Las constantes denuncias y presión por parte de las élites locales e internacionales aduciendo fraude electoral, obligaron al lider indígena Evo Morales a renunciar a su cargo de presidente, quien declaró: “Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical y cocalero”. Su renuncia, lejos de devolver un clima de paz y seguridad en nuestro hermano país, ha desatado niveles inimaginables de violencia, represión, discriminación y racismo en contra del movimiento indígena.

Al respecto Antolín Huáscar, presidente de la CNA indicó “Rechazamos el abandono de las Fuerzas Armadas y de los medios de comunicación en un momento tan crucial como este. Videos y audios difundidos por los medios de comunicación evidencian violaciones gravísimas a los derechos humanos de carácter racista, xenófobas y clasistas”.

Desde la CNA, nos unimos al pedido de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) Vía Campesina y hacemos un llamado a instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) , la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a estar alertas y vigilar la democracia y justicia en Bolivia, pues estos graves hechos no solo ponen en riesgo el ejercicio de la democracia sino también la paz y la estabilidad del continente.

"Qué viva la resistencia indígena, qué vivan las comunidades interculturales"

Lima, 10 de noviembre.