Brasil:
Manifiesto del MST al pueblo brasileño
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En este mes de abril de 2019, una vez más erguimos nuestras banderas y alzamos nuestros puños en memoria de nuestros mártires de Eldorado dos Carajás y recordamos que el 17 se completan 23 años de impunidad del latifundio. Nuestras voces de indignación y nuestro clamor por justicia se suman hoy a las víctimas de la empresa Vale, en el Sur de Pará, en Mariana, Brumadinho y tantas otras comunidades afectadas y/o amenazadas por decenas de represas construidas de manera irresponsable. Se levantan contra la impunidad de los mandantes del asesinato de Marielle Franco y de muchos otros militantes de las causas populares. Somos solidarios con las luchas de los pueblos indígenas y quilombolas, atacados en sus tierras por los intereses del agronegócio con aval del gobierno. Somos solidarios y lucharemos siempre por la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva, cuya prisión no respeta la Constitución ni la voluntad del pueblo brasileño.
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Vivimos tiempos de aumento de las desigualdades, injusticias y violencia contra el pueblo. Tiempos de sufrimiento y de muchas tragedias, la mayor parte de ellas causadas por la furia insana del capital en busca de soluciones para la crisis estructural que el sistema enfrenta en todo el mundo. En periodos de crisis, las alternativas de las clases dominantes buscan profundizar la explotación de trabajadores y trabajadoras, el asalto a los recursos públicos y a los bienes de la naturaleza. Actualmente, esto está siendo realizado mediante una expoliación descarada de los derechos de trabajadores y trabajadoras, conquistados a duras penas a lo largo del último siglo, y por la privatización desenfrenada de los bienes comunes de la naturaleza, mediante la apropiación ilegítima de tierras, petróleo, minerales, agua y biodiversidad. El peso de la crisis es lanzado sobre las espaldas del pueblo, con aumento del desempleo, corte del Programa Bolsa Familia, disminución de salario, paralización de los programas de habitación y de las becas en las universidades. Y ahora quieren terminar con la jubilación de los pobres y con los beneficios de la Previsión Social vinculados al salario mínimo.
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El actual gobierno ganó las elecciones manipulando la voluntad popular e impidiendo la participación de Lula en el pleito. El gran capital lo colocó allí para cumplir esa agenda neoliberal perversa. Fue electo para mantener los privilegios de quienes históricamente saquearon al país y atacan los derechos de la clase trabajadora.
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No debemos combatir las cortinas de humo, ni distraernos con los éxtasis de ignorancia. Ese es un gobierno elegido por el capital financiero, formado por los sectores más entreguistas y anti- nacionales de la clase dominante, verdaderos funcionarios de petrolíferas y de bancos internacionales, uniformados o no. Se trata de un gobierno en el cual los intereses de los bancos y de Estados Unidos están por encima de todo y de todos, como quedó claro en la postura sumisa en la entrega de la Base de Alcântara, de la EMBRAER y en la reunión del presidente y ministros con la CIA y el FBI.
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El gobierno debería cumplir la Constitución y tener un programa de defensa del pueblo. Los problemas de las personas no se resuelven con amenazas, represión o fanfarronadas en Twitter. Este gobierno avergüenza al pueblo brasileño, ofende nuestra historia y los valores humanistas. Por eso, esperamos que sea el más breve posible. Y que las contradicciones abiertas por los problemas sociales, que se profundizan, puedan transformar-se en luchas y organización del pueblo, para enfrentarlos.
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Queremos denunciar, especialmente, que este gobierno está enterrando la Reforma Agraria, acabando con el INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria) y con todas las políticas públicas de apoyo y fortalecimiento de la agricultura familiar y campesina. Hay una adecuación y subordinación de los organismos públicos de la agricultura a los intereses de la bancada ruralista, de los hacendados y de las empresas transnacionales del agro-negocio. Entendemos que estas medidas afectan no solo a campesinos, indígenas y quilombolas, pero a todo el pueblo, con aumento del desempleo, migración forzada, liberación de agro-tóxicos y exclusión de los servicios públicos. Hay, en Brasil, alrededor de cien mil familias de sin tierra acampados, esperando por Reforma Agraria. Y otras 800 mil familias asentadas, al margen de políticas públicas que fueron eliminadas. Lo que desea el gobierno? Esconderlas? Reprimirlas?
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La Reforma Agraria es una política de Estado, en que la Constitución determina que el gobierno expropie todas las grandes propiedades improductivas que no cumplen su función social o en las que comprobó trabajo esclavo, crímenes ambientales, contrabando y cultivo de psicotrópicos. Esas tierras deberían ser distribuidas por el gobierno a los trabajadores. No hacer reforma agraria es incumplir la Ley, que ellos dicen defender. No hacer Reforma Agraria es aumentar la concentración del latifundio, la pobreza y la desigualdad en la sociedad brasileña.
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Seguiremos nuestra lucha: en defensa de la Reforma Agraria, de la agroecología y de la agricultura campesina, para que todos tengan acceso a alimentos saludables; en defensa de la educación pública con gestión democrática, sin privatización y mordazas; en defensa de las empresas estatales, de la soberanía y contra la sumisión de Brasil a los intereses de Estados Unidos.
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Instamos al pueblo brasileño a seguir en lucha por el derecho de todos al trabajo, jubilación, habitación, empleo, educación, salud y cultura. Por democracia, justicia social y defensa de la naturaleza como bien común.
¡LUCHAR, CONSTRUIR REFORMA AGRARIA POPULAR! COORDINACIÓN NACIONAL DEL MST
Brasil, Abril de 2019
Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra