Colombia: Desafío desde el paro cafetero: soberanía o libre comercio
Durante once días las y los cafeteros del país lograron paralizar varias vías con exigencias puntuales para mejorar las condiciones de su labor. Y aunque tan sólo lograron discutir y acordar el primer punto de la agenda que planteaba el aumento al precio del grano de café, quedó en evidencia que el problema de fondo es el modelo económico establecido con los tratados de ”libre comercio”.
El paro de cafeteros y cafeteras que inició el 25 de febrero terminó la madrugada del 8 de marzo cuando se logró un acuerdo en la mesa de negociación. “El consenso entre Gobierno y caficultores fijó un techo de $700.000 para la carga de café, un piso de $480.000 y un ingreso de $145.000 para los cultivadores.”, anunció El Espectador en primera plana.
Incentivo que será vigente sólo por este año, pese a que se exigía un precio remunerativo y estable al grano, y sólo podrá pagarse a través de cédula o tarjeta cafetera, o a través de una cuenta de ahorros o un cheque del Banco Agrario de Colombia. También el gobierno acordó apoyos para los cacaoteros y los transportadores (desmonte de $237 al galón de acpm).
Subsidios que le costarán al presupuesto estatal $800.000 millones para cafeteros y 38.000 millones para cacaoteros. Que sin duda, son urgentes hoy para alivianar las pérdidas de estos cultivadores pero, ¿qué pasaría si estos subsidios se tuvieran que establecer a largo plazo no sólo para cafeteros y cacaoteros, sino también para todos los sectores productores del país?. Incertidumbre que con este paro dejó en evidencia que el problema de fondo no son los subsidios, sino el modelo del “Libre Comercio” que permite la entrada de productos más baratos gracias a subsidios y ventajas que se garantizan a las transnacionales. Quedó claro que no hay ni presente ni futuro ni paz posible bajo este modelo.
Este problema de fondo, es el que venimos denunciando desde varios años atrás. Tal como lo hicimos contundentemente en la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, cuya agenda tenía como primer punto y fundamento el rechazo al modelo económico que con la imposición de los TLC le pondrían la lápida al agro y a toda la producción nacional. Ahora, no sólo nosotros y nosotras lo seguimos afirmando, hasta los empresarios lo reconocen. “El paro cafetero le demostró a Colombia la necesidad de establecer un modelo económico lógico, libre de ideologías y de imposiciones extranjeras, con el que recupere el empleo y la soberanía sobre su moneda y sobre sus fronteras. Si esto se logra, el paro se habrá justificado”, afirmó Emilo Sardi, empresario del Valle del Cauca.
“Libre comercio” que campesinos, indígenas, negros y mestizos movilizados en las vías, denunciaron una vez más, por los efectos profundos que ya están afectando los territorios. “Con la implementación del TLC al gobierno le prohíben subsidiar a los agricultores” manifestó un consejero de ACIN. Prohibición que seguramente hacen para evitar que los productos nacionales sean competitivos frente a todos los que entran más baratos gracias a subsidios de gobiernos y transnacionales. Dora Guetio, comunera del resguardo de Cerro Tijeras, afirmó que con el paro también exigían la salida de las locomotoras mineras, porque “la extracción del oro nos da plata por un tiempo, pero nos deja sin agua. Y, ¿Quién puede vivir sin agua?. Por eso queremos que salgan las mineras no sólo de la zonas cafeteras, sino de todos los territorios donde la vida está en riesgo”. Territorio como Cerro Tijeras, donde el conflicto armado es constante y la agresión contra las comunidades no cesa. Precisamente, porque hay oro y la comunidad consciente que se opone a su extracción, es una piedra en el zapato para el gobierno y las transnacionales.
Durante el paro cafetero, y como en todas las manifestaciones de inconformidad con las políticas neoliberales del gobierno y en contra de la legislación de despojo, la represión es la primera respuesta. Un campesino asesinado y cerca de 70 heridos fue el costo doloroso que pagaron cafeteros y cafeteras para lograr el subsidio al grano de café. Porque las demás exigencias ni siquiera se abordaron, por el contrario, se instalaron mesas de negociación para cada punto de la agenda con distintos entes gubernamentales. Tal como ha sucedido con el Movimiento Indígena y con todos los sectores sociales que se han movilizado exigiendo cambios estructurales.
De igual forma, las amenazas de Santos no se hicieron esperar. Un día antes de levantarse el paro aseguró que no enviaría a la fuerza pública a desbloquear las vías para evitar una masacre. Pero “si los bloqueos se prolongan mucho nos va a tocar enviar a la Fuerza Pública”. El mensaje fue claro. También la represión ejercida por el ESMAD, que durante el paro en su desbandada contra las y los movilizados, lanzó bombas de aturdimiento que le destrozaron las manos a dos campesinos. Para todas y todos es claro que las amenazas, la represión, así como el terror y la guerra, son instrumentos para someternos, desplazarnos y despojarnos.
Pero bien sabemos, que el problema no es Santos ni Uribe ni el títere de turno que nos gobierne, es el régimen para el que estos sirven. Es el modelo del “libre comercio” que ellos como todas y todos los mandatarios de este planeta tierra deben implementar para las corporaciones transnacionales. Por esto, quienes desde los pueblos en Colombia defendemos la dignidad a consciencia, seguiremos proclamando cambios estructurales y construyendo alternativas que permitan el nacimiento de un modelo otro que privilegie la Madre Tierra y la vida toda. No el modelo económico que nos sigue matando y convirtiendo en mercancía.
Este mismo modelo es el culpable del asesinato de Sabino Romero, líder indígena Yukpa de Venezuela que luchó incansablemente por recuperar los territorios para los pueblos. Indígena sabio y valiente que nunca se vendió pero señaló a los que se vendieron. Denunció la persecución de los paracos de Colombia con los ganaderos de Venezuela y las transnacionales y la del propio gobierno venezolano. Fue preso político en las cárceles Bolivarianas, se quedó solo. Lo mataron, pero no se convirtió en mercancía. Su legado nos desafía porque las y los verdaderos revolucionarios no son los que repiten la retórica y se suman a los aparatos, sino quienes defienden en la práctica la dignidad, la vida y la Madre Tierra con humildad. El despojo, venga de donde venga es de ellos. Por eso, anhelamos que Sabino se convierta en Palabra y Camino.
Esta misma semana, la izquierda mundial perdió a uno de sus más reconocidos líderes en América Latina: murió Hugo Chávez Frías. Quien gobernó a Venezuela a favor de las clases populares, pero que tuvo “altibajos tanto entre las clases medias como entre las populares… Debido a problemas estructurales que el proceso revolucionario no ha podido todavía resolver, como la inseguridad y la violencia, la corrupción en el aparato del Estado, la escasez de algunos alimentos, la falta de democracia interna en el PSUV y, con ello, la verticalidad en la toma de decisiones”, explicó Aligi Molina, integrante de En Lucha.
Sea como sea, es una pérdida que todas y todos los que caminamos una palabra digna desde nuestros territorios, lamentamos profundamente, porque con Hugo Chávez Frías, sin lugar a duda, se inició esta etapa de nuestro despertar como pueblos. Pérdida que para personajes como, Stephen Harper, primer ministro canadiense, es prácticamente una celebración. Así lo señaló una publicación en The Canadian Progressive. Tanto Harper como Obama, expresaron su compromiso con Venezuela en apoyar la construcción de un futuro mejor “basado en los principios de libertad, democracia, legalidad y respeto de los derechos humanos”. Valiente compromiso de estos agentes de las transnacionales que sólo pretenden “garantizar la seguridad nacional de sus países”, apropiándose de bienes comunes como el agua, la energía, el oxígeno, la biodiversidad y la minería, tal como años atrás el general Pace, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, lo manifestara ante su congreso.
Los hechos nos señalan grandes desafíos estructurales frente a los que debemos seguir exigiendo y construyendo resistencias y alternativas como pueblos desde donde caminamos nuestros territorios. Porque como antes mencionamos, los subsidios hoy en día son una necesidad concreta y urgente, que también van a ser exigidos por otros sectores como “los arroceros, los bananeros y algunos recolectores de caña que han anunciado sus intenciones de protagonizar un nuevo paro”, y todos los afectados por el “libre comercio”. Pero ya es impostergable: el problema es el modelo económico de las transnacionales que con el libre comercio accede a la invasión de los mercados imponiendo la entrada de productos subsidiados que ya están acabando con la producción nacional. Entonces, lo que debemos cambiar es el modelo y acabar con el libre comercio, para empezar a verle el rostro a la soberanía que aún ningún gobierno nos ha presentado.
Creemos que no es posible hacer una marcha o un paro por cada producto, porque es todo el agro el que está agonizando y son los tratados de “libre comercio” los causantes de la crisis actual. Por esto, proponemos una vez más como lo reiteramos en el 2008, que caminemos juntos y hagamos una gran Minga hacia una agenda común que recoja a todos los movimientos sociales y populares en rechazo al modelo económico del libre comercio; al terror y la guerra; y a la legislación del despojo. Minga que nos permita exigir al gobierno nuestros derechos y el cumplimiento de acuerdos con los pueblos. Minga que nos facilite resistir y tejernos para construir alternativas de vida y una agenda propia, distinta a la impuesta por la conquista que 520 años después nos sigue matando junto con nuestra Madre Tierra.
Esta es de nuevo nuestra hora de la verdad como pueblos.