Una lucha victoriosa que exige cambio de política económica
Perú: Balance del paro agrario
Fueron cientos de miles de campesinos y pequeños productores agrarios
de los pueblos más recónditos de nuestra costa, sierra y selva; de
ese Perú Profundo tan lejano y tan nuestro; de ese país que el Perú
oficial se niega a ver y escuchar. Fueron hombres y mujeres, jóvenes
y mayores, de las comunidades campesinas del Ande. Sí, fue el rostro
genuino y curtido de nuestros hermanos que labran el campo; como
alguien lo dijo, de los del color de la tierra, quienes salieron a
decir su palabra, a levantar su voz; es decir, a darle vitalidad y
contundencia al Paro Nacional Agrario, que la gloriosa Confederación
Campesina del Perú, CCP, y el Comité Unitario Nacional de Gremios
Agrarios, CUNGA, convocaron los días 25 y 26 de setiembre.
La medida de lucha fue la respuesta a la incapacidad y la falta de
voluntad del gobierno y del Presidente Toledo para atender las justas
demandas de quienes no sólo producen alimentos para el pueblo
peruano, sino que -no está de más recordarlo- le dieron su apoyo
electoral, para que cumpla con el mandato de la Marcha de los Cuatro
Suyos, que expresaba una voluntad de cambio.
El paro nacional agrario, ha sido también la respuesta al cada vez
más acelerado proceso de derechización y contubernio que se da en los
más altos niveles del gobierno con los poderes económicos y
connotados fujimoristas, que durante la década de la dictadura se
beneficiaron con las políticas que se aplicaron.
La medida de lucha nacional ha sido también, la severa advertencia de
que si este régimen persiste en mantenerse de espaldas al campo y al
Perú Profundo, vendrán nuevas jornadas de lucha nacional tan o de
mayor contundencia como el victorioso paro nacional agrario, que ha
vuelto a poner una vez más, al agro y a la dura realidad de las
comunidades campesinas, en el centro de la situación política del
país.
Un paro victorioso.
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y quienes desde
las orillas opuestas a los intereses agrarios y campesinos no
entienden ni comprenden la contundencia de este victorioso paro,
están enceguecidos por sus propios errores e incapacidades. Para la
Confederación Campesina del Perú y los gremios que conforman el
CUNGA, este paro nacional agrario ha sido una jornada victoriosa del
agro y de las comunidades campesinas.
Y las razones hablan por sí solas. En primer lugar, hay que señalar
que este paro agrario nacional ha fortalecido al CUNGA y a quienes lo
conforman; y ha expresado un importante nivel de unidad de acción
alcanzado en la costa, sierra y en menor medida en la selva. El CUNGA
constituye hoy en día la fuerza más organizada y representativa del
agro nacional y más temprano que tarde, la ceguera del gobierno y del
ministerio de Agricultura, tendrá que dar paso a un justo
reconocimiento como interlocutor válido del campo.
El paro agrario ha permitido también cohesionar a los integrantes del
CUNGA, al entender que la unidad es el factor estratégico que hará
posible obtener nuevas victorias, con propuestas unitarias que
recojan la amplitud de la problemática agraria y campesina; y que no
vuelvan a darse situaciones y indecisiones que lleven a crear
incertidumbre en las bases, como ocurrió cuando se otorgó la llamada
"letra de cambio" por 60 días y la suspensión del paro de mayo
pasado. Ahora el CUNGA ha mostrado que sí es capaz de superar sus
propias dificultades y consolidarse como la fuerza representativa que
enarbole las justas demandas de los campesinos y productores agrarios
del país.
El cambio de la política económica.
La medida de lucha nacional ha sido exitosa también, porque además de
enarbolar una Plataforma Agraria Unitaria, ha expresado demandas que
están más allá del terreno estrictamente agrario y campesino. Las
diversas manifestaciones de protesta que se dieron en diversos
lugares del país, en los mítines, en las marchas y en los bloqueos de
carreteras fueron contundentes: solución a los problemas del agro y
el cambio de la política económica del gobierno.
Este rechazo a la política económica neoliberal por parte del
campesinado y los productores agrarios, expresan pues la comprensión
que no es posible alcanzar la solución a los problemas del agro y de
las comunidades campesinas, si el gobierno de Toledo persiste en
seguir aplicando una política económica que excluye, asfixia, arruina
y condena cada vez a la pobreza y extrema miseria a millones de
pequeños productores agrarios y comuneros del país.
Por ello, el paro nacional agrario ha tenido pues la virtud de poner
una vez más en la picota al neoliberalismo y sus políticas de libre
comercio que producen una competencia desleal a los productores
nacionales con la importación de alimentos doblemente subsidiados por
los gobiernos de los países desarrollados como Estados Unidos y la
Unión Europea. Por tanto la consigna ¡Abajo la política económica
neoliberal!! sonó no sólo con fuerza sino más justa que nunca en la
garganta de cientos de miles de campesinos y campesinas que acataron
el paro nacional agrario.
El Ministerio de Agricultura dominado por el poder económico y los
rezagos fujimoristas.
Hay también otro aspecto importante, que se dejó entrever durante la
organización del paro y que cobró nitidez con el desarrollo de la
medida de lucha: en el ministerio de Agricultura, MINAG, se han
enquistado los poderes económicos que no quieren perder los
privilegios y millonarias ganancias que obtienen con la actual
política económica y antiagraria en curso.
No de otra manera puede entenderse la presencia en el cargo de
ministro de un personaje que además de desconocer la realidad agraria
y campesina del país, ha sido durante toda su vida, servidor de
grandes intereses vinculados a las empresas importadoras de alimentos
y de los exportadores. Peor aún, el ministro de Agricultura,
Francisco Gonzales, se ha rodeado de los rezagos del fujimorismo que
se han reciclado en el MINAG y que ahora fungen de asesores, como es
el caso del último ministro de Agricultura del fujimorismo, José
Chlimper.
Esta presencia se ha hecho mucho más visible con la incorporación de
este personaje como representante de los gremios exportadores
agrícolas como miembros del falso CONACA, que ha instalado el
ministro Gonzales, con sus demás amigotes importadores y avicultores.
Todo ello es producto de la clara derechización del gobierno de
Toledo, que se aleja cada más de la voluntad de cambio que expresó la
Marcha de los Cuatro Suyos; que lo ha hecho ponerse de espaldas al
agro y enviar al traste, sus promesas de priorizar el agro nacional y
la pequeña producción campesina y comunera. Esa opción del gobierno
por los poderes fácticos, lo ha llevado a negar cualquier posibilidad
de diálogo con las organizaciones representadas en el CUNGA y que han
sido excluidas del Consejo Nacional de Concertación Agraria, CONACA.
El paro nacional agrario, ha contribuido pues a despejar el panorama
y ha permitido ver con absoluta claridad, que mientras los intereses
de los exportadores e importadores de alimentos así como el
fujimorismo, continúen enquistados, en el MINAG, no habrán soluciones
a las demandas de los auténticos representantes del agro nacional.
Ello nos plantea por tanto, la necesidad de seguir fortaleciendo
nuestras organizaciones pues nos enfrentamos a poderosos intereses
económicos y comerciales; y por tanto, derrotarlos requerirá de una
lucha intensa y de largo aliento.
Otro aspecto que ha puesto en evidencia el paro nacional es que,
además el gobierno ha decidido dotarse de una base social para
contraponerla al CUNGA; y que ésta no es otra que la cúpula de la
Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego del Perú,
JNUDRP. No está demás recordar, que esta dirigencia que ya empieza a
ser rechazada por importantes juntas de usuarios de riego, se
convirtió durante la década de la dictadura en la base social que le
hizo el juego al fujimorismo.
Las comunidades de la sierra centro y sur andinas, ejes vitales del
paro nacional.
Es indudable que, sin dejar de reconocer la participación de gremios
de productores de la costa, han sido las comunidades campesinas de la
sierra central y del sur andino, quienes constituyeron las
principales protagonistas del paro nacional agrario. Cabe destacar
las importantes movilizaciones que se han producido en Junín,
Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno.
Han sido en estos departamentos donde las acciones tuvieron mayor
contundencia; y su nivel de combatividad se reflejó en que
mantuvieron los bloqueos y las marchas y mítines durante los días. Es
de destacar los casos de Puno, Cusco y Apurímac, lugares donde el
transporte de carga y pasajeros fue suspendido totalmente, tanto por
las acciones de bloqueos, como por la decisión de las empresas de
transporte de no prestar servicios durante los dos días de paro.
Sin embargo, este balance sería incompleto, si es que no
reconociéramos que en varios departamentos de la costa, los gremios
de productores agrarios han tenido una participación relativa. Las
razones son varias y van desde el nefasto rol jugado por la
dirigencia de la JNUDRP y la debilidad orgánica de las federaciones
bases tanto de la CCP como de la CNA, que no han logrado aún superar
la dispersión que se produjo desde la década de la dictadura
fujimorista.
En el caso de la JNUDRP, es condenable el hecho de haber enviado
directivas de urgencia (Nº 012-2003-DNU/JNUDRP) a las juntas de
usuarios de riego, en las que rechazaban el paro agrario y les
llamaban a no plegarse a la medida de lucha. Las razones eran por
demás absurdas e inconsistentes, como el de afirmar que no debían
participar en el paro por encontrarse en proceso de elecciones de en
las comisiones de regantes.
Pese a estas maniobras, sin embargo, hay que destacar la
participación de usuarios de riego y productores del departamento de
Tumbes, de Camaná en Arequipa, Ica y de las provincias de Chancay y
Huaral, que desarrollaron importantes acciones tanto en bloqueo de
carreteras como con marchas y mítines.
Consideramos por tanto, que está planteada la impostergable necesidad
de seguir fortaleciendo las organizaciones y gremios de campesinos y
productores de la costa del país, para recuperar su capacidad de
lucha unitaria y combativa que, junto con las comunidades campesinas
de la sierra y la selva, permitirán desarrollar las futuras jornadas
de lucha para conquistar los justos derechos de la sociedad rural.
Son pues todas estas razones las que nos permiten afirmar con
absoluto convencimiento que el Paro Nacional Agrario, ha constituido
no sólo la más importante acción unitaria de lucha impulsada y
organizada por el CUNGA, sino una jornada victoriosa para el agro
nacional y para los cientos de miles de hombres y mujeres de las
comunidades campesinas y del Perú Profundo, que una vez más hicieron
escuchar su voz y demanda de justicia social. Si el gobierno y su
inepto ministro de Agricultura se empeñan en desconocer estas
realidad, tendrán que atenerse a las consecuencias de las nuevas
medidas de lucha del campesinado nacional. Como dijimos al inicio, no
hay peor ciego que el que no quiere ver...