El Salvador: Concentración mediática
Medios Unidos y ASDER dicen que no existe concentración de medios en el país y por eso rechazan las propuestas para diversificar el modelo mediático con una gama equilibrada de medios públicos, privados y comunitarios. En su campaña publicitaria dicen que “el espectro radioeléctrico ya está democratizado”.
Sin embargo, la realidad desmiente la cruzada propagandística de los grandes medios audiovisuales, pues el actual esquema mediático se caracteriza por la existencia del monopolio televisivo de Telecorporación Salvadoreña (TCS) y el oligopolio radiofónico formado por Grupo Samix, Corporación FM, Grupo Radio Stereo y Corporación KL.
TCS tiene cuatro canales (2, 4, 6 y 35), los primeros tres están entre los cuatro de mayor audiencia en el país. A éstos se suman otros siete canales (39, 41, 43, 45, 47, 49 y 51) que obtuvo en forma irregular incumpliendo el procedimiento de asignación, utilizando testaferros y acaparándolos ilegalmente para evitar el ingreso de competidores.
Con 11 canales de televisión abierta en su poder, la Familia Eserski posee el mayor emporio mediático del país. Muy lejos, con tres canales, le sigue Grupo Megavisión, empresa que extrañamente se ha sumado a la campaña contra la democratización del espectro radioeléctrico que impulsa TCS, a través de Medios Unidos y ASDER.
Como señalan los investigadores argentinos Guillermo Mastrini y Martín Becerra, en su libro “Los Monopolios de la Verdad: concentración de los medios en Centroamérica y República Dominicana”, TCS también es propietaria de radios, agencias de publicidad, distribuidoras de películas y tiene presencia en otros ámbitos de la industria info-comunicacional y en diversos sectores de la economía.
Mientras que el oligopolio Samix-Corporación FM-Grupo Radio Stereo-Corporación KL controla la mayor parte del espectro radial. Samix posee 10 frecuencias, Corporación FM acapara 6 frecuencias, Corporación KL también tiene 6 frecuencias y Grupo Radio Stereo posee 5 frecuencias.
Otra cantidad importante de frecuencias radioeléctricas también está en manos de otros concesionarios privados, iglesias evangélicas e iglesia católica. Apenas dos frecuencias posee el Estado y sólo una (92.1 FM) tienen las radios comunitarias, ésta se fragmenta para que pueda funcionar la veintena de emisoras alternativas aglutinadas en ARPAS.
Lo anterior desmiente a Medios Unidos y ASDER, y confirma la necesidad de democratizar el espectro radioeléctrico, tomando como referencia los estándares sobre libertad de expresión y medios de comunicación de la UNESCO y la Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA. Ése es el desafío.