Unidad andina contra el TLC con EEUU: Declaración de Bogotá
16 y 17 de mayo de 2004
Como antesala al inicio de las negociaciones de los TLC andinos,
organizaciones sociales y políticas de Ecuador, Perú, Bolivia,
Venezuela y Colombia, reunidas en Bogotá, declaramos nuestra
decisión de articular nuestras luchas y esfuerzos para impedir
que las negociaciones culminen en la firma del Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos.
Los países de la región andina sufren hoy una de las peores
crisis de su historia. Los procesos de apertura y liberalización
realizados en los últimos años han multiplicado la pobreza, el
desempleo, erosionado gravemente la seguridad y soberanía
alimentaria y resquebrajado la producción nacional. Han afectado
también el medio ambiente y acentuado la discriminación y
exclusión de las mujeres, de los indígenas y de los
afrodescendientes. Los gobiernos han privatizado importantísimos
servicios públicos, desmantelado la capacidad del Estado de
realizar actividades económicas en procura del desarrollo. Se
han aumentado los impuestos indirectos y se han aplicado
diversas medidas dirigidas a la implementación de todo el
recetario neoliberal derivado de las imposiciones
estadounidenses, a través de organismos financieros como el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en desarrollo
de las conclusiones del Consenso de Washington. La deuda externa
se agiganta, se ha tornado impagable y la recesión se
generaliza.
En medio de estas críticas circunstancias, los gobiernos de
Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia han aceptado la exigencia
norteamericana de negociar un Tratado Bilateral de Libre
Comercio cuyo contenido es idéntico al ALCA. La negociación del
tratado esta prevista en ocho rondas de cinco días cada una que
definirán el futuro de nuestras economías y de nuestras
sociedades en las próximas décadas.
Se pretende profundizar la apertura de nuestros mercados a los
productos agrícolas subsidiados, poner a competir nuestra
raquítica industria con las poderosas empresas estadounidenses,
facilitar incondicionalmente la inversión externa con
privilegios exorbitantes a las multinacionales y al capital
financiero especulativo, privatizar todos los servicios,
garantizar los derechos de propiedad intelectual para las
multinacionales, mercantilizar y deteriorar el medio ambiente,
privar a los Estados de la posibilidad de orientar el desarrollo
económico, suprimir la jurisdicción de los tribunales nacionales
para definir sobre los principales asuntos económicos y sujetar
el manejo económico a una normatividad supranacional que
obligará a los futuros gobiernos a continuar el mismo modelo de
desarrollo, agudizando los efectos de las medidas neoliberales
que han venido aplicándose desde la década anterior.
El proyectado Tratado de Libre Comercio forma parte de la
arquitectura general del ALCA y de la estrategia norteamericana
de consolidar su dominación sobre el hemisferio, asegurando el
control militar a través de políticas como el Plan Colombia y la
Iniciativa Andina y el control de importantes recursos
naturales, de la biodiversidad, agua, petróleo y demás riquezas
naturales, así como disponer de mano de obra barata para
aumentar sus ganancias y disminuir la influencia de otras
potencias en el hemisferio.
La imposición de este tratado significa el desmonte de los
frágiles proyectos de integración subregional promovida a partir
de los años sesenta y la sustitución de la cooperación e
intercambio mutuamente benéfico entre países hermanos, por una
feroz competencia por acceder al mercado norteamericano con
productos básicos, superproducidos y desvalorizados. Con la
falsa tesis de que la única perspectiva de desarrollo para
nuestros países es acceder al mercado estadounidense, se quiere
continuar abandonando el fortalecimiento y ampliación de
nuestros mercados internos única base real para promover la más
estrecha cooperación andina.
Los procesos conducentes a la definición de este tratado y del
ALCA se han realizado a espaldas de la población, sin adelantar
el debido debate en los parlamentos, marginando importantes
sectores productivos y aun en contra de los estudios que
analizan los enormes perjuicios que implicarán.
Ha llegado para los pueblos de la región y de toda Latinoamérica
el momento de detener estos intentos. Está en juego la soberanía
nacional, la viabilidad de nuestros países, el bienestar de
nuestras gentes e incluso el derecho a disentir que ha sido
coartado gravemente en toda la región.
Hacemos un enérgico llamado a todas las fuerzas vivas de la
región principiando por los sectores populares y a la inmensa
mayoría de habitantes que se verán lesionados por estos acuerdos
a oponer una vigorosa resistencia e impedir, mediante la lucha
activa y organizada la ambición estadounidense de recolonizar a
la región. Nuestra apuesta es por otro tipo de desarrollo que
represente los sueños y aspiraciones de los pueblos, basado en
el respeto de los derechos humanos, el fortalecimiento del
mercado interno, el aseguramiento del bienestar de la población,
la industrialización, la soberanía alimentaria, la libre
autodeterminación de los pueblos, la protección de la
biodiversidad y del medio ambiente para asegurar unos lazos
fraternales sólidos entre los pueblos y países de la subregión y
de toda América Latina.
DE PLAN DE LUCHA
Se aprueba
1. Declaración de Bogotá.
2. Recoger firmas y adhesiones de la carta para el senado
norteamericano, que será enviada en una semana.
3. Conformación de grupo de trabajo cuyo objetivo sea impulsar
el proceso para la consolidación de la coordinación andina,
apoyando las principales iniciativas de lucha en cada país
4. Jornadas nacionales de movilización paralela a la segunda
ronda de negociaciones que se realizará en Atlanta entre el
14 y 18 de junio
5. Se hará una próxima reunión de fortalecimiento de la
coordinación andina en el marco del Foro Social de las
Américas el 27 y 28 de julio, en donde se propiciará un
encuentro de las organizaciones que hacen parte de la
campaña en cada país.
6. Hasta al reunión en Quito la coordinación debe ser asumida
por Ecuador.
Llamamos a que las redes temáticas, sectoriales o de partes
intensifiquen los lazos de subregionales.