el negocio!
Frente a la pretensión de los medios de comunicación, que nos venden la
globalización del poder económico como un fenómeno inevitable, es preciso
denunciar los intereses que someten a la población, mediante la explotación,
el chantaje, el hambre, la violencia, las epidemias que se cobran millones de
vidas cada año en los pueblos del Sur y el paro, la precariedad y la pobreza
de crecientes sectores de la población del Norte, aumentando globalmente las
desigualdades y reduciendo en todas partes los derechos laborales y la
protección social.
La globalización económica refuerza un sistema sexista, excluyente y
patriarcal. Incrementa, como hemos visto, la feminización de la pobreza y
exacerba todas las formas de violencia contra las mujeres. La igualdad entre
hombres y mujeres es una dimensión central de nuestra lucha. Sin igualdad,
nunca será posible otro mundo.
Ante este modelo neoliberal de globalización, que se nos quiere imponer como
el único posible, apostamos por las resistencias, y afirmamos que otro mundo
es posible. Un mundo basado en el control democrático de los bienes y
servicios públicos y la solidaridad.
Solidaridad entre pueblos. Exigimos la abolición de la deuda externa, pagada
con creces, y el reconocimiento de la deuda ecológica con las zonas
periféricas, tras siglos de expoliación de sus recursos. Exigimos el fin de
las políticas destructoras de las culturas de los pueblos.
Solidaridad entre personas, a fin de garantizar unas condiciones de vida
dignas para todos, mediante un trabajo digno y estable, derecho a la
vivienda, y derecho a la sanidad, a la enseñanza y al transporte, como
servicios públicos de calidad. Apostamos por globalizar los derechos sociales
y laborales, a todo el mundo, sin discriminaciones, por razón de género, ni
de origen ni de ningún otro tipo.
Solidaridad entre generaciones, para garantizar la salud del planeta y de sus
habitantes. Es necesaria una economía sostenible basada en la cultura de la
prevención y la sustitución de los combustibles fósiles por energías
renovables. Es necesario un modelo agroalimentario respetuoso con el
equilibrio ecológico que, además de proveer de alimentos a toda la humanidad,
garantice su calidad para el consumo.
Apostamos por la fiscalización de los flujos especulativos de capitales.
Actualmente se mueven diariamente 1,8 billones de dólares (más de 300
billones de pesetas) en intercambios de divisas, lo que implica total
capacidad para desestabilizar la situación de cualquier país que no satisfaga
los caprichos de los especuladores (lo que queda demostrado a través de las
sucesivas crisis de los últimos años en México, el Sudeste de Asia, Rusia o
Brasil, y con las actuales de Argentina y Turquía). Defendemos establecer los
medios y mecanismos necesarios que permitan al conjunto de la sociedad poner
la economía a su servicio.
Apostamos, igualmente, por unas relaciones de comercio justo entre los
pueblos que garanticen a todos mejores condiciones de vida y de trabajo.
Queremos impulsar un modelo radical de ciudadanía que no convierta a las
personas en simples usuarias de las políticas sociales, sino en sus
protagonistas.
La Campaña de Barcelona se inserta en el movimiento internacional de
resistencias y propuestas alternativas que en Chiapas, Seattle, Bangkok,
Praga, la Marcha Mundial de las Mujeres, el Foro Social Mundial de Porto
Alegre, y en muchos otros casos y lugares, ya han puesto de manifiesto que
otro mundo es posible. Un mundo solidario y sostenible. Desde esta
legitimidad declaramos al Banco Mundial institución non grata y denunciamos
la violencia de sus medida,s que imponen por la fuerza la miseria y la
angustia en todas partes. Hacemos un llamamiento a la movilización pacífica,
pero contundente, contra la presencia del BM y a favor de la globalización de
las resistencias y de la solidaridad.
Campaña contra el Banco Mundial, Barcelona 2001