ACJR ante las negociaciones entre Chile y UE
Presentación de la Alianza Chilena por un Comercio Justo y
Responsable, ACJR, ante las negociaciones de un Tratado de Asociación
Política y Económica entre Chile y la Unión Europea
1.-Presentación de la Alianza Chilena por un Comercio Justo y
Responsable, ACJR.
La Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable, ACJR, a más
de dos años de su creación, está compuesta por el Centro de Estudios
Nacionales de Desarrollo (CENDA), Instituto de Ecología Política
(IEP), Consumers International, Grupo de Estudios Agrarios (GEA) y
Red Interamericana de Agricultura y Democracia (RIAD), Coordinadora
Nacional de Consumidores y Usuarios (CONADECUS), Liga de Consumidores
Conscientes, Organización de Consumidores y Usuarios de Chile, ODECU,
Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía – Capítulo
Chile, Red Internacional de Género y Comercio, Plataforma
Sudamericana de Derechos Humanos - capitulo Chile, la Red
Interamericana de Agricultura y Democracia, el Programa de Economía y
Trabajo, PET y la Asociación de Peruanos por la Integración de
Latinoamérica (APILA).
La ACJR es una coordinación intersectorial de diversas
organizaciones, independiente, sin fines de lucro, no partidista,
donde participan activistas, educadores populares y académicos. Es un
espacio de convergencia, análisis y propuestas que está estructurado
en cuatro áreas de trabajo: Investigación, incidencia, capacitación y
difusión/comunicaciones.
Sus objetivos son los siguientes: i) aportar teórica, política y
organizativamente a la construcción de alternativas de desarrollo al
modelo económico neoliberal y la política de integración
internacional que de él se deriva; ii) ayudar a democratizar las
negociaciones en torno a los acuerdos comerciales, tanto
multilaterales como bilaterales; iii) Contribuir a la organización de
la sociedad civil para participar activamente en este debate; iv)
Desarrollar investigaciones que fortalezcan la posición crítica
frente a la globalización y los tratados de libre comercio, y; v)
Aportar en la generación de propuestas alternativas que contribuyan a
fortalecer el quehacer hacia un Comercio Justo.
2.- Participación de la ACJR en actividades sobre las relaciones y
negociaciones Chile-Mercosur-América Latina y la Unión Euopea:
? Participación de la ACJR en reunión paralela en Rio de Janeiro a
la oficial ante la 1era Cumbre oficial sobre de la UE-
AL,Mercosur, más Chile,1999;
? Mesa redonda organizada por ACJR sobre las relaciones Unión
Europea- América Latina (Mercosur- Chile), participa Direcon, 1999;
? Seminario ACJR "Inversiones, Mercosur y los Trabajadores", 2000;
? Lanzamiento del libro ACJR " Seminario Taller Mercosur y los
Trabajadores, Inversiones e Integración", que contó con el
comentario de Juan Carlos Prado, Jefe de del Depto. De Mercosur de
la DIRECON de Cancillería, 2000;
? Participación en Seminario " Alianzas sociales del sindicalismo del
Cono Sur", organizado por la Coordinadora de Centrales Sindicales
del Cono Sur, 2000;
? Participación ACJR en Seminario de CELARE sobre las negociaciones
América Latina, Chile y la UE, 2001;
? Participación de la ACJR reunión-almuerzo Gobierno (Cancillería),
Empresarios, Sociedad Civil en torno a las negociaciones de la UE,
2001.
3.- La ACJR y el proyecto regional "Vigilancia Social Frente a las
Negociaciones Comerciales entre la Unión Europea y Mercosur, Chile"
Como parte de sus actividades, la ACJR a partir del 2001 está
llevando adelante el proyecto regional "Vigilancia Social Frente a
las Negociaciones Comerciales entre la Unión Europea y Mercosur,
Chile" que tendrá una duración de tres años. Este proyecto se
coordinará desde Santiago de Chile y contará con la participación de
organizaciones de Brasil y Argentina. Además, tendrá el asesoramiento
de una red de México. El objetivo general del proyecto es:
Objetivo General :
- Aportar teórica, política y organizativamente a la sociedad civil
en la generación de propuestas alternativas de desarrollo y comercio
justo frente a la política de negociaciones de cooperación y de
libre comercio entre la Unión Europea y América Latina (Mercosur y
Chile).
La fecha de inicio de la implementación de este proyecto es el 1 de
Julio 2001. El cual consulta estudios, consultas y elaboración de
propuestas.
En estos momentos se realiza un estudio regional en torno a los
posibles impactos que podría tener un acuerdo de libre comercio entre
la UE y AL. Este estudio colocará énfasis en las situaciones del
Mercosur y Chile.
Los temas específicos que se analizarán son: Comercio de servicios,
Inversiones y Democracia.
4.- La ACJR ante las negociaciones de un Tratado de Asociación
Política y Económica entre Chile y la Unión Europea
La Cumbre Ministerial Grupo de Río-Unión Europea (UE) celebrada en
Sao Paulo en abril de 1994 marca un nuevo hito para las relaciones
entre América Latina (AL) y Europa. Ello quedó expresado en la
declaración conjunta de voluntades para avanzar en una estrategia a
mediano y largo plazo con el propósito de profundizar las relaciones
y trabajar hacia una asociación genuina en diversos campos.
A partir de dicha cumbre se han sucedido una serie de encuentros
donde los tres ejes tradicionales de las relaciones de la UE con AL -
diálogo político, relaciones económicas (comerciales e inversión) y
cooperación al desarrollo- alcanzan su máxima potencialidad. Sin
embargo, debe reconocerse que el intercambio comercial y los flujos
de inversiones son los pilares más débiles y tradicionalmente más
problemáticos de las relaciones europeo-latinoamericanas.
En realidad, La UE y AL no sólo tienen un peso muy distinto en el
comercio internacional, sino que además ambas regiones tienen una
participación relativamente pequeña en sus respectivos intercambios
comerciales. Incluso se podría sostener que AL en su conjunto es un
socio cada vez menos importante para la UE. Sin embargo, debe notarse
que junto a la paulatina retirada de la UE de una parte del mercado
latinoamericano durante la última década, se estaría produciendo una
"sudamericanización" del comercio europeo-latinoamericano, una
concentración de los intercambios en el sur del continente, en
detrimento de un "norte" (Centroamérica, Gran Caribe, México) cada
vez más orientado hacia Estados Unidos como principal socio
comercial.
Prueba de lo anterior, es el hecho de que el Mercosur ha sido en la
última década el principal socio comercial de la UE en América Latina
al recibir más de la mitad de sus exportaciones y de allí procede
casi el 50% de sus importaciones. No obstante, la estructura de los
intercambios es altamente asimétrica y en beneficio de la UE, ya que
el tradicional superávit a favor de la región se convirtió a partir
de 1993 en un creciente déficit en la balanza comercial. Parte de la
explicación de este hecho estaría en el fuerte proteccionismo europeo
que enfrentan ciertas exportaciones de la región dirigidas hacia esos
mercados.
En cuanto a las relaciones comerciales entre Chile y la UE, la
Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON)
de la Cancillería ha informado que Europa es el principal destino de
las exportaciones chilenas, concentrándose en el sector minero (63%
de las ventas), el sector industrial (de sesgo semi-manufacturero) y
el agrícola. En cambio, las exportaciones de la UE hacia Chile se
centran en los rubros de maquinarias y equipos, productos con un
altísimo valor agregado.
Si bien AL y la UE comparten una serie de intereses comunes (agenda
comercial positiva) con respecto al comercio internacional -
particularmente en el marco de la OMC-, parecieran prevalecer los
intereses divergentes o conflictos (agenda comercial negativa). Entre
estos últimos, se encontrarían no sólo la Política Agraria Común, las
altas barreras arancelarias y el estricto sistema de cuotas de
entrada de la UE; sino que también la búsqueda por parte de este
bloque de la completa liberalización de los servicios y compras
gubernamentales en la economía mundial, particularmente en la región
latinoamericana.
Las fuertes asimetrías, desequilibrios y conflictos sectoriales que
caracterizan los intercambios comerciales entre ambos socios
contrastan con un auge sustancial de las inversiones directas a
América Latina procedentes de Europa, principalmente de España. En
efecto, durante la década de los noventa la importancia de AL como
destino para las inversiones directas de la UE se ha más que
duplicado y, como consecuencia de ello, la UE se convirtió en 1998 en
la principal fuente de inversiones en AL. Entre los países europeos
destaca España, cuyas inversiones se cuadriplicaron entre 1990 y
1998.
En los últimos años (1998-1999), las empresas europeas participaron
activamente en dos de los principales motores actuales de la
inversión extranjera directa (IED) en América Latina : los procesos
de privatizaciones y la ola de fusiones y adquisiciones de empresas.
Por un lado, la participación de capital europeo en los procesos de
privatización que durante la década pasada llevaron a cabo muchas de
las economías de la región ha sido notable. Por otro lado, gran parte
de los flujos recientes de IED europea hacia AL se ha llevado a cabo
a través de fusiones y adquisiciones de empresas. A diferencia de la
IED estadounidense en la región, las inversiones directas europeas
durante el período 1998-1999 generaron relativamente pocos proyectos
nuevos (green-field investments) de magnitud considerable.
Es así como parte importante de la IED europea en estos años estuvo
compuesta por operaciones financieras de compra de capital accionario
de grandes empresas latinoamericanas. Este tipo de operaciones
multimillonarias de inversión han influido en la marcada
concentración de gran parte de esta inversión en un grupo pequeño de
países (Argentina, Brasil y Chile) y en pocos sectores económicos,
especialmente en servicios.
Los subsectores más dinámicos del sector servicios fueron el objetivo
principal de tales inversiones: telecomunicaciones, electricidad,
servicios financieros y comercio minorista. En ello jugó un papel
determinante la activa participación de las empresas españolas en los
procesos de privatización de activos estatales ya mencionado.
Según algunas opiniones, las crecientes inversiones europeas en el
sector servicios han ayudado a equilibrar cuentas externas, a
capitalizar e incrementar la solvencia de la banca y a una mejor
percepción de la competitividad de los países de la región; pero
también se reconocen ciertas implicaciones negativas, como el hecho
de que no generen exportaciones sino que en todo caso demandan
importaciones (contribuyendo a incrementar los déficit comerciales de
estos países), el envío de importantes remesas al exterior y la poca
capacidad para crear nuevos empleos. A ello se suma el hecho de que
este tipo de inversiones en muchos casos mantiene o crea grandes
distorsiones en los mercados, como la monopolización u
oligopolización de ellos.
Como corolario de las nuevas tendencias comerciales y de inversiones,
la UE intensificó sus contactos institucionales con los gobiernos de
la región. Es así como se han producido hasta ahora tres acuerdos de
cooperación entre la UE y (grupo de ) países de Latinoamérica:
México, Mercosur y Chile.
Más allá de estos acuerdos llamados de "cuarta generación", la UE no
ha abandonado el objetivo de alcanzar un acuerdo con el conjunto de
la región. La celebración en Río Janeiro de la Cumbre UE-AL y el
Caribe en junio de 1999 ratifica la iniciativa de avanzar en una
asociación estratégica entre ambas regiones que sería mucho más
amplia que los simples acuerdos de libre comercio, como el TLC del
Norte.
Se trata de acuerdos que dan mayor relieve y amplitud a la
cooperación, incluyen una cláusula democrática y una evolutiva y un
diálogo político de carácter regular. Sin embargo, cabe destacar que
hasta ahora no se han establecido fórmulas claras de participación
formal de los actores no gubernamentales y, en algunos casos, ni
siquiera se ha generado un debate mínimo a escala parlamentaria. Este
déficit democrático contrasta claramente con las características y
contenido de dichos acuerdos que, sin ninguna duda, exigen un amplio
debate y participación de los actores sociales.
Cabe destacar que la llamada cláusula democrática representa el
compromiso asumido por los Estados miembros de inspirar sus políticas
internas e internacionales en el respeto a los principios
democráticos y a los derechos humanos fundamentales contemplados en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La inclusión de una
Cláusula Democrática podría verse como un gran avance, pero la
experiencia vivida hasta ahora evidencia que un compromiso carente de
vínculos jurídicos, normatividad e instrumento deriva en mera
retórica. De allí que la vinculación efectiva de los derechos humanos
en todos los acuerdos comerciales y de inversión es aún una
asignatura pendiente.
Santiago de Chile, 27 de Agosto de 2001.
* Esta presentación de la Alianza Chilena por un Comercio Justo y
Responsable, ACJR, es una respuesta a la convocatoria pública de la
Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON)
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile para opinar y
proponer reflexiones ante las negociaciones en curso de un Tratado
de Asociación Política y Económica entre Chile y la Unión Europea.