#16Oct: “La Soberanía Alimentaria puede mostrarnos el camino” en un año de pandemia
Día Internacional de Lucha por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos contra las transnacionales.
(Harare, 16 de Octubre de 2020) Treinta y cinco millones de casos confirmados, más de un millón de fallecidxs en todo el mundo. Todo esto, en tan solo ocho meses. El COVID 19 es ahora una crisis estructural para la humanidad.
Numerosos informes han anunciado al mundo el impacto devastador que ha tenido esta pandemia en la vida de los pueblos en todos los rincones. No hay país, ni comunidad que, por el momento, sea inmune. Sin embargo, es esencial resaltar, que las personas que ya eran pobres y estaban marginadas, se enfrentan hoy a un dilema sin comparación; o mueren de COVID o mueren de hambre.
La pandemia de COVID-19 puede sumar entre 83 y 132 millones de personas al número total de desnutridxs en el mundo en 2020, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (SOFI 2020). Una cruel ironía adicional, es que este mundo cada vez más hambriento, también pierde y desperdicia comida. Cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos al año. La FAO estima que esta comida desperdiciada sería suficiente para alimentar a 2 mil millones de personas. Sin embargo, las corporaciones agroindustriales transnacionales que controlan gran parte del suministro de alimentos del mundo no pueden hacerlo, ¡incluso cuando el hambre es una realidad vivida por casi mil millones de personas!
La pandemia socavará los esfuerzos internacionales para reducir la pobreza mundial. Unos 160 millones de personas solo en Asia pueden verse forzadas por debajo del umbral de pobreza. En América Latina, esa cifra ronda los 45 millones de personas. UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, informó que 872 millones de estudiantes en 51 países no pueden acceder a la educación. Más del 50% de estos estudiantes viven en circunstancias en las que el aprendizaje a distancia es imposible, en especial en zonas rurales, una escala que sugiere una crisis generacional en la educación, citan informes de prensa.
En medio de esta fatalidad y pesimismo, para “algunxs ricos”, es como si la pandemia no existiera. El banco suizo UBS informó que los multimillonarios aumentaron su riqueza en más de una cuarta parte, en el apogeo de la crisis de abril a julio. No es de extrañar que aquellos en el sector de la salud aumentaran su riqueza total en más del 50%.
¿Qué hacemos con un mundo como este? ¿Dónde está la justicia en todo esto? Es en este contexto, que La Vía Campesina conmemora el Día Internacional de Lucha por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos y contra las transnacionales
La Vía Campesina, el movimiento campesino mundial, que representa a millones de campesinxs, pueblos indígenas, pescadorxs, migrantes y otros productores de alimentos a pequeña escala en 82 países, ha llamado a los gobiernos del mundo a que reconozcan las limitaciones y las injusticias inherentes al sistema industrial de alimentos. La agresiva expansión de la producción industrial de alimentos en las últimas cinco décadas también ha puesto cada vez más en peligro la salud humana.
Además del uso excesivo de agrotóxicos y el descomunal procesamiento de los alimentos, que los hace menos nutritivos y más dañinos, también ha resultado en un aumento significativo de las enfermedades zoonóticas, las causadas por patógenos que saltan de los animales a los humanos (como el COVID-19). Sin embargo, frente a los primeros signos de una pandemia mundial, este complejo industrial de alimentos de las transnacionales se vino abajo y dejó a los países y ciudadanxs en el caos.
Durante décadas, los gobiernos hicieron poco o nada para proteger a las pequeñas producciones y a lxs productorxs de alimentos que fueron expulsados por el agronegocio, por estos gigantes corporativos cada vez más disfuncionales. Que permanecieron inactivos mientras sus países se volvían cada vez más dependientes de unos pocos proveedores de alimentos que obligaban a los productores locales a vender sus productos a precios injustamente bajos para que los ejecutivos corporativos pudieran seguir aumentando sus márgenes de ganancia.
Incluso ahora, en medio de la pandemia, vemos esfuerzos persistentes por parte del lobby de la agroindustria para capturar todos los espacios democráticos de gobernanza. Por ejemplo, la asociación entre el Foro Económico Mundial (WEF) y el Secretario General de la ONU para organizar una “Cumbre de Sistemas Alimentarios” en 2021 refleja abiertamente una toma de control empresarial de las Naciones Unidas al más alto nivel.
En todo caso, esta pandemia nos ha dado suficientes razones para resistir tal captura corporativa y, en cambio, acelerar nuestras demandas de un Tratado Vinculante que pueda responsabilizar a las empresas por las violaciones de los derechos humanos y los derechos de lxs campesinxs.
Soberanía Alimentaria a través de la Agroecología Campesina
Los representantes electos del pueblo deben elaborar Políticas Públicas en sus Estados para promover la producción y distribución local de una cesta de alimentos diversa. Es esencial que cada gobierno en todas partes priorice la autonomía de sus ciudadanxs en el diseño de sus sistemas alimentarios. Cuando se otorgue a lxs pequeñxs productores de alimentos el poder de diseñar y decidir, tendremos un sistema alimentario que no sólo es cultural, climáticamente apropiado y diverso, sino que también se produce a través de métodos agroecológicos campesinos, basados en siglos de evidencia y experiencia. Incluso, en un informe reciente el Programa de las Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD) recomienda una “transición agroecológica” para hacer frente a la crisis alimentaria mundial y a la degradación de las tierras.
Soberanía Alimentaria y Reforma Agraria Popular urgente
La Soberanía Alimentaria garantiza las necesidades más básicas de la sociedad humana en todo momento: la alimentación. La pandemia o cualquier otra crisis perturbadora que el mundo pueda presenciar, se pueden resistir y sobrevivir si se garantiza la alimentación para todos los pueblos.
Nuestros sistemas alimentarios deben basarse en esta comprensión fundamental de nuestros derechos y necesidades básicas. Comer alimentos saludables es un derecho de todo ser humano en este planeta. Los alimentos nutritivos saludables no pueden ser reemplazados por envases de carne y productos lácteos congelados homogéneos, insípidos y sin nutrientes producidos en fábricas lejanas. Para que se garantice la Soberanía Alimentaria, todos los países deben emprender una Reforma Agraria Popular que proteja las tierras agrícolas, los ríos, los océanos y los bosques de las industrias inmobiliarias y extractivistas. ¿Cómo puede la gente producir alimentos si se les quita la tierra? ¿Cómo puede un país llamarse a sí mismo libre si no puede alimentar a sus ciudadanos con alimentos saludables y nutritivos?
Sin embargo, lo que estamos viendo, incluso en medio de la pandemia, es que los Estados y los cabildeos con los agronegocios continúan desalojando violentamente a los pueblos de sus territorios, criminalizan a las y los líderes campesinos y permiten la apropiación de tierras, incluso causan la muerte.
La Soberanía Alimentaria puede vencer la recesión y reactivar las economías y los medios de vida rurales
La pandemia también ha puesto de manifiesto el horror cotidiano de los trabajadores migrantes que viven en condiciones inseguras en una tierra extranjera que es hostil, xenófoba y patriarcal. Se necesitó una pandemia mundial para que las vidas de miles de millones de trabajadorxs rurales y urbanos fueran visibles para las poderosas élites del mundo, que se apresuraron a simpatizar en las redes sociales, pero pidieron que las leyes laborales fueran más “favorables a las empresas”. Esta hipocresía criminal de las élites del mundo debe terminar. Lxs trabajadorxs deben tener derecho a encontrar trabajo en o cerca de sus lugares de origen. La Soberanía Alimentaria puede garantizar un sistema de este tipo, ya que implica el uso de recursos locales – humanos y capitales – en la producción, distribución y consumo de alimentos. ¿Por qué un trabajadorx migraría a una ciudad y llevaría una vida indigna y lamentable, si uno puede encontrar trabajo y comida, en o cerca de su aldea?
La Soberanía Alimentaria es una luz que puede sacar al mundo de la oscuridad
Este largo túnel oscuro en el que se encuentra el mundo busca desesperadamente luz y esperanza. La mayoría de los pueblos del mundo, que viven en la desesperación y el desorden, buscan una señal esperanzadora que pueda garantizarles a ellxs y a sus generaciones futuras equidad, igualdad y dignidad.
Incluso en estos tiempos difíciles, la solidaridad entre las personas más pobres y desposeídas del mundo nos da horizonte. La fraternidad y el coraje desplegados por millones de trabajadorxs de la salud, trabajadorxs de saneamiento, trabajadoras domésticas, campesinxs, pueblos indígenas, electricistas, técnicos, repartidorxs, conductores e innumerables trabajadorxs de primera línea nos están ofreciendo una lección; que en tiempos de crisis estructural, son lxs trabajadorxs y campesinxs quienes pueden salvar el mundo, incluso renunciando a su propia seguridad y salud.
Los gobiernos del mundo deben escuchar a la clase trabajadora y a lxs campesinxs que alimentan al mundo. Es así, que como movimiento que representa a más de 200 millones de campesinxs, La Vía Campesina hoy hace eco de las exigencias por Soberanía Alimentaria y Reforma Agraria Popular que vienen de nuestros territorios y exige la aplicación urgente de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de lxs campesinxs y otras personas que trabajan en las zonas rurales como medida urgente construir un mundo con justicia, dignidad y solidaridad.
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