Dirigente Ecuatoriano reflexiona sobre Reforma Agraria, Soberanía Alimentaria y Territorio
“La tierra es para nosotros vida, la tierra es un ser vivo, tiene corazón es sagrada”
Normal
0
21
false
false
false
st1\:*{behavior:url(#ieooui) }
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}
Un nuevo espacio de diálogo, discusión y análisis se inició el pasado 11 de agosto, cuando se inauguró el IV Foro Social Américas (FSA) en Asunción, espacio en el cual se han convocado diversos movimientos y organizaciones sociales del continente para abordar temas como la Soberanía Alimentaria, Reforma Agraria y el Territorio.
“Creemos que es un espacio para reconstituir un debate ideológico y político, en torno a los temas que nos incumben a los campesinos y campesinas a nivel continental, es urgente y necesario que toda la gente tome conciencia de los problemas que nos están afectando, es indispensable sumar a más personas a esta lucha”, dijo Luis Andrango, delegado de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y Vía Campesina.
Luis Andrango, un joven líder indígena, y actual presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras del Ecuador (FENOCIN), participó en unos de los paneles más importantes sobre Reforma Agraria, Soberanía Alimentaria y Territorio, donde destacó como principal mensaje político dos modelos agrarios en disputa: por un lado, el modelo agro exportador que busca dejar la Agricultura en manos del capital, las transnacionales y el mercado, como parte de una ofensiva del capitalismo en el campo, donde las empresas transnacionales buscar apropiarse de nuestros factores de producción (tierra, biodiversidad, semillas, agua) y por otro lado, el modelo campesino que busca un Agricultura en manos de los y las trabajadoras del campo, para la producción de alimentos en armonía con la Pachamama. “Para nosotros la opción es el modelo campesino de la agroecología que prioriza la vida, la alimentación, la salud y sobretodo mejores condiciones de vida para el campesinado, no podemos seguir envenenando a las gente con tantos químicos, no podemos seguir matando a la madre tierra”, dijo.
Destacó como otra conclusión, que no basta con tener políticas públicas, con construir leyes de Soberanía Alimentaria, como en el caso de Ecuador, pasa sobre todo por organizarse, por fomentar el diálogo entre el campo y ciudad, por tomar conciencia sobre cómo nos ataca la industria alimenticia, pero enfáticamente afirmó que tiene que ver con un problema estructural y un modelo perverso llamado capitalismo. No es posible una Soberanía Alimentaria, ni una Reforma Agraria, sino se democratizan los medios de producción como la tierra, el agua, los créditos y la formación. En cuanto a la Reforma Agraria indicó, que es necesario trabajar por un renacer de la Reforma Agraria incorporando lo cotidiano, lo afectivo, las diversas cosmovisiones, incorporando elementos como la semillas, la agroecología campesina, el agua, la defensa del territorio para mejorar el enfoque de desarrollo rural utilizado hasta ahora. Asimismo, mencionó que el territorio no se circunscribe a la tierra, incluye a elementos fundamentales para la vida como el agua, el bosque, la biodiversidad, los bienes naturales, es decir, los medios vivos y espirituales, la gente y sobre todo, el saber colectivo acumulado que relaciona todo lo que existe.
En este contexto, el dirigente ecuatoriano afirmó que hace falta mayor movilización popular, para ejercer presión sobre quienes toman las decisiones en el mundo, además resaltó que otro punto importante, es el relacionamiento de movimientos entre sí. En este contexto, aplaudió las iniciativas de las organizaciones como Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y Vía Campesina (VC) que han desarrollado propuestas alternativas de cambio.