Ante las decisiones tomadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el G20
En el marco de la crisis socio-económica agravada por el COVID-19, el FMI, el BM y el G20 -los principales organismos políticos y financieros internacionales- han reunido virtualmente para decidir hacer más de lo mismo: más préstamos a países ya sobreendeudados; más programas de ajuste y austeridad para tornar sostenible para sus bolsillos, los préstamos acordados; y más injerencia contra el derecho de los pueblos y los países de ejercer su soberanía y autodeterminación.
Ante ello, desde Jubileo Sur/Américas expresamos nuestro más enérgico rechazo y reafirmamos nuestro llamado a la Vida antes que la Deuda: ¡No más Deudas! ¡Fuera FMI y BM de aquí! Nuestra posición se basa en el permanente llamado y exigencia del No pago y anulación de las Deudas, impuestas al Sur global, sobre la comprensión de su carácter ilegitimo, siendo que los mecanismos que la sustentan están creados para nunca terminar de pagarla, asegurando con ello el sometimiento de nuestros pueblos a la esclavitud financiera y la dependencia política, frente al gran capital imperial.
Es inaceptable que mientras los países más grandes del G20 plantean inyectar más de 5 billones de dólares en ayuda a sus propias economías, tuvieron el descaro de anunciar como una manifestación de “solidaridad internacional de dimensiones históricas”, su acuerdo para suspender el cobro de 12 mil millones de dólares en el servicio de deudas bilaterales de los 76 países más empobrecidos del mundo hasta fin de año. También que celebran como un hito, el mandato y los recursos que otorgaron al FMI para suspender durante 6 meses sus cobranzas a 29 de los países más empobrecidos del mundo, con ello previniendo defaults y asegurando la ¨sostenibilidad¨ de los pagos a futuro de las nuevas deudas. En el caso de Haití, único país incluido de nuestra región, se trata de 5,6 millones de dólares que recibe como “donación”, para poder pagar lo que le exige el FMI y así mantener un control permanente por parte de ese organismo.
Rechazamos de forma contundente la política de responder a la emergencia con todavía más deuda, incluyendo la disponibilización de USD 160.000 millones para préstamos durante los próximos 15 meses por parte del Banco Mundial -dirigido especialmente a las personas más “pobres y vulnerables de todos los países clientes”-, y otros USD 100.000 millones en préstamos de emergencia de parte del FMI. El otorgamiento de estos créditos se hará a partir de las mismas condiciones y supervisión de siempre, condiciones que no se han hecho esperar para aplicar. En El Salvador, por ejemplo, ya han anunciado el cumplimiento de estos condicionamientos para el 2021, entre los que figuran medidas como: incremento de los combustibles, facturas electrónicas e impuestos en los diferentes niveles entre ellos el IVA, reducción y estancamiento de la inversión social, entre otros.
¡Basta! Reiteramos las observaciones y propuestas difundidas en anticipación de estas decisiones, a través por ejemplo del Llamado global de Jubileo Sur/Américas (https://jubileosuramericas.net/jubileo-sur-americas-ante-la-crisis-socio-sanitaria-y-alimentaria-agravada-por-el-coronavirus-4), el Llamado de organizaciones indígenas y populares y el Llamamiento (https://jubileosuramericas.net/llamamiento-ante-las-proximas-reuniones-del-fondo-monetario-internacional-y-el-banco-mundial/), suscrito por una docena de organizaciones y redes regionales y un centenar de organizaciones populares de América Latina y el Caribe. En ellos reafirmamos los siguientes planteos y exigencias:
1. Suspensión y No pago de la deuda externa, investigación exhaustiva y anulación de la misma. Es criminal que se escatimen fondos a la salud y los derechos de los pueblos y la naturaleza, por pagar las pretendidas obligaciones con el FMI, el BM y otros prestadores. Los gobiernos de nuestros países deben avanzar con acciones soberanas para detener la sangría de recursos; los sistemas de salud, de protección social para enfrentar la pandemia deben ser prioritarios, junto con asegurar la disponibilidad de recursos y respaldo a las estrategias de soberanía alimentaria. Es inaceptable que parte de estos recursos se destinen para el equipamiento de unidades de control como unidades policiales y ejércitos de nuestros países. El FMI y el BM, los países y demás prestadores deben reconocer su responsabilidad en la emergencia que atraviesan nuestros pueblos y anular sus reclamos de deuda. Exigimos reparaciones, nomás deudas.
2. Exigimos respeto a las comunidades y pueblos originarios, y quilombolas, cancelación de las “inversiones” a los grandes mercados internacionales que se basen en la explotación de la tierra, los ríos, el mar y los bosques.
3. Cesen los financiamientos a bancos internacionales a grandes obras que afectan directamente a mujeres y hombres del campo, causando desplazamiento forzado y muerte, esto como resultado de los impactos de las obras de infraestructura, especialmente el transporte, generación de energía, minería, petróleo, gas, agroindustria, agroexportación, todo esto con la complicidad de los gobiernos nacionales.
4. No al cobro de los derechos humanos básicos, como son el agua, la luz, la salud y la educación. Las deudas de las personas y familias que vienen aumentando más rápido que el coronavirus, por causa de la privatización de estos servicios públicos, el retiro de muchos Estados de sus obligaciones prioritarias y el empobrecimiento planificado de la población, deben ser canceladas sin más demora.
5. Sí al fortalecimiento de la unidad y la integración regional. No hay mejor momento que este, para retomar los caminos de acción compartida a niveles populares y oficiales, sabiendo que el futuro está en nuestras manos y que juntes, podemos construir el mundo que queremos y que necesitamos, con mayor urgencia que nunca. Este camino de una nueva integración debe partir del principio que los bienes comunes de América Latina y el Caribe sean tratados como patrimonio de los pueblos y ya no más como mercancía y como instrumento de saqueo histórico para la reproducción del capital global y el mantenimiento de la sumisión de nuestros países y la naturaleza.
6. Que dichos recursos se redirijan a:
a) Incremento de los presupuestos para garantizar los derechos de las personas, la restructuración de los sistemas de salud y educación, cuidado gratuito a familias y comunidades, construcción de la economía social solidaria y de la soberanía alimentaria; así como asegurar el acceso a agua, saneamiento, higiene y viviendas sociales.
b) Asegurar la protección de los sectores más vulnerados: pueblos indígenas, campesinos, pescadores, comunidades afro americanas, Población migrante, así como personas en situación de calle, adultos y adultas mayores, niñas, niños, adolescentes, mujeres, trabajadores del sector ¨informal¨, artesanas, migrantes, diversidad sexual, trabajadores sexuales, trabajadores de cadenas de comida, empleadas domésticas, personas con discapacidad.
7. Reparación integral de ecosistemas afectados por actividades extractivas, agronegocio, mega infraestructura, para garantizar la vida de los pueblos y los derechos de la naturaleza.
8. Que los gobiernos no aprovechen los toques de queda para invadir y avasallar a los pueblos en resistencia frente a la minería, agronegocio, represas, tráfico ilegal de armas y droga.
9. Derrotar todos esos mecanismos e instrumentos como los bancos que generan deudas para los pueblos; es nuestro momento para fortalecer una sola voz para el NO pago de la Deuda.
10. FMI, Banco Mundial, BID ¡Fuera de aquí! No necesitamos sus recetas, ni tampoco los recursos saqueados y condicionados de nuestros pueblos que, desde hace demasiados años, nos devuelven en forma de préstamos – ahora préstamos de emergencia – para seguir expoliando a nuestros países, la naturaleza, las identidades y culturas milenarias que han sobrevivido por su fortaleza, para mostrarnos a todes que otros caminos son posibles y que como pueblos aprendemos y caminamos para seguir contrayendo mejores porvenires.
Latinoamérica y El Caribe 23 abril 2020