Attac rechaza el TLC con Estados Unidos
Este 1 de enero del 2004 entra en vigencia el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos y Chile. A partir de este momento la
soberanía chilena queda atrapada por los intereses de la potencia
más agresiva de la historia reciente y en esta larga y angosta faja
de tierra se consolidará un modelo que sólo favorece a las grandes
transnacionales que podrán especular sin límites, pisotearán la
legislación nacional y los derechos de la inmensa mayoría de los
trabajadores. Estamos frente a un modelo de integración subordinada
que sólo favorece al gigante del Norte.
El TLC es mucho más que un simple acuerdo comercial; está lejos de
merecer los fuegos de artificio y algarabía de este Año Nuevo con
que los grandes empresarios y el Gobierno lo celebrarán. Los
gobernantes chilenos se han comprometido con la estrategia de EEUU
que busca quebrar la voluntad de varios países del continente para
que las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) sean enfrentadas como un bloque regional sudamericano. Al
aprobar este TLC, el Gobierno de Chile le dio la espalda a sus
vecinos.
Hace diez años, en esta misma fecha, los campesinos mexicanos de
Chiapas se levantaron contra un TLC similar a éste. Y la crisis en
que se hundió México en diciembre de ese mismo 1994, le dieron la
razón a sus temores. EE.UU tuvo que tirar un salvavidas de 53 mil
millones de dólares para sacar a su primer ³socio² latinoamericano
de la aguda insolvencia en que lo dejo un año de brutal apertura de
las relaciones con el imperio.
A diez años de la puesta en marcha del TLC del Norte (NAFTA), éste
sólo ha favorecido a las grandes empresas transnacionales de EE.UU.,
y ha significado la ruina a los pequeños empresarios mexicanos,
especialmente campesinos, hizo más precario el empleo y aumentó la
pobreza. Con una economía 150 veces más grande que la de Chile,
Estados Unidos es el único ganador con este TLC. Chile será
proveedor de materias primas sobre la base de una sobre explotación
de sus recursos no renovables, mientras EEUU introducirá en el
mercado nacional sus capitales especulativos y sus productos
agrícolas e industriales que gozan de cuantiosos subsidios y
protecciones encubiertas.
Los apologistas del TLC con EEUU prometen más empleo. Pregúntenles
en un año más a los pequeños agricultores cuántos nuevos puestos de
trabajo se han creado. Cuenten los empleos que se crean, pero
también los que desaparecen. El libre comercio en estas condiciones
sólo es ventajoso para los mismos empresarios de siempre: los
grandes exportadores, los dueños de las mineras que no pagan
impuestos, los banqueros, las transnacionales y los grandes
patrones.
EL TLC hará más precario el empleo, empobrecerá a una importante
franja de los trabajadores chilenos, crecerá el sector informal,
quebrarán pequeñas y medianas empresas incapaces de competir con los
productos importados y aumentará la migración del campo a la ciudad.
El TLC con EEUU es una promesa garantizada de mayor degradación del
medio ambiente y de atropello a la legislación laboral. De allí la
urgencia gubernamental de apurar las leyes de flexibilización del
trabajo. El crecimiento con equidad seguirá siendo una promesa
incumplida.
Attac seguirá denunciando la venta de Chile a los intereses de
Estados Unidos y pondrá todos sus esfuerzos por resistir a la
implantación del ALCA. Attac llama a todas las organizaciones
sociales y populares a reunirse en un Foro Social Chileno para
elevar el nivel de resistencia a este proyecto neoliberal y avanzar
en la construcción de otro Chile posible. OTRO MUNDO ES POSIBLE
1 de enero de 2004