Por abuso de autoridad y tratos crueles denuncian a presidente hondureño

2011-12-22 00:00:00

Tegucigalpa. Al finalizar la conferencia de prensa desarrollada frente al palacio legislativo, representantes del Colectivo de Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión, se trasladaron al Ministerio Público para denunciar ante la Fiscalía Especial de los Derechos Humanos, el abuso de autoridad y los “tratos crueles” que recibieron de parte de funcionarios del Estado, cuando intentaban llegar a la casa de gobierno para exigir la investigación de los asesinatos contra 24 periodistas
 
El trece de diciembre recién pasado, al menos 50 periodistas, en su mayoría mujeres, que marchaban pacíficamente para reclamar por la desidia gubernamental en la investigación de los asesinatos contra los comunicadores, fueron salvajemente reprimidas por la Guardia de Honor Presidencial. El hecho fue justificado por el Presidente de la República, Porfirio Lobo y por el jefe de las Fuerzas Armadas, René Osorio Canales.
 
Las comunicadoras sociales denunciaron al Presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, al jefe de las Fuerzas Armadas, René Osorio Canales y al jefe de la guardia de honor presidencial, Andrés Felipe Díaz; como autores intelectuales y los demás que según las investigaciones resulten como autores materiales.
 
A continuación de manera íntegra la denuncia presentada al mediodía del miércoles 21 de diciembre
 
DENUNCIA POR DELITOS COMETIDOS POR FUNCIONARIOS CIVILES Y MILITARES CONTRA EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS GARANTIZADOS POR LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA, ABUSO DE AUTORIDAD Y TRATOS CRUELES INHUMANOS Y DEGRADANTES. SE ACOMPAÑA DOCUMENTACION Y VIDEOS
 
 
Abogada Sandra Ponce
Fiscal Especial de Derechos Humanos
 
Nosotras, Sandra Marybel Sánchez Escoto, Claudia Dinora Mendoza Padilla, Eleana Borjas Coello, Petrona Elizabeth Sierra Rodas, Yolanda Divina Alvarenga Isaula, Olga Iris Mencía Bárcenas, Miriam Grizel Elvir Mejía, Fabiola Clementina Budde Castro, Claudia Dineyra Elvir Mejía, Wendy Carolina Funes Godoy, Thirzia Karina Galeas Núñez, Miriam Amaya Medina,Signy Paollete Perez Fiallos y Gilda Carolina Silvestrucci Rivera, mayores de edad, periodistas y de este domicilio, comparecemos ante usted a denunciar a los señores Porfirio Lobo Sosa, Presidente de la República de Honduras, al General René Arnoldo Osorio Canales, Jefe del Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, al General Andrés Felipe Díaz, Jefe de la Guardia de Honor Presidencial, como autores intelectuales, y los demás que de las investigaciones resulten autores materiales, de los hechos que a continuación se relatan:
 
ANTECEDENTES:
1.- Honduras vive en la actualidad altos niveles de violencia generalizada, que según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), nos coloca como una de las naciones más violenta del mundo. De acuerdoal primer "Estudio global sobre homicidios" realizado por esta dependencia de la Organización de las Naciones Unidas, nuestro país registra la tasa más alta del mundo, 82.1 por cada cien mil habitantes, los que debido a la reconocida incapacidad y debilidad investigativa de los operadores de justicia, quedan en la casi total impunidad. Esta situación es tan grave, que ha sido admitida por el propio Presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, en reunión sostenida con directores de medios de comunicación, el 25 de noviembre del presente año, donde reconoció que el país vive un "momento medio complicado" y les recomendó que tomaran medidas para asegurarse. Situación ratificada por el comisionado gubernamental de los derechos humanos, Ramón Custodio López, quien en fecha reciente expresó que "No se puede ocultar que en el país están muriendo personas y esos homicidios muy pocos son castigados, porque casi todos quedan en la impunidad", para luego agregar que "trabajar acá defendiendo la vida, implica arriesgar la vida". A este panorama debe agregarse que el propio Director de la Policía Nacional, General José Ricardo Ramírez del Cid, denunció recientemente ante los medios de comunicación, su temor de ser asesinado por sus propios compañeros, vinculados al crimen.
 
2.- Es en este contexto en el que los y las periodistas tenemos que realizar nuestro trabajo, con grave riesgo para nuestra integridad física y psíquica y la de nuestras familias, ya que dada la naturaleza de nuestra actividad laboral, los altos niveles de violencia, impunidad, y corrupción al interior de los organismos responsables de proporcionarnos seguridad, nos mantenemos permanentemente, en la mirilla de quienes se sienten afectados en sus intereses, de toda naturaleza, por nuestras denuncias y cuestionamientos. Esta alarmante situación ha cobrado, sólo en los últimos dos años, la vida de 17 comunicadores sociales, los que, mientras no se presente prueba científica en contrario, debemos asumir fueron asesinados por causas relacionadas con su actividad laboral. Estadísticas de organizaciones internacionales que monitorean el estado de la libertad de expresión a nivel mundial, posicionan a Honduras como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, y como el segundo más peligroso de América, solo superado por México, donde la bandas del crimen organizado y los narcotraficantes, tienen a los periodistas entre sus víctimas predilectas.
 
3.- Ese preocupante y amenazante panorama y la posibilidad real de que se agrave y que las muertes de comunicadores sociales aumenten; sumado a la alarma y pesar que provocó el reciente asesinato de la colega Luz Marina Paz, el pasado 6 de diciembre de 2011, motivó a un grupo de mujeres periodistas que asistimos a su velatorio, a pasar del lamento a una acción pública de rechazo a la violencia contra de la prensa, que hiciera saber a las autoridades nuestra inconformidad por la falta acciones efectivas de combate a los delincuentes, que están acabando con la vida de periodistas. Pretendiendo dar a conocer el malestar colectivo del gremio periodístico por esa situación, después de varios encuentros, tomamos la decisión de realizar el día 13 de diciembre, la marcha que denominamos: “Periodistas por la Vida y la Libertad de Expresión”.
 
HECHOS: 
 
El día 13 de diciembre, como lo habíamos planificado, unos cincuenta periodistas, mayoritariamente mujeres, nos encontramos frente a la sede de la Universidad Pedagógica Nacional, aquí en Tegucigalpa, con el propósito de realizar nuestra marcha en favor de la paz y por la libertad de expresión, que partiendo de ese sitio, tenía como destino la Casa Presidencial. Llegamos, como habíamos acordado, a las nueve de la mañana, vestidas de negro en señal de luto y portado una manta con el nombre de la actividad, pancartas alusivas a la situación que está viviendo la prensa, fotografías de los y la asesinada adheridas a nuestras camisetas y un ataúd de cartón y velas, para hacer un acto simbólico a la hora de arribar a la calle frontal de la casa de gobierno. Nos acompañó también, un pequeño grupo de mujeres del Comité “Visitación Padilla”. No portábamos ningún tipo de armas, ni objetos contundentes o peligrosos y mucho menos artefactos explosivos, ya que la voluntad de todos y todas las participantes, era desarrollar una protesta pacífica. Exigíamos justicia, investigación de los crímenes contra periodistas, identificación de los asesinos intelectuales y materiales y deducción de responsabilidades. A la espera de que llegaran más colegas que habían prometido participar, iniciamos el recorrido a eso de las nueve y media de la mañana, avanzando sin parar por el boulevard Miraflores hacia nuestro destino, gritando consignas que habíamos elaborado colectivamente, para llamar la atención de las personas que circularan por el lugar, sobre la razón de nuestra marcha. Coreábamos: No somos mercenarias de la información… queremos libertad de expresión, Si el pueblo no está bien informado… será más apendejado, Los medios que no informan libremente…están a merced del presidente, Dejad que el pueblo esté informado… Porque de mentiras ya está cansado, El derecho a la información… es parte de la libertad de expresión, Luz no merecía morir…por eso la verdad debe sobresalir, Somos golpeados…pero no humillados, Por la libertad de informar…no nos pueden matar! Sin mayores contratiempos transitamos hasta frente al edificio donde funciona la Procuraduría General de la República, donde pensábamos girar a la derecha para avanzar rápidamente hacia la Casa Presidencial, para realizar el acto planificado. En ese sitio se encontraba un grupo de militares de la Guardia de Honor Presidencial, que colocando vallas metálicas sobre la calle y detrás un piquete de soldados listos como para enfrentar acciones violentas, nos impidieron el paso. Nos sorprendió esa situación, porque días antes el Colegio de Periodistas de Honduras había convocado a una manifestación con las mismas características que la nuestra y además de ser muy bien recibidos, fueron incluso escoltados en su trayecto por miembros de la policía, incluyendo sus voceros. Para evitar confrontaciones, pues no era el objetivo de nuestra marcha, avanzamos por el Boulevard Juan Pablo Segundo, hasta la altura del negocio conocido como Burger King, allí viramos a la derecha para encaminarnos al lugar donde pretendíamos realizar nuestro acto de protesta y entregar en la caseta de ingreso a la Casa Presidencial, nuestro manifiesto por la vida, para que fuese entregado al gobernante, Porfirio Lobo Sosa. Cuando llegamos a la altura del Hotel Marriot, nos encontramos con otra valla metálica que impedía el paso, bajo la custodia de otro grupo de militares, ante los cuales las y los compañeros que encabezaban la marcha, se identificaron como periodistas. Dejaron pasar a un pequeño grupo, pero cuando quienes íbamos un poco más atrás intentamos hacerlo, los militares rodaron las vallas para impedirnos el paso, y no sabemos por qué, comenzaron a obstaculizar conempellones y golpes, el desplazamiento del resto de colegas que iban detrás. Vimos además, a varios militares en una actitud abiertamente intimidatoria, con toletes, escudos y bombas de gas lacrimógeno en sus manos, listas para ser disparadas contra nosotras. Eso nos causó molestia, por lo que varios de los participantes intentaban explicar que formábamos parte del mismo grupo de quienes habían pasado ya. Un grupo de periodistas que daba cobertura a la marcha, pidió al oficial que supuestamente estaba a cargo del operativo, explicara esa situación, pero no lo hizo, viviendo un momento de tensión y agresividad en contra nuestra, por lo que decidimos avanzar, a pesar de que algunos de ellos nos perseguían amenazantes. Los militares que estaban frente a la Casa Presidencial corrieron a rodar otras vallas para impedirnos el acceso a la parte frontal del edificio, como si el grupo que avanzaba fuese de delincuentes, a pesar de que habíamos divulgado de antemano a través de distintos medios de comunicación, que realizaríamos esa actividad, en rechazo a la violencia contra los periodistas. La reacción de la Guardia de Honor Presidencial nos pareció desproporcionada, éramos un grupo conformado mayoritariamente por mujeres, frente a hombres armados, con escudos, toletes y bombas lacrimógenas. Conocedoras de nuestros derechos, persistíamos en avanzar al sitio donde pretendíamos desarrollar un acto pacífico. Los militares forcejearon con algunas de nosotras que estábamos frente a la valla intentando pasar, dijimos que éramos periodistas, que estábamos desarmadas, que no nos agredieran, pero protegidos por sus escudos y sus toletes, golpearon a varias de nosotras y en un acto de lícita defensa, levantábamos nuestros brazos para esquivar sus escudos e impedir que nos golpearan, aun así varias recibimos golpes en el rostro, brazos y tórax. En ese momento intentábamos protegernos unas con otras, y reclamábamos molestas la acción de los miembros de la Guardia Presidencial, quienes a nuestro juicio hicieron uso desproporcionado e innecesario de fuerza, ya que nuestra protesta era pacífica. En medio del forcejeo, una de nuestras compañeras quitó el tolete a uno de los militares que pretendía agredir a otra compañera que se encontraba totalmente indefensa y vulnerable, intentando arrebatarle la manta que encabezaba nuestra marcha. El militar la golpeó entonces con su escucho, por lo que la compañera que se había quedado con el tolete, golpeaba el escudo para detener la agresión. Las imágenes captadas por las cámaras de los fotógrafos y camarógrafos que cubrían este hecho, ha sido utilizadas como justificación para el uso de la fuerza por parte de los militares, tanto por el Presidente Porfirio Lobo Sosa, como por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, para afirmar que llegamos en forma agresiva, violenta, y casi lamentar haber sido “benevolentes” con nosotras, y advertir que si volvemos de la misma manera, repetirán el trato. Contrario a sus afirmaciones, en los videos y fotografías tomados por los  colegas periodistas, identificamos oficiales que portando dos estrellas, como insignias de su grado militar, lanzaron bombas lacrimógenas sobre nosotras, para dispersarnos, violando las reglas internacionales de uso de esos químicos. Por momentos el lugar pareció un campo de batalla por la saturación de los gases lanzados, la desesperación, asfixia y vómitos que nos provocaron, pero gracias a la humanidad y solidaridad de personas que laboran en los negocios cercanos, pudimos lavar nuestros rostros y evitar los efectos que nos provocaron las bombas. Alertados por los estallidos, los periodistas que cubren la fuente de la Casa Presidencial, salieron para ser testigos de lo que estaba ocurriendo, hicieron tomas de videos desde otros ángulos y también nos entrevistaron para saber nuestra versión de lo que había sucedido. Con los ojos enrojecidos e inflamados, y respirando con alguna dificultad por el efecto de los gases, volvimos al sitio y en señal