Los pueblos de América Latina se levantan contra el neoliberalismo, y en El Salvador también
Hoy es un día histórico. Diversas organizaciones, redes y movimientos ambientalistas, juveniles, feministas, de derechos humanos, estudiantiles, de iglesias, laborales, indígenas, artísticos, de diversidad sexual, de medios comunitarios y ciberactivistas de todo el país sentamos las bases para un frente común contra el modelo neoliberal causante de la pobreza, violencia, corrupción, deterioro ecológico y demás problemas que afectan a la mayoría de la población. Este día anunciamos la creación de la Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares, un espacio de articulación amplio, diverso, incluyente, democrático y promotor de cambios estructurales en favor del pueblo que aspira a vivir con dignidad.
Este espacio de coordinación propone a todos los sectores revolucionarios, progresistas y democráticos levantarnos contra el modelo neoliberal impuesto hace 30 años por las élites oligárquicas y los organismos financieros internacionales -sobre todo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial- operadores del llamado “Consenso de Washington”, cuya principal consecuencia en el país ha sido la alta concentración de la riqueza -y del poder en muy pocas manos: según OXFAM, 160 millonarios acaparan unos 21,000 millones de dólares, equivalentes al 87% del Producto Interno Bruto. Esta injusta distribución de la riqueza está a la base de los principales problemas nacionales.
Los pueblos de América Latina están rebelándose contra el neoliberalismo, lo confirman las multitudinarias protestas de los últimos dos meses. En Ecuador, pueblos indígenas y organizaciones populares revirtieron el paquete neoliberal que impulsaba el FMI y el gobierno de Lenin Moreno, que incluía eliminar el subsidio a los combustibles y volver a las privatizaciones; en Chile, movimientos estudiantiles y otros sectores se levantan contra el modelo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, exigiendo desprivatizar las pensiones, una nueva institucionalidad y políticas públicas que respondan a los derechos de la gente; en Colombia, movimientos sociales y la ciudadanía democrática protestan contra las políticas del uribista Iván Duque, claman por la paz y exigen cambiar el rumbo del modelo económico; y en Haití, el pueblo exige la renuncia del presidente Jovenel Moise y cambios profundos en las políticas en este empobrecido país caribeño.
En El Salvador, el modelo neoliberal fue impuesto por el partido ARENA, cuyos gobiernos privatizaron la banca, las telecomunicaciones, la distribución y parte de la generación de electricidad, las pensiones, empresas y servicios públicos; endeudaron al país; dolarizaron la economía; impusieron tratados de libre comercio; crearon un esquema tributario regresivo donde “los que tienen más pagan menos”; aprobaron leyes que permiten la elusión o “evasión legal”; desmantelaron el aparato productivo; y consolidaron una economía de servicios, importadora y dependiente de las remesas.
En los últimos diez años, dos gobiernos “de izquierda” implementaron programas de protección a sectores en situación de vulnerabilidad, que mitigaron los impactos del modelo neoliberal: pero no cambiaron sus lógicas de acumulación, concentración y exclusión. Y con el actual gobierno es evidente el peligro de una mayor profundización del neoliberalismo, a través de mecanismos como los “Asocio Público-Privados (APP)” que podrían facilitar una nueva oleada privatizadora, similar a las que hicieron los gobiernos areneros en los años noventa; la administración de Nayib Bukele, además, podría crear “Zonas Económicas Especiales” que -así como los APP- también fueron propuestas por el último gobierno del FMLN.
Por eso es urgente que las organizaciones, redes y movimientos populares, la ciudadanía democrática y toda la población honrada, decente y trabajadora nos juntemos, articulemos y movilicemos contra la imposición de nuevas medidas de corte neoliberal y que luchemos por la desprivatización del sistema de pensiones, la aprobación de una reforma fiscal progresiva donde “paguen más quienes tienen más”, la realización de una auditoría de la deuda, el combate contra la evasión y elusión tributaria y la corrupción en el uso de fondos públicos. Así mismo, luchar por el fortalecimiento de las instituciones responsables atender la salud, educación y demás derechos de la gente.
En lo inmediato, la Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares exige un presupuesto estatal para el año 2020 transparente, acorde a las necesidades del país y financiado sin más endeudamiento público. La propuesta del Ejecutivo contiene varias “bolsas negras” que esconden más de 250 millones de dólares en “gastos financieros”, “gastos diversos” y otros rubros que no especifican el destino de los fondos; elimina y recorta subsidios y programas institucionalizados en la Ley de Protección Social; reduce de 18 a 15 millones el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mientras aumenta en 18% el presupuesto de Defensa y sube de 15 a 22 millones el gasto en publicidad; pide 750 millones de más deuda y no especifica la procedencia de algunos “ingresos no tributarios”.
Por eso exhortamos a la Asamblea Legislativa a generar un debate abierto, serio y transparente sobre el presupuesto, donde sean tomadas en cuenta las críticas y propuestas de las organizaciones sociales, la academia, los expertos y representantes de los diferentes sectores nacionales. La Asamblea no debe ceder a presiones de Casa Presidencial, y concentrarse en aprobar el presupuesto que el país necesita. La Coordinadora también respalda las diferentes iniciativas impulsadas por las organizaciones que la integran: la propuesta de Ley General de Agua; la campaña “No más AFPs”; las reformas legales para despenalizar el aborto, en las causales que plantean las organizaciones de mujeres; el rechazo a proyectos de gran impacto ambiental como “Valle El Ángel” y obras de infraestructura que sólo favorecen al gran capital nacional y transnacional, y dañan los ecosistemas y economías locales; la propuesta de Ley de Soberanía Alimentaria; la denuncia de los feminicidios y los crímenes de odio contra las personas LGTBI; un incremento justo al salario mínimo y el respeto a los derechos laborales en el gobierno y sector privado; así como el respeto a la libre expresión, el derecho de información y la democratización de las comunicaciones. Exigimos al Presidente Bukele ser tolerante a la crítica periodística y ciudadana, rechazamos la estigmatización y acoso digital que sufren las voces disidentes del gobierno.
Así mismo rechazamos la política complaciente y entreguista de Nayib Bukele con el gobierno antiinmigrante, xenófobo y racista de Donald Trump; y exigimos relaciones internacionales abiertas, plurales y basadas en los intereses nacionales. En materia de seguridad, rechazamos el enfoque represivo y militarista, y proponemos políticas integrales que combinen eficazmente la prevención, represión, reinserción y atención a las víctimas de la violencia; y, sobre todo, que aborden las causas estructurales de la violencia: pobreza, exclusión y falta de oportunidades de trabajo, educación, deportes y cultura, especialmente para las juventudes.
Otro factor estructural que alimenta la violencia y la corrupción es la impunidad. Por eso la Coordinadora también exige depurar el Sistema Judicial, la Fiscalía y demás instancias responsables de investigar delitos y aplicar justicia. Y, en relación a propuestas como la CICIES, exigimos que éstas sean serias, transparentes, legalmente establecidas y con respaldo ciudadano; no iniciativas propagandísticas, sin asidero legal y con propósitos poco claros, como la que impulsa Bukele.
La Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares invita al país entero, al “99% de la población”, a cerrar filas contra el neoliberalismo y luchar por un país realmente democrático, equitativo, pacífico, incluyente, justo y sustentable; donde impere la dignidad, la decencia, la transparencia y las políticas públicas respondan a las necesidades, derechos y aspiraciones de la gente, no a intereses de élites empresariales y sus instrumentos partidarios, gremiales y mediáticos.
Coordinadora Salvadoreña de Movimientos Populares
San Salvador, 2 de diciembre de 2019.