Las jornadas de este fin de semana quedarán registradas en la memoria colectiva como la afirmación definitiva de nuestra voluntad de permanecer como pueblos dignos y firmes en la defensa del agua, el campo, el alimento y la vida de todos los seres que habitamos esta Madre Tierra.
 
La vigorosa entrada en Saraguro el día sábado y la multitudinaria concentración de comunidades indígenas, campesinas, trabajadores, estudiantes, jóvenes, mujeres, artistas y ciudadanos conscientes del valor del Agua y la Vida, en Cuenca el mismo sábado cientos de personas se concentraron y la alegría y espíritu de resistencia que nos recibió en Cochapata y Nabón este domingo, constituyen nuestra mejor respuesta frente a la injuria, la prepotencia, la intolerancia y la beligerancia con que el Gobierno Nacional se dirige a los campesinos, a los pueblos y nacionalidades indígenas, a los ecologistas, a los trabajadores, y a los ciudadanos que no compartimos su política y demandamos rectificaciones profundas para que el Gobierno gobierne verdaderamente para sus mandantes.
 
En medio de la acostumbrada cadena sabatina, el Presidente concentró nuevamente sus esfuerzos en desprestigiar la Marcha, desinformar sobre el contenido de nuestras demandas y hacer gala de la prepotencia propia de quienes piensan que la democracia se reduce a la propaganda, las encuestas y las mediciones de popularidad. Repitió las mismas promesas demagógicas que subestiman los impactos de la Mega-Minería, nuevamente nos habló de hospitales, carreteras, escuelas y colegios que llegarán solamente si abrimos el país a la inversión minera trasnacional.
 
El Pueblo ya sabe que hay otras formas de desarrollar el país, de cumplir con el deber de proveer salud, educación y apoyar el fomento del trabajo digno y de la producción. Eso se llama, Reforma Agraria para la Soberanía Alimentaria, eso se llama tierra, agua, crédito, comercialización en manos campesinas, eso se llama protección y fomento de la economía popular y solidaria, eso se llama respeto a los pequeños productores del campo, quienes defendemos el Agua y la Vida en esta marcha.
 
Estos son los motivos de nuestra movilización, esas han sido y son nuestras demandas: la tierra y el agua para la vida, no para las corporaciones trasnacionales.
 
Mientras el Gobierno prosigue su campaña contra los pueblos y a favor de las trasnacionales del cobre, nosotros proseguimos nuestro diálogo con los pobladores de Zamora, Loja, Saraguro, Cuenca, Nabón, Oña. Aunque se esfuercen en presentar a la Marcha como un “fracaso” nuestros ojos han mirado a decenas de miles de ciudadanos movilizados en Cuenca; que nos mostró las calles y plazas repletas, miles de hombres, mujeres y niños marchando alegremente a favor del Agua, la Vida, la Dignidad.
 
En Saraguro, la situación no fue menor; a pie, en animales, en pequeñas camionetas comunitarias, nuestros hermanos del digno y valiente pueblo Saraguro nos recibieron. Nuestros taitas y mamas llegaron para darnos ánimo y alimentar nuestras fuerzas de marchantes por el Agua. 5000personas acompañaron nuestra estancia en este Pueblo, pese a la orden expresa de no permitir la concentración de nuestra Marcha en la Plaza Central de Saraguro; pero ninguna policía en el mundo puede llegar a impedir que el agua fluya y como agua hicimos sentir nuestra presencia en la tierra del Maíz.
 
Nos acompaña, desde el Pangui, la “vaquita solidaria”, que se ha convertido en símbolo de resistencia y el compromiso de todos y todas las que aportan para que sigamos caminando.
 
Como el caudal de los cuatro ríos de Cuenca, crecemos y nos alimentamos a cada paso con la solidaridad y la presencia de los miles de hombres y mujeres dignos, como río que fluye claro y transparente, seguimos nuestro sendero hasta la ciudad de Quito.
 
¡Un solo corazón! ¡Un solo pensamiento! ¡Un solo puño!
 
¡Resistencia Plurinacional por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos!