Armas que estrangulan la garganta del pueblo

2012-08-06 00:00:00

Nos solidarizamos plenamente con Radio Progreso y el equipo de periodistas y comunicadores sociales cuya palabra esta siempre al servicio y protección de los derechos humanos individuales, colectivos inseparables de los derechos de la Madre Tierra y ante todo por los derechos de los seres mas pobres y oprimidos de la tierra.
 
Por las razones del compromiso de Radio Progreso con la praxis humana y espiritual, esta emisora se ha convertido en el objetivo estratégico del aparato represivo e ideológico del Estado con el fin de estrangular la garganta del pueblo y cercenar la libertad de expresión.
 
Se amordaza la palabra cuando se encarcela la libertad y se corrompe la conciencia. No se puede ni se debe guardar silencio ante las constantes amenazas a Radio Progreso por las fuerzas represivas del Estado tanto policiales , militares y judiciales que se han intensificado en los últimos días acusando a esta institución de ser “defensora de campesinos delincuentes”.
 
Debemos preguntarnos ¿Quiénes son los verdaderos usurpadores de los derechos de la Madre Tierra?
 
¿Quiénes son los guardaespaldas de las multinacionales mineras, y de las grandes empresas que han envenenado el cuerpo y el alma de la patria?
 
¿Quiénes han otorgado las concesiones mineras, construido represas para encarcelar las aguas y enfermar la población? y ¿Quiénes son los responsables de los gastos en armas, utilización masiva de plaguicidas, monocultivos bananeros, transgénicos, agrocombustibles en uno de los pueblos más paupérrimos del mundo, donde no hay justicia social ni justicia climática, ni respeto a la cultura del maíz?
 
Definitivamente los responsables de los crímenes contra la naturaleza y la humanidad no son las familias campesinas
 
¡No se puede ni se de debe encarcelar la voz prístina, honesta, valiente, viva e insobornable de Radio Progreso!
 
Unamos todas las fuerzas sociales, morales , espirituales de Honduras y de todos los pueblos solidarios y luchemos por la verdad, el respeto a la vida y la dignidad humana ante el avasallaje de la maquinaria de la barbarie.
 
Tegucigalpa 4 de agosto 2012