Colombia: Ni el territorio indígena ni el paro agrario nacional serán vitrinas para la reelección de Santos
Las organizaciones indígenas están convocando a todas las comunidades al congreso nacional de los pueblos indígenas a realizarse del 17 al 20 de mayo en La María, Piendamó - Cauca. En este congreso, según afirma el reciente comunicado de la ORIVAC, se espera que los acuerdos alcanzados entre autoridades indígenas y gobierno el pasado 23 de octubre de 2013 (Sistemas Educativo Indígena Propio; Sistema Indígena de Salud Propia e Intercultural; Sistema General de Participación), tras la Minga Social Indígena y Popular, sean protocolizados por el presidente Santos el próximo 20 de mayo.
También anunciaron una reunión previa en Bogotá, para los días 14 y 15 de mayo, en la que autoridades indígenas del orden nacional presentarían los avances de cada región en la construcción de los decretos que documentan estos acuerdos. Esta reunión se haría en conjunto con representantes del gobierno y allí se definirían los bloques temáticos para trabajar en La María. Representantes de la ONIC manifestaron que esperan la participación de aproximadamente 20.000 indígenas.
Igualmente las autoridades indígenas del Cauca han programado visitas a las diferentes veredas de la zona norte del Cauca para socializar el proceso de construcción de los decretos por parte de los voceros que participan en la mesa nacional de concertación. A pesar del breve plazo para estos eventos y teniendo en cuenta la coyuntura del paro nacional agrario, las autoridades invitan a las comunidades a participar masivamente en La María y a apoyar la consolidación de estos acuerdos.
Las organizaciones indígenas han expresado su solidaridad y apoyo con el paro nacional agrario y manifestaron una semana después de iniciado que su vinculación a la movilización se haría de manera escalonada, dependiendo de los avances de los diálogos con el gobierno. Luis Fernando Arias, consejero mayor de la ONIC, organización que también es parte de la Cumbre Agraria ha manifestado que el alcance de la movilización de este año "tiene un carácter pacífico pero contundente", dijo que los objetivos de su movilización son: 1. La exigencia del cumplimiento de los acuerdos de la minga de Octubre de 2013. 2. El cumplimiento del pliego de la Cumbre Agraria. 3. Por el respaldo al proceso de paz. Informó además, que los puntos trabajados con el gobierno, el pasado miércoles 7 de mayo, fueron: el decreto de reconocimiento de la agenda de la Cumbre Agraria; la propuesta del Fondo Campesino, Afro e Indígena; los mecanismos normativos necesarios para estos puntos.
En efecto, el gobierno anunció que el pasado jueves se alcanzaron acuerdos con voceros de la Cumbre Agraria para que levanten su participación en el paro. Dichos acuerdos consisten en: Fondo Campesino, Esquema diferencial para las organizaciones de la Cumbre Agraria, acompañamiento institucional y la creación de la Mesa Única Nacional para la interlocución del Ministerio del Interior y la Cumbre Agraria. Frente a estos acuerdos el gran logro fue del gobierno porque como anunció el ministro Iragorri “con esta decisión se conjuró el 96 % del paro agrario representado en las organizaciones agrupadas en la llamada Cumbre Nacional Agraria, Campesina, Étnica y Popular”, organizaciones que apoyaron fuertemente el paro nacional agrario el año pasado 2013 y que en conjunto con las Dignidades Agropecuarias pusieron en debate la política minero energética del gobierno Santos. Pero el paro continúa, ahora con las Dignidades Agropecuarias solas en las calles.
Sin embargo, antes de la firma de estos acuerdos ya se conocía de las marcadas diferencias entre el paro del 2013 y el paro de este 2014. Como lo informó La Silla Vacía, en el paro de este año las Dignidades agropecuarias “no llegan con la misma fuerza que hace un año porque, esta vez y por ahora, el Gobierno ha logrado poner de su lado a las organizaciones más sintonizadas con las negociaciones de paz en La Habana y con un eventual proceso con el ELN. En las últimas semanas, la Marcha Patriótica, el movimiento de zonas de reserva campesina, el Congreso de los Pueblos y otros sectores reunidos en la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular le han bajado el tono a la protesta y se inclinan a convertirla, como propuso Piedad Córdoba, en una movilización en favor de la paz. Esto terminaría dándole un espaldarazo a La Habana y por lo tanto, desde La Habana también al presidente Juan Manuel Santos”, así lo confirma la vocería de la Cumbre Agraria. “Esta movilización es para respaldar el pliego y la mesa. No estaremos bloqueando carreteras, para darle un mensaje positivo al Gobierno de que seguimos dialogando y negociando”,dijo Marilen Serna, una de las voceras del Congreso de los Pueblos. Además Luis Fernando Arias, vocero de la ONIC y de la Cumbre Agraria aseguró que se espera la ratificación de estos acuerdos antes de las elecciones presidenciales (del 25 de mayo), de ahí la premura el plazo máximo del 20 de mayo en el congreso de La María, Piendamó.
En corto tiempo las organizaciones adscritas a la Cumbre Agraria alcanzaron acuerdos con el gobierno y siguen en marcha las preparaciones del congreso nacional indígena en torno a los acuerdos de los sistemas de salud y educación. Sin embargo aquí sigue ganando el gobierno (no se puede decir que ganan todos). Alcanzar acuerdos con una numerosa e importante cantidad de organizaciones sociales e indígenas que respaldan su proceso de paz es lo que Santos necesita para mejorar su imagen hacia su campaña de reelección. Pero ¿cómo pueden caber en un mismo saco el gobierno y las organizaciones que hace un año rechazaban la locomotora minero energética de Santos? Parece que para muchos apoyar a Santos es apoyar la paz y que ese proceso de paz abarca también las exigencias en los cambios estructurales al modelo económico, las políticas extractivistas y los TLC. Pero el mismo Humberto de La Calle aseguró cuando se iniciaban los diálogos que el modelo económico no sería un punto a discutir en la mesa de la Habana.
Los acuerdos alcanzados por las organizaciones que conforman la Cumbre Agraria son de gran importancia indudablemente pero nos preguntamos si son suficientes como para retirarse del paro.En palabras de César Pachón, uno de los voceros de Dignidades Agropecuarias que siguen en paro “dónde queda el agua, la esencia de la vida, los páramos, la problemática minero energética. Dónde queda el costo de los insumos, las importaciones, los TLC…” ¿Es paz la que no permite cambiar las políticas económicas que empobrecen a los colombianos?
Reiteramos que apoyamos la dejación de las armas, es un paso importante y urgente hacia la paz, pero entendemos también que no es suficiente para que haya paz verdadera. Es necesario recordar que en el Congreso de la paz las Farc y el ELN enviaban comunicados de solidaridad y apoyo a todas las comunidades presentes en ese evento; mientras en muchos de los territorios del norte del Cauca el fuego cruzado de la insurgencia con el ejército seguía asesinando a nuestros comuneros.
A pesar de que el gobierno ya negoció con la Cumbre Agraria, el paro sigue. Hay muchos campesinos, indígenas y afrocolombianos que siguen en pie en conjunto con las Dignidades Agropecuarias y otras organizaciones convencidas de que lo que está en juego es la vida y la soberanía de todo el país. Que hay avances pero que no hemos terminado y por eso todavía no es tiempo de dejar las calles. En el país hay razones de sobra exigir, más que derechos y cumplimiento de acuerdos, cambios reales en las políticas del gobierno. Sólo el panorama del Cauca es un ejemplo de esto. Se ha incrementado la militarización de los territorios, pero los cultivos ilícitos siguen, el conflicto armado se ha agudizado, ejército y guerrilla siguen matando a civiles; lo que demuestra el fracaso de la política de seguridad democrática y de lucha contra las drogas y evidencia que el aumento del pie de fuerza hace parte de las políticas de la locomotora minero energética, para escoltar las actividades extractivas de las transnacionales. La minería, en todas sus formas (pequeña, mediana, gran escala, legal e ilegal), está posesionándose del territorio caucano; lo cual ha traído, aparte de la persecución, los señalamientos, el desplazamiento, la descomposición social alrededor de las actividades de explotación a las cuales terminan vinculadas personas humildes y empobrecidas, empujadas por la necesidad de sobrevivir.
La minería y la situación general del Cauca es un espejo de la que vive el país. Un círculo vicioso de miseria y muerte que “algún día la vida y la madre tierra nos lo han de cobrar”, dijo Abel Coicué, gobernador de Huellas Caloto, durante la Audiencia Minera, como un presagio de lo que vendría días después con tragedia en la mina de la vereda San Antonio, en Santander de Quilichao, cuandoun derrumbe sepultó a 40 personas en la noche del 30 de abril.
Un gobierno que ha causado tal catástrofe a las comunidades y a los territorios del Cauca y todo el país; que está logrando dividir la lucha de base del pueblo colombiano (y ponerla a negociar por aparte a su conveniencia) no es digno de ser recibido en nuestro territorio. Recordemos que La María, Piendamó es un territorio emblemático lucha, diálogo y concertación para los pueblos indígenas. No podemos permitir que el gobierno que nos persigue utilice nuestro territorio y la presencia de nuestras comunidades en masa como la vitrina perfecta para su campaña de reelección.
El paro sigue. “Continúa la problemática agraria en territorios indígenas y campesinos por los tratados de libre comercio, por la gran minería, el olvido histórico de los campesinos por parte del estado. Exigimos que el gobierno plantee una ley clara que proteja las economías campesinas. Mientras aterricen en que los TLC no sirven para nada más que para acabar a las comunidades rurales no nos iremos de las vías. Si no nos movilizamos ahora luego nos tocará decidir si entre agua y cianuro. Hoy es fundamental que nos hagamos escuchar para que haya un campo con campesinos, hoy nosotros somos responsables de las futuras generaciones con el compromiso de garantizarles un buen vivir.” Manifestó Rita Escobar, campesina de Túquerres, Nariño. Si cuando el paro le exige cambios en las políticas económicas el gobierno sigue hablando de la paz de los ricos, todavía no es hora de dejar las calles.