Pronunciamiento
El gobierno colombiano acaba de retirarse del grupo de los 21 ante la presión
norteamericana, debilitando aún más la capacidad negociadora del país y revelando
que su única estrategia en las negociaciones de libre comercio es la sumisión ante
las exigencias norteamericanas.
Como resultado de la reciente visita de Alvaro Uribe a Washington y aceptando
nuevamente la presión norteamericana el gobierno colombiano retiró al país del
grupo de los 21, integrado en la pasada reunión de la OMC en Cancún para exigir a
los países desarrollados la eliminación de subsidios a su agricultura. La presión
fue tan clara y explicita que el presidente de Asocaña Luis Carlos Villaveces
señaló en el XV Congreso Nacional de Exportadores, realizado el 3 de octubre que
"Zoellick o Bush nos dijeron que nos saliéramos del G-21 y eso hicimos". Esta
conducta del gobierno no es nueva. En octubre del año pasado a raíz de la
notificación de los aranceles base para la negociación, en un episodio que se llamo
"el reversazo", el gobierno acatando la presión norteamericana, modificó la
propuesta inicialmente acordada con la CAN y notificó los aranceles efectivamente
aplicados, más bajos y no los consolidados ante la OMC como base para las
negociaciones del ALCA.
En octubre del año pasado Estados Unidos, para provocar el "reversazo" acudió al
chantaje de no aprobar las preferencias comerciales del ATPDEA y en el reciente
episodio acudió a la amenaza de no iniciar conversaciones para la firma de un
tratado bilateral de libre comercio como lo revelaron las declaraciones del 16 de
septiembre de Chuck Grassley, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado
estadounidense cuando afirmó que por la participación colombiana en el G-21
Colombia "no merece un acceso especial a los mercados de Estados Unidos". Ya la
salida del G-21 había sido anticipada por el ministro Jorge Humberto Botero cuando
después de la reunión de Cancún señaló "No estamos dispuestos a participar en un
grupo que tenga animo de confrontación con los países con los que tenemos
relaciones comerciales" y afirmó que si esto fuera así "Ya habría retirado a
Colombia del Grupo".
Más allá del retiro del G-21, el significado de esta decisión es preocupante pues
acaba de culminar la reunión de Viceministros del ALCA en Trinidad y Tobago, en la
cual Estados Unidos declaró que no estaba dispuesto a negociar en el marco del ALCA
las ayudas internas a la agricultura y la política antidumping, con lo cual el tema
agrícola se sustrajo de las negociaciones del ALCA y la política norteamericana
antidumping que es uno de los principales obstáculos para el acceso de la
producción de otros países al mercado norteamericano también será innegociable. Con
esta política antidumping, los productores y el gobierno norteamericano
obstaculizan el ingreso de productos de otros países acusándolos de vender
productos por debajo de los costos de producción y sometiéndolos a dispendiosos
procesos legales.
La conducta del gobierno colombiano es inaceptable pues al tiempo que endurece las
discrepancias con otros países en desarrollo y con la Comunidad Andina que
requieren acuerdos mínimos y un frente común en las negociaciones internacionales,
acata sumisamente las presiones norteamericanas. Esta conducta ha deteriorado
completamente la capacidad negociadora del gobierno y ha revelado que su única
estrategia en las negociaciones es el acatamiento incondicional de cualquier
exigencia norteamericana en contra de los intereses de los productores nacionales.
Se sigue profundizando una situación en la cual mientras que Estados Unidos,
protege su mercado agrícola con los subsidios y ayudas internas, su industria con
la legislación antidumping exige que países como Colombia abran sus mercados a los
productos y los capitales norteamericanos.
Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca.