ALCA y teología de la liberación

2004-01-28 00:00:00

Una de las coordinadoras del taller sectorial sobre el tema de Religión, en el III Encuentro Hemisférico de lucha contra el ALCA, que sesiona en estos momentos en La Habana, la pastora luterana brasileña, Romi Marcia Bencke, reflexiona sobre los retos que presenta para la teología de la liberación y para los cristianos y cristianas de América Latina y el Caribe las nuevas coyunturas sociales y económicas que presenta el ALCA.

Romi Marcia Bencke, que trabaja en el Centro Ecuménico de Evangelización, Capacitación y Asesoría, en Sao Leopoldo, cerca de Porto Alegre, y coordina el programa «Fe y Ciudadanía», donde se hace la articulación entre las iglesias y las pastorales sociales a partir de las perspectivas del compromiso del cambio social y económico, apunta que "hoy existe una crisis aparente surgida en la teología de la liberación a fines de los 80 e inicios de los 90.

De esa aparente, crisis que suponía el fin de la Teología de la liberación, fueron surgiendo nuevas líneas de reflexión como teología y género, teología y pueblos indígenas y otras. Muchas veces la teología de la liberación se quedó con reflexiones muy fragmentadas y en apariencia no existe una unidad, una articulación común entre esas diversas dimensiones teológicas.

Creo que falta un eje articulador común; es decir, una nueva dimensión desde la perspectiva de la lucha de clases, que rescate la cuestión de los oprimidos pues sucede que muchas veces, por ejemplo, la teología feminista, se queda solamente en la problemática de la mujer de la clase media y se olvida a la mujer excluida.

Creo que esto es una cuestión crítica sobre la que hay que reflexionar. Y esa valoración desde la perspectiva de la lucha de clases se invisibiliza, mientras las nuevas teologías que van surgiendo, como la llamada de la prosperidad, vienen con mucha fuerza.

No nos estamos dando cuenta de producir reflexiones capaces de confrontarla porque cada cual está inmerso en sus propios problemas. Por ejemplo, si me identifico con la ecología, con las mujeres, con los campesinos e indígenas trabajo solamente en esa línea.

Sobre el ALCA o sobre la soberanía de los pueblos muchas veces es muy difícil intentar reflexionar pues cuando se intenta hacer esa discusión, generalmente, se dice, «no eso es muy complicado, muy panfletario», y en este sentido, percibimos que tiene que haber un nuevo rescate, una nueva lectura de los principios de la teología de la liberación, lo que no implica desdeñar las contribuciones del resto de las teologías y tener en cuenta sus saberes y experiencias; pero no puede olvidarse que toda esa reflexión pasa por la lucha de los oprimidos y de los excluidos».

¿Qué retos presenta para el sector cristiano el diseño de dominación del ALCA para América Latina y el Caribe?

«El ALCA es un gran desafío no solo para los cristianos de América y el Caribe, sino para todos, pues lo que está en juego es la cuestión de la soberanía, del derecho que tenemos para decidir lo que queremos en nuestros países; y en la teología percibo que muchas veces estamos dominados con una reflexión que viene del primer mundo. Por ejemplo, tenemos el debate acerca del cuerpo y de las curas de las que mucho se habla hoy día. Sin dudas, es un tema importante; pero no creo que sea esa nuestra reflexión esencial ahora.

En Brasil, por ejemplo, la teología feminista trabaja mucho la dimensión del sufrimiento, de la cura del cuerpo -en los casos de las mujeres que son víctimas de la violencia-; pero ese tipo de valoraciones parte más de la teología norteamericana y de la europea. Y no se trata de soslayar esas realidades pero padecemos otras que son mucho peores, está la pobreza, que excluye a millones de personas en este Continente, de modo que tenemos que proponernos hacer una teología desde nuestra propia óptica a partir de nuestros problemas.

En ese sentido, la lucha contra el ALCA está muy relacionada porque tiene que ver con nuestro derecho de reflexionar sobre nuestras necesidades y buscar nuestras propias perspectivas».